'Hortense' no acobarda a los manifestantes contra el cierre de la restauración

Esther Ballesteros | 22/01/2021

Mientras la borrasca 'Hortense' asolaba buena parte de Mallorca, centenares de restauradores y particulares en su apoyo se echaban a las calles de Palma. La tormenta, que se ha hecho sentir con virulencia en el punto inicial de la manifestación, no ha desalentado al alrededor de un millar de personas y 850 vehículos que, a lo largo de varios kilómetros, han hecho visible su descontento con la últimas restricciones aprobadas por el Govern.

Bajo múltiples consignas, entre las que sobresalía una -"Armengol, dimisión"-, los participantes en la marcha han recorrido, desafiando la orden que les permitía únicamente llevarla a cabo de forma motorizada, las principales vías de la capital balear. Desde los balcones e incluso desde lo alto de edificios en construcción, trabajadores y vecinos mostraban su respaldo a las reivindicaciones de los manifestantes.

Visiblemente más pacífica que la protesta no autorizada del pasado martes, que se saldó con la imposición de multas de hasta 124.000 euros, tan solo un altercado ha empeñado la celebración de una manifestación cuyo desarrollo no ha generado mayores problemas para las decenas de agentes movilizados durante todo el recorrido. No en vano, los efectivos policiales se han ocupado, sobre todo, de evitar que el temporal acarrease daños personales durante el trayecto previsto.

Pese a que la Delegación del Gobierno había permitido la movilización con la condición de que los participantes únicamente se desplazasen en vehículo, antes de que a las 11.00 horas arrancase la protesta comenzaban a congregarse centenares de personas en los alrededores de la Avenida Adolfo Suárez, frente al Parc de la Mar. En ese momento, las renacentistas murallas de Palma han sido testigos de una invasión de ciudadanos que han comenzado a tomar la calzada y a asaltar la medianera que separa los dos carriles de circulación, haciendo caso omiso a las indicaciones policiales.

Armados con pancartas que rezaban 'Gobierno, dimisión. Si yo no trabajo, tú no cobras', 'Armengol, cómplice de Sánchez en la ruina de empresas' o 'El hundimiento del autónomo es el naufragio del país', los manifestantes no las tenían todas consigo. Con avisos activos de nivel naranja por oleaje y amarillo por viento, la borrasca desataba con vehemencia su furia y la tensión comenzaba a palparse entre manifestantes, fuerzas de seguridad y medios de comunicación desplegados en la zona.

Tal era la violencia del temporal que, cuando los participantes iniciaban su marcha, hasta cuatro palmeras se desplomaban sin causar heridos. Los incidentes han llevado a los agentes de la Policía Nacional a reforzar su vigilancia y a afanarse en replegar y reconducir a los manifestantes hacia la parte central del Paseo Sagrera, alejados de las franjas arboladas y protegidos de posibles derrumbes.

El vendaval empezaba a arreciar cuando los protestantes ya ponían rumbo hacia el Consolat de la Mar, con el vehículo de uno de los promotores, Víctor Sánchez, al frente de la marcha. Entre los asistentes, además de los propios hosteleros afectados por el impacto del COVID, representantes de otros ámbitos golpeados por la pandemia mostraban su indignación con la respuesta del Ejecutivo autonómico a sus demandas. También simpatizantes del Instituto Balear de la Familia expresaban su respaldo: "Muchas de nuestras familias trabajan en el sector y están sufriendo las consecuencias de las restricciones", proclamaban.

Ya frente a la sede de la Presidencia balear, el tumulto era ostensible. Con el edificio bloqueado por decenas de policías para evitar altercados, los gritos no se han hecho esperar y las proclamas que pedían la dimisión de la presidenta del Govern atronaban de nuevo. De fondo, comenzaban a escucharse las notas de La Balanguera, procedentes del rudimentario equipo de sonido de una de las manifestantes.

Ha sido el enclave en el que más tiempo han permanecido detenida la protesta. A partir de ese instante, la caravana motorizada y los manifestantes a pie enfilaban hacia las Avenidas, previo paso por un Paseo Mallorca colapsado por momentos. Desde lo alto de un edificio en obras, varios albañiles aplaudían y uno de ellos acompasaba sus martilleos al ritmo de los vítores y pitidos de los manifestantes.

A lo largo de todo el trayecto que discurría por Vía Alemania, Comte de Sallent, Alexandre Roselló y Gabriel Alomar, la movilización ha transcurrido sin incidentes más allá de las retenciones que, en determinados puntos, ha provocado su paso. Desde las aceras, los ciudadanos tomaban fotos de la marcha e incluso varios de ellos no han dudado en sumarse a la algarabía. La procesión se encaminaba de nuevo hacia el Consolat, donde se han coreado las mismas consignas.

El Parlament y la Plaza de Cort han sido los últimos destinos de los manifestantes, algunos de los cuales proferían gritos desesperados y estallaban en lágrimas. Sobre las 14.00 horas, uno de los organizadores de la protesta les apelaba a disolverse y a poner fin a la protesta: "Desde las ocho, estos señores no han comido. Ahora a comer", vociferaba señalando a los policías nacionales que flanqueaban el Ayuntamiento de Palma.

Sin embargo, cuando los asistentes comenzaban a alejarse por decenas y parecía que nada empañaría el final de la protesta, un altercado en la Plaza de Cort que se ha saldado con la detención de un manifestante por desobediencia, resistencia y atentado a la autoridad se ha convertido en el colofón de una marcha que Víctor Sánchez ha calificado de "blanca": "No somos de izquierdas ni de derechas. Somos trabajadores sin colores ni ideologías". Una joven de 20 años, entre llantos y visiblemente alterada, alzaba la voz antes de marcharse: "Necesitamos vivir, trabajar y comer. No existís solo vosotros, políticos".

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Comentarios

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  • Pep - 23 de Enero de 2021 a las 00:35
    Govern dimisión
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  • Alejandro - 22 de Enero de 2021 a las 20:04
    Multaaas vaaan, multas vieeenen...jajajaja
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