Los dos acusados de patronear una patera hasta Cabrera niegan formar parte de una mafia

Dos hombres acusados de patronear una patera con 17 personas a bordo de Argelia a Cabrera el pasado agosto han negado este viernes, en la Audiencia Provincial, formar parte de una mafia de inmigración ilegal, asegurando que sólo fueron pasajeros y que pagaron 3.000 euros, cada uno, por el viaje.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha acogido el juicio, que ha quedado visto para sentencia. La Fiscalía pide para cada uno de los acusados cinco años de prisión y la defensa considera que no hay prueba suficiente para demostrar que formaban parte de la organización. La prueba de cargo principal es la declaración de dos de los migrantes.

La patera salió de la playa de Bourmerdès el 19 de agosto a las 01.00 horas, con 15 hombres y dos mujeres de la localidad de Tizi Uzu. Fueron rescatados hacia las 2.30 horas del 21 de agosto en las proximidades de la costa de Cabrera, cuando se habían quedado a la deriva, sin combustible, ni agua, ni comida.

La Policía se entrevistó con siete pasajeros, y a dos de ellos les tomó declaración como testigos protegidos. Esos testigos, que no han comparecido en el juicio --su testifical se ha introducido vía documental como prueba preconstituida-- señalaron a los dos acusados como los patrones de la embarcación.

Además, en el grupo había matrimonios, hermanos y amigos que viajaban juntos, pero los dos procesados son los únicos sin ninguna relación con el resto del pasaje.

El primero de los acusados, un hombre de 33 años, ha reconocido que pilotó la embarcación, pero "como todo el mundo", ya que según su versión todos los pasajeros se turnaron a los mandos. Él llevaba el timón justo cuando entraban en la bahía de Palma, lo que para la Fiscalía sería señal de cierta responsabilidad en la travesía por tratarse de un momento crítico.

El hombre ha afirmado que es agricultor y que las viñas que tiene su familia en Argelia producen ganancias de 300.000 euros anuales, pero que quiso viajar a España porque era "su sueño" y quería "buscar otra vida" y dejar los campos a sus hermanos. Además ha indicado que tiene varios familiares en Palma.

Mientras, el otro acusado, de 19 años, ha sostenido que en ningún momento pilotó la embarcación porque estuvo muy mareado todo el viaje. El joven ha indicado que quería salir de su tierra porque es el único hijo varón de su familia y sus condiciones laborales en Argelia eran precarias. Ha relatado que es albañil y que quería viajar a España para trabajar.

DESCARGAN LA RESPONSABILIDAD EN OTRO PASAJERO

Ambos han coincidido en señalar como patrón de la patera y su vínculo con la mafia a una persona a la que identifican como Sayid. El nombre no figura en el listado de pasajeros elaborado por la Policía Nacional.

El más joven de los procesados ha dicho que lo conoció a través de un compañero de trabajo al que le manifestó que quería salir de Argelia. Supuestamente, otro miembro de la mafia fue quien cobró el billete, y según el relato de los acusados, inicialmente se embarcó con ellos pero sólo hizo un tramo de la travesía.

En detalle, los dos acusados han afirmado que desde la playa salieron en cuatro embarcaciones, cada una con pocas personas, y después de navegar mar adentro, les trasladaron a otra embarcación más grande, de un pescador que les estaba esperando. Allí una de las personas de la mafia se habría separado de ellos y regresado a Argelia.

Por otra parte, los dos acusados han declarado que a la salida les proporcionaron chalecos, y que sólo unos pocos se quedaron sin ellos. Los testigos que les incriminan, por su parte, dijeron que sólo cuatro o cinco personas del total de 17 tuvieron chaleco y que se lo tuvieron que comprar por su cuenta.

Los procesados también han afirmado que tenían bengalas, pero los testigos indicaron que, para ser localizados por la Guardia Civil y Salvamento Marítimo, tuvieron que utilizar las linternas de sus teléfonos móviles para hacer señales.

HUBO UN "CONATO DE AMOTINAMIENTO" EN LA PATERA

Según uno de los testigos protegidos, en un momento de la travesía, cuando se quedaron varados a unos 40 kilómetros de la costa sin combustible, "hubo un conato de amotinamiento" en la embarcación y uno de los pasajeros "estuvo a punto de saltar", como ha explicado un inspector de la Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía Nacional.

El agente ha explicado que, de las entrevistas que realizaron con los migrantes, se desprende que los víveres eran muy escasos --suelen llevar dátiles y algunos frutos secos--. Esta situación de desamparo en mitad del mar habría durado unas siete horas.

En el juicio, el funcionario también ha dado algunos detalles sobre cómo funcionan las mafias de migración ilegal. Según las investigaciones de la Policía, cuentan con personas dedicadas a captar clientes por redes sociales, otros se encargan de la compra de la barca y el motor y de buscar a gente con capacidad de conducir la embarcación, a quienes pagan unos 1.000 euros por trayecto.

Los captadores se distribuyen por distintas localidades de Argelia, aunque el "núcleo duro" está en Boumerdès, de donde salen la mayoría de embarcaciones con destino a Palma, Ibiza, Almería y Murcia. La partida se hace de noche y con cuidadosa vigilancia para no ser interceptados por las autoridades argelinas. Es habitual que en cada embarcación haya grupos de personas de una misma localidad.

Además, las mafias "tienen información de cómo trabaja la Policía" española, y por ello han prohibido a los pasajeros realizar fotos y vídeos durante el viaje para que no se pueda identificar a los conductores.

Aquel día otras tres pateras alcanzaron las costas de Baleares, dentro de una oleada de llegadas en los días precedentes y posteriores que, en total, superó los 150 migrantes.