El suicidio de dos hermanas desahuciadas expone la crudeza de la crisis inmobiliaria
El caso era desconocido para las oenegés de ayuda a la vivienda
EFE | 01/07/2024
El suicidio de dos hermanas horas antes de ser desahuciadas este lunes de un piso en Barcelona por el impago de 9.000 euros en mensualidades ha vuelto a mostrar la cara más cruda de la presión inmobiliaria en una ciudad donde pese a todas las iniciativas ya adoptadas el precio medio del alquiler ha alcanzado los 1.200 euros.
Las dos mujeres tenía 64 y 54 años y dejaron de pagar el alquiler en 2021, justo cuando falleció su madre tras contraer el covid, lo que este lunes hacía presumir entre los vecinos del barrio que la pensionista era la única con ingresos en la casa y con su muerte nadie volvió a pagar el alquiler.
El caso era desconocido para las oenegés de ayuda a la vivienda, con las que nunca se pusieron en contacto, pero también para la gente del barrio, pues las hermanas no parecían haber compartido con nadie la situación que las ha llevado a poner fin a su propia vida.
Núria, la mayor de las dos, era la única que salía de casa, para hacer recados e ir a la compra, y era también la única que tenía nombre propio para los vecinos, pues la más joven llevaba "años sin salir a la calle", aseguran.
"La noticia nos ha cogido por sorpresa porque no nos lo esperábamos ni imaginábamos que estuvieran en esa situación", ha contado una de las vecinas, que vive en el edificio junto con su marido desde hace unos treinta años.
La mujer asegura que las dos hermanas "no hacían mucha vida de barrio" y, en su caso, solo conocía a la mayor, con quien mantenía alguna vez charlas informales de portal y poco más porque "apenas salía de casa".
Un caso desconocido en el barrio
Los servicios municipales de Vivienda no hicieron un informe de vulnerabilidad de las dos personas halladas muertas porque en sus visitas "nunca pudieron contactar con nadie" ni "se respondieron los mensajes" que dejaron. Este lunes, especialistas del consistorio se han desplazado para dar apoyo psicológico a los vecinos.
"Conocía a Núria. Aunque hacía tiempo que no venía, solía comprar en la charcutería una vez al mes y charlábamos. Lo de la madre le afectó, siempre llevaba mascarilla y me pedía que mantuviéramos cierta distancia", ha relatado Dolors, propietaria de una charcutería a escasos metros del edificio.
Ella, a diferencia de los vecinos del inmueble, que mayoritariamente se han enterado de la noticia a primera hora de la tarde, ha conocido lo sucedido por la madrugada, cuando ha abierto su negocio, aunque desconocía la identidad de las hermanas, ni tampoco que fueran a ser desahuciadas.
La charcutera lamenta que el precio del alquiler en Sant Andreu ha provocado que muchas de sus clientas "se hayan ido del barrio" y que "venga mucha gente nueva, sobre todo extranjeros, que en poco tiempo se vuelven a mudar a otra parte".
"Este era un barrio muy tranquilo y se estaba muy bien, pero ahora un piso de 1.000 euros aquí debe ser terrible", ha concluido Dolors.
Este es el segundo caso de suicidio por desahucio que se conoce en Cataluña en 2024, un desenlace que las entidades de defensa de la vivienda conocen bien desde hace más de una década. Antes de estas hermanas se quitó la vida Álex, vecino de Sabadell de 70 años, que tras treinta años en la misma vivienda había sido desahuciado.
Desde el Sindicat de Llogateres han condenado lo sucedido y han llamado la atención: "Los desahucios son la forma más cruda y evidente de atentar contra la vida de las clases más populares y precarizadas".
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Barcelona ha convocado para este martes a las 20:00 horas en plaza Sant Jaume una concentración bajo el lema: 'No son suicidios, son asesinatos'.