La DANA de 2024, la gran cicatriz que Valencia tardará en restañar
Turís recogió 771 litros por metro cuadrado en 24 horas, el doble de lo que llueve en un año en toda la Comunitat Valenciana
EFE | 18/12/2024

El 2024 quedará para siempre grabado en la memoria colectiva de los valencianos debido a las devastadoras inundaciones que azotaron la provincia de Valencia el 29 de octubre, provocadas por una DANA. Este evento ha dejado una profunda huella con consecuencias que tardarán en superarse.
El martes 29 de octubre será recordado como un día trágico. Comenzó con una alerta roja por lluvias y culminó con un episodio de precipitaciones intensas, que en Turís alcanzaron 771 litros por metro cuadrado en solo 24 horas, el doble de la media anual de la Comunitat Valenciana. Las lluvias afectaron principalmente los ríos Magro, Júcar y Turia, además de la cabecera del barranco del Poyo.
Las crecidas provocaron desbordamientos en ramblas como la del Poyo, donde la tarde trajo una inundación repentina en el área metropolitana de València, que apenas había registrado lluvias ese día.
El caudal superó los 2.000 metros cúbicos por segundo, una cifra cinco veces mayor que la del río Ebro, arrasando viviendas, vehículos, carreteras, vías ferroviarias y negocios antes de desembocar en L'Albufera cargado de residuos.
El saldo más doloroso de esta catástrofe son las 223 vidas perdidas, con tres personas aún desaparecidas. Entre las víctimas había niños y adultos sorprendidos por el agua en sus coches, garajes o casas. La tragedia alcanzó incluso a un operario que falleció en noviembre mientras limpiaba un colegio afectado.
Cuando la Generalitat emitió a las 20:11 un aviso para evitar desplazamientos, el agua ya había inundado buena parte de las zonas más afectadas: 75 municipios, con una superficie de 562 kilómetros cuadrados y 845.371 habitantes. Paiporta registró el mayor número de fallecidos, con 45 víctimas, seguido de Catarroja, con 25, y 17 más en pedanías de València protegidas por el nuevo cauce del Turia, infraestructura que salvó a la capital de una inundación masiva.
SOLIDARIDAD Y RESCATES
Más de 37.000 personas fueron rescatadas, mientras miles lo perdieron todo bajo el barro. Durante los primeros días, cuando la ayuda oficial era insuficiente, cientos de voluntarios, especialmente jóvenes, colaboraron en las labores de limpieza. Este gesto solidario ha sido una de las pocas luces en medio de la tragedia.
Las cifras de los daños son abrumadoras: la Cámara de Comercio de Valencia estima pérdidas directas por 13.300 millones de euros. Se reportaron 129.000 vehículos destruidos, 69.000 viviendas dañadas y 57 polígonos industriales afectados. Además, 30.200 trabajadores están en ERTE por fuerza mayor. La Generalitat ha solicitado 31.402 millones al Gobierno, que ya ha movilizado 16.600 millones, para afrontar la recuperación.
La tragedia ha desatado una crisis política en la Comunitat Valenciana. Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, ha sido duramente criticado por su gestión, con manifestaciones que han exigido su dimisión.
Aunque se ha comprometido a no presentarse a la reelección si no logra liderar la reconstrucción, partidos como PSPV-PSOE y Compromís exigen su retirada inmediata. Desde el Gobierno central, Pedro Sánchez ha señalado a Mazón como responsable, mientras que Alberto Núñez Feijóo ha culpado a Sánchez de no actuar a nivel nacional. Las investigaciones políticas y judiciales ya están en marcha para depurar responsabilidades.
Mientras el lodo y los escombros comienzan a desaparecer, queda una reflexión pendiente: la necesidad de replantear los protocolos de emergencia, adaptarse al cambio climático y rediseñar el urbanismo en zonas vulnerables. Los expertos advierten que, tarde o temprano, el agua volverá a seguir el mismo camino.