La compra de Sa Tanca, un nuevo ejemplo de despilfarro público
El pasado 27 de octubre el Ayuntamiento de Sant Lluís formalizó la compra del edificio conocido como Sa Tanca por un importe de 2.093.300 euros. En la fotografía que inmortalizaba ese momento aparecían los portavoces de todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento, junto con el representante de la sociedad propietaria del inmueble, felicitándose por la operación que acababan de firmar.
Lo primero que nos sorprende es que todos los partidos políticos del consistorio hayan llegado a un acuerdo para destinar más de dos millones de euros en la compra de un edificio, sin saber todavía a qué lo van a destinar, sin saber tampoco lo que va a costar su remodelación y desconociendo cuál será el coste anual de su mantenimiento. Pero todo esto, por lo que se ve, les ha dado completamente igual. Lo importante era comprarlo, sin importar para qué y sin saber lo que va a costar cada año a las arcas municipales.
Una de las cuestiones que merece un comentario es que de los dos millones que ha costado la operación, 1,65 millones de euros han salido de la recaudación del Impuesto de Turismo Sostenible, un impuesto que, en teoría, debía servir para financiar inversiones en proyectos medioambientales y de mejora de zonas turísticas, y que, al final, se ha convertido en un cajón de sastre para sufragar cualquier cosa que les vaya bien a los políticos de turno.
Si muchos ya criticamos la implantación de este impuesto, por injusto y contraproducente, el hecho que ahora se destine a cuestiones como la compra de este edificio, es otro argumento para pedir su derogación.
Sorprende también que se haya comprado este edificio sin que hubiera una necesidad real de hacerlo, como lo demuestra el hecho que todavía no han decidido el uso a qué se va a destinar el inmueble. Nadie que gestiona su propio dinero compra nada sin saber para qué. Pero como en este caso, el dinero es público y, además, viene de otras administraciones, pues no pasa nada, se puede despilfarrar, como si realmente no saliera de los bolsillos del sufrido contribuyente.
Además, esta operación inmobiliaria es un nuevo ejemplo de lo que se ha venido en llamar el consenso socialdemócrata. Todos los partidos, desde Podemos al PP, mantienen, en el fondo, unos mismos parámetros en su acción política. De hecho, todos estos partidos están de acuerdo en las cuestiones más básicas, como por ejemplo en seguir engordando el sector público a costa de masacrar a impuestos al sector privado.
Basta ver lo que ha pasado en los últimos cuarenta años. Haya gobernado quien haya gobernado, siempre se ha ido incrementando el número de empleados públicos, se ha multiplicado el gasto general de todas las administraciones públicas y siempre se han aumentado los impuestos o se han creado nuevas figuras impositivas y nuevas tasas. Es algo que se ha repetido con todos los gobiernos.
La compra de Sa Tanca responde a este modelo de gestión que todos estos partidos comparten, y que supondrá en breve plazo un incremento del gasto corriente del ayuntamiento y más empleo público, que se tendrá que sufragar, tarde o temprano, mediante un aumento de la presión fiscal y/o un incremento de la deuda, y todo ello a costa de un sector privado cada vez más empobrecido.
La compra de Sa Tanca es, desde nuestro punto de vista, un error político de primera magnitud y más en un momento en que muchos ciudadanos lo están pasando mal. Desde mi punto de vista, no se puede jugar con el dinero de todos con esta ligereza. Hay otras prioridades donde destinar los recursos públicos.
Hubiera sido mucho mejor, que el ayuntamiento hubiese facilitado una salida urbanística a este edificio, ya fuese cambiando el uso de la finca o cualquier otra solución, de forma que fuese la iniciativa privada quien hiciera la inversión y le diese una salida rentable al edificio. Y, de esta manera, destinar esos dos millones a mejoras en las urbanizaciones, o mejoras en las canalizaciones de agua, o en la limpieza de calles, cuestiones mucho más necesarias.
Antoni Camps
Coordinador VOX Menorca