Baleares, frente a la masificación: ¿Cómo luchan otros destinos contra el turismo de masas?
Con la Semana Santa y el inminente inicio de la temporada estival, las Islas vuelven a asomarse al abismo de la saturación
Marina J. Ramos | Mallorca, 20 de Abril de 2025 | 10:52h

Con la temporada alta a las puertas, Baleares vuelve a asomarse al abismo de la saturación turística. Las previsiones apuntan a cifras récord en 2025, con cerca de 20 millones de visitantes. Pero tras la postal de sol y playas idílicas, crecen las tensiones. Los residentes sufren del colapso del transporte, la imposibilidad de acceder a una vivienda y una pérdida de identidad autóctona, con un escenario que poco a poco, se transforma en un decorado turístico.
La situación ha encendido el debate político. Mientras el Govern balear propone subir el Impuesto de Turismo Sostenible -también conocido como 'ecotasa'- en los meses de verano; limitar las nuevas plazas de alquiler vacacional en edificios plurifamiliares o gravar con un impuesto extra a los vehículos de turistas, hay sectores que acusan a estas medidas de ser parches ineficaces o injustas. La saturación ha llegado a tal punto que incluso desde el propio sector hotelero se piden soluciones estructurales.
Y lo cierto es que Baleares no está sola. Otros destinos del mundo, también desbordados por el éxito, han ensayado medidas –algunas drásticas, otras innovadoras– para poner freno a la masificación.
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VENECIA: UNA ENTRADA CON PEAJE
La ciudad de los canales lleva años lidiando con una presión turística constante. En un intento por disuadir a los visitantes de un solo día, que no aportan apenas gasto y sí congestión, Venecia ha instaurado una tasa de entrada de 5 euros, que podría aumentar hasta los 10 en función del día y si no se ha reservado previamente. Además, desde 2024 están prohibidos los grupos turísticos de más de 25 personas y el uso de megáfonos, para evitar aglomeraciones y molestias al vecindario.
GRECIA Y SUS JOYAS SATURADAS
Islas como Santorini o Mykonos han sido víctimas de su propio éxito. El gobierno heleno ha decidido limitar el número de cruceros que pueden atracar cada día y ha endurecido las normativas sobre alquileres turísticos. También se ha propuesto aumentar las tasas medioambientales y turísticas, con el objetivo de reducir la presión sobre infraestructuras y preservar el carácter local.
ÁMSTERDAM: MENOS HOTELES, MENOS RUIDO
La capital neerlandesa ha lanzado campañas contra el turismo de excesos y ha fijado un tope anual de pernoctaciones hoteleras (20 millones). Además, se ha vetado la construcción de nuevos hoteles y se estudian límites a las plataformas de alquiler vacacional. El objetivo es claro: frenar el turismo masivo sin renunciar al turismo de calidad.
JAPÓN: EL SILENCIO DE KIOTO
En la ciudad de Kioto, especialmente en el icónico barrio de Gion, donde se concentran las geishas, las autoridades han restringido el acceso a ciertas calles para proteger la vida local. El turismo irrespetuoso, los ruidos y las fotos invasivas han llevado incluso a imponer multas. Una apuesta por defender el alma cultural de la ciudad frente al espectáculo para turistas.
BARCELONA: VUELTA A LA VIVIENDA RESIDENCIAL
En Barcelona, donde el conflicto entre turismo y vida vecinal lleva años latiendo, el Ayuntamiento ha iniciado una ofensiva contra los pisos turísticos. Se espera que más de 10.000 licencias desaparezcan progresivamente para que esas viviendas vuelvan al mercado residencial. Una medida a largo plazo que busca revertir la expulsión de vecinos del centro histórico.
EL SUDESTE ASIÁTICO: LA NATURALEZA NO SIEMPRE GANA
También Asia ha tenido que actuar ante la avalancha. Tailandia fue pionera al cerrar playas icónicas como Maya Bay –famosa por la película 'La playa', protagonizada por Leonardo DiCaprio–, que habían sufrido una degradación acelerada por el turismo masivo. Hoy, las visitas están reguladas y solo se permiten en horarios y cupos limitados. En Indonesia, Bali ha implantado un impuesto turístico para paliar el impacto de millones de viajeros, mientras que la isla de Komodo llegó a cerrar durante todo un año para proteger la reproducción de sus famosos dragones. En Nepal, el 'boom' de escaladores rumbo al Everest ha llevado a las autoridades a plantear un aumento de las tasas por ascender a la cima: a partir de 2025, subir el techo del mundo podría costar 15.000 dólares, una medida que busca disuadir a quienes ven el reto como una simple hazaña turística.
¿Y BALEARES, QUÉ MODELO QUIERE SEGUIR?
La pregunta clave sigue en el aire: ¿Qué tipo de turismo quiere Baleares? ¿Uno basado en volumen o en valor? Mientras crecen las protestas ciudadanas, como la que llenó las calles de Palma el año pasado bajo el lema “Mallorca no se vende”, las islas miran los ejemplos internacionales. La clave, coinciden expertos, está en actuar con visión de futuro, voluntad política y diálogo con todos los actores implicados.