Resistencia, prudencia y champagne: los Óscar pasan página a otro año turbulento
Una vez terminada la gala, la noche no hizo más que empezar
EFE | Mallorca, 03 de Marzo de 2025 | 08:42h

A pocos kilómetros de la zona arrasada por los incendios en Los Ángeles, el Teatro Dolby se convirtió una vez más en el epicentro del cine mundial. A pesar del contraste entre la tragedia y el glamour, la 97ª edición de los Óscar volvió a ensalzar la magia del séptimo arte con una gala llena de pompa y espectáculo.
La alfombra roja desplegó todo su esplendor, con las icónicas estatuas doradas y un desfile de estrellas que deslumbraron con su presencia. Janet Yang, presidenta de la Academia, aseguró poco antes del inicio: "Estamos muy emocionados. Tenemos un bonito espectáculo", mientras recibía a los primeros invitados entre flashes y vítores.
El gran triunfador de la noche fue ‘Anora’, que se alzó con cinco de las seis estatuillas a las que aspiraba, incluido el premio a mejor película.
UNA GALA MARCADA POR LAS CONTRADICCIONES
Desde su inicio, la gala dejó claro que no podía escapar de las contradicciones del momento. Conan O’Brien, el maestro de ceremonias, reconoció que, en un contexto de tensión política y desastres naturales, la industria del cine sigue adelante gracias a quienes trabajan tanto delante como detrás de las cámaras.
Entre las bambalinas del evento, la organización y el ajetreo recordaban el ritmo frenético de un rodaje. En la primera pausa publicitaria, figuras como Emma Stone o el actor ruso Yura Borisov (nominado a mejor actor secundario por Anora, pero sin premio) se dejaron ver en los bares del teatro.
Con casi cuatro horas de duración, la gala se convirtió en un espectáculo maratoniano, donde cada momento estaba medido al detalle. "Por suerte tengo un agente que me va diciendo por dónde ir", confesó emocionado Nicolas Keppens, director del corto animado Beautiful Men, quien perdió la estatuilla ante ‘In the Shadow of the Cypress’.
Sin embargo, como señaló el propio cineasta: "Lo de menos es la competición".
LA ESCASA PRESENCIA DE KARLA SOFÍA GASCÓN
Uno de los momentos más comentados de la noche fue la gran ausencia en la alfombra roja: Karla Sofía Gascón, nominada a mejor actriz por Emilia Pérez. A pesar de la expectación que había generado su candidatura, Gascón no logró llevarse el premio, que terminó en manos de Mikey Madison por Anora.
La carrera de Gascón hacia el Óscar se vio empañada en las últimas semanas por la controversia. La publicación de tuits pasados con contenido racista y xenófobo terminó por torcer su campaña, lo que llevó incluso a Netflix, distribuidora del filme, a retirar su apoyo en la fase final.
Poco antes de la gala, la actriz declaraba con cautela: "Vamos a ver", evitando pronunciarse sobre la polémica.
UNA GALA QUE EVITÓ EL CONTEXTO POLÍTICO
Si bien la ceremonia no pudo esquivar la controversia en torno a Gascón, sí pareció querer pasar por alto el contexto político. La única referencia al presidente de EE.UU., Donald Trump, se hizo de manera velada y fue recibida con risas en la platea.
Con un aforo de 3.300 invitados y una audiencia que podría superar los 19,5 millones de espectadores, los Óscar 2025 fueron ante todo una celebración del cine.
Carlos Díez, actor de Conclave, destacó la importancia del evento: "Estoy muy contento de estar aquí con una película que está de actualidad no solo por la salud del Papa, sino por su mensaje positivo". Su filme terminó llevándose el premio a mejor guion adaptado.
UNA INDUSTRIA QUE RESURGE
Más allá de los premios, la emoción en la sala también respondía a la superación de momentos difíciles. Los incendios que han golpeado Los Ángeles recientemente, las secuelas de la pandemia y las huelgas que paralizaron Hollywood en 2023 marcaron un año complicado para la industria.
Sin embargo, la ceremonia de los Óscar volvió a ser el símbolo de resiliencia del cine, con una puesta en escena milimetrada. En los instantes previos a cada pausa, un contador digital marcaba los segundos exactos que tenían los asistentes para regresar a sus asientos antes de retomar la retransmisión.
LA CELEBRACIÓN TRAS LOS PREMIOS
Una vez terminada la gala, la noche no hizo más que empezar. El primer destino de los ganadores fue el exclusivo Baile de los Gobernadores, en el quinto piso del Teatro Dolby, donde los premiados subieron para que sus nombres fueran grabados en sus estatuillas doradas.
Entre los homenajeados de la noche, el francés Pierre Olivier Persin, ganador del Óscar a mejor maquillaje y peluquería por La sustancia, celebró el reconocimiento a 30 años de trayectoria y un trabajo al que dedicó un año entero.
Otro de los momentos más emotivos fue protagonizado por Adrien Brody, triunfador con su interpretación en The Brutalist. Exultante de felicidad, el actor besaba emocionado a quienes se le acercaban y grabó con su móvil el momento en que su nombre quedó impreso en la estatuilla.
EL ARTE DEL CINE EN SU ESPLENDOR
Con las copas en alto, la industria del cine se celebró a sí misma en una noche de brillo, premios y reivindicación del arte cinematográfico. En las exclusivas fiestas posteriores, como la de la revista Variety, solo unos pocos privilegiados tuvieron acceso, prolongando el espíritu festivo hasta el amanecer.
Lo resumía bien la actriz Mindy Kalin: "Siempre está bien celebrar el arte". Y es que, entre polémicas, emociones y espectáculo, la 97ª edición de los Óscar reafirmó su razón de ser: ensalzar el cine, sin importar el contexto en el que se celebre.