Punta Ballena, desierto y empapelado con carteles contra el Govern
Marina J. Ramos | Mallorca, 10 de Abril de 2021 | 18:19h
Todo cerrado y nadie por la calle. Un auténtico desierto. Quien haya transitado por Punta Ballena un viernes de verano por la noche apenas lo reconoce. Un silencio sepulcral inunda el ambiente, casi guardando luto por la situación económica especialmente dramática que ha dejado la pandemia a su paso por esta zona de la isla.
"Punta Ballena (problema orden público)"; "We love tourists"; "Seguimos las reglas"; "Somos contribuyentes, no delincuentes"; "Queremos trabajo" o "Tenemos derecho al trabajo" son algunos de los lemas de las hojas que empapelan las cristaleras de los establecimientos de Punta Ballena. Carteles en los que se pide la dimisión del Ejecutivo balear -específicamente la del conseller de Economía, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela- en catalán, castellano y hasta en inglés.
UN TERCIO DE LOS LOCALES DE OCIO NOCTURNO DE BALEARES YA HA QUEBRADO
Eso sí, todos estos papeles se mezclan con aquellos que anuncian la venta o el alquiler del local. Y es que muchos empresarios ya han caído.
En concreto, la Asociación Balear de Ocio Nocturno y Entretenimiento (ABONE) data en alrededor de 500 los establecimientos de este tipo en Baleares que han cerrado ya definitivamente tras 14 meses cerrados por imperativo legal. Son un tercio de los que había en marzo de 2020, antes del estallido de la crisis sanitaria.
Se trata de una pérdida de tejido empresarial a tener en cuenta: de este sector dependen unos 20.000 puestos de trabajo en Baleares de forma directa.
14 MESES CERRADOS
En junio de 2020, con la entrada en la fase 3 de desescalada, se permitió brevemente la apertura de discotecas, aunque el Ejecutivo balear decidió prohibir la reapertura de las discotecas en las Islas. Armengol declaró que "no era una prioridad" y no era momento "de dar pasos en falso".
En la misma línea, el 15 de julio de 2020, el Govern decretó el cierre "inmediato" de todos los establecimientos de la calle de Punta Ballena para evitar que el conocido "turismo de borrachera" agravara la situación de la pandemia.
A esto se le sumó el cierre del ocio nocturno, acordado entre comunidades autónomas y Gobierno central en la segunda semana de agosto. Desde entonces, no han vuelto a abrir sus puertas.
PIDEN ABRIR LAS TERRAZAS CUANDO ACABE EL TOQUE DE QUEDA
Con el fin del estado de alarma el próximo 9 de mayo y el posible levantamiento del toque de queda, el ocio nocturno balear pide que, de darse ese escenario, se les permita reabrir al menos las terrazas en las mismas condiciones que los bares. Sin embargo, esta posibilidad dependerá de la estrategia que tome Baleares con respecto al toque de queda.
El ocio nocturno de las Islas se aferra a esta esperanza, tras más de un año en los que se les ha prohibido abrir. De hecho, desde ABONE ya han solicitado una reunión con el Ejecutivo de la comunidad para tratar esta posibilidad de reapertura para su sector.
"Lo que queremos es que aquellos establecimientos con licencia de ocio nocturno, si bien está suspendida su actividad en virtud de esta licencia, los que puedan activar una terraza, nos permitan servir la misma coca-cola que el bar de al lado. En las mismas condiciones y respetando los mismos horarios y aforos. Esto a algunos les podría ayudar a cubrir gastos", declara Jesús Sánchez, presidente de ABONE.
Esta sería, aseguran, una forma de compensar a estos negocios, que fueron los primeros en cerrar y que prevén ser los últimos en incorporarse a la "nueva normalidad". Y sentencia: Nuestro sector es el más perjudicado de todos".
DEUDAS PARA PODER SUBSISTIR Y FALTA DE AYUDAS
En estos 14 meses cerrados por imperativo legal y sin poder generar ningún tipo de ingreso, los locales de ocio nocturno han tenido que seguir haciendo frente a numerosos gastos para mantener a flote sus negocios. "Pagar cosas tan surrealistas como pagar la tasa de recogida de basuras cuando, obligados a estar cerrados, obviamente no hemos generado ningún residuo", critica el presidente de ABONE, a lo que se suma el pago de los ERTE, los alquileres, el IBI...
Ello ha obligado a pequeños y grandes empresarios del sector a endeudarse para poder soportar estos gastos con 0 ingresos. Desde ABONE calculan que el gasto que han tenido que afrontar para no cerrar definitivamente ronda entre los 60.000 y los 300.000 euros".
Y en cuanto a las ayudas, las tachan de escasas: "Las ayudas van desde los 1.500 hasta los 3.000 euros y exigen requisitos muy complicados. Por ejemplo, no pueden acceder a ellas aquellos que tienen adquiridas deudas con administraciones públicas, es decir: con Hacienda, la Seguridad Social... ", critica Jesús Sánchez.
Preguntado sobre si volveremos a ver Magaluf, en especial Punta Ballena, como hace dos años, Sánchez espera poder relanzar, ya de cara al próximo año el sector.
Sin embargo, confía en que con la reapertura se aproveche para reconvertir la zona y dejar atrás imágenes habituales años anteriores sobre los excesos del turismo de borrachera, que califica de lamentables. Abrir cuanto antes, con calidad y garantías. Ese es el objetivo para este sector de la economía balear, especialmente castigado por la pandemia.