Botellones en Palma: la Policía avisa a unos jóvenes de que empezarán a retirar vehículos si no salen de su escondite
Irene R Aguado | 17/08/2021
La Policía Local se ha cansado de jugar al ratón y al gato con los jóvenes en los botellones de Palma. El pasado sábado, en el cementerio de Génova, cuando vieron que los jóvenes se escondían en el bosque, por megafonía lo dijeron alto y claro: si no salen, empiezan a retirar coches.
Amparados por la ordenanza reguladora del uso cívico de los espacios públicos, los policías decidieron colocarse junto a los nueve vehículos y esperar a que el aviso acobardara a los jóvenes, que en un principio salieron corriendo al advertir la presencia policial en el botellón.
No tardaron mucho. Los aludidos empezaron a salir de su escondite en cuanto escucharon el aviso por megafonía, que les advertía de que si en 10 minutos no aparecían los propietarios de los vehículos, los coches serían retirados con una grúa.
Así, a las 5:00 horas de la mañana, en el cementerio de Génova, la Policía consiguió que los jóvenes agacharan la cabeza y confesaran. De otro modo, los propietarios de los coches tendrían que haber pagado más de 140 euros de la grúa y la mitad del importe de la denuncia, que son 750 euros.
Por fortuna para ellos, la Policía les dio otra opción, aunque no libre de castigo: en total, los agentes del Grupo de Acción Preventiva (GAP) identificaron a 15 personas y levantaron 15 actas por infringir la normativa COVID, 15 por botellón, una por tenencia de drogas, una por suciedad y otra por faltas de respeto.
Además, los nueve vehículos se marcharon a casa con sendas denuncias por estacionar en zona verde. Eso sí, la grúa tuvo que venir finalmente a por uno de los coches; su conductora estaba tan ebria que la Policía impidió que ni siquiera lo intentara.
El mismo día, se dio una situación similar en el cementerio de La Vileta, otra zona cercana de concentración de botellones en Palma.
Una de las principales labores de los agentes del grupo GAP es controlar los botellones en Palma para evitar aglomeraciones en un contexto de emergencia sanitaria; una tarea que poco a poco se resuelve erradicando los grandes puntos de concentración que se detectan, como el mirador Na Burguesa o los polígonos industriales de Palma.