Alquilan su casa a una pareja en Inca y acaba destrozada tras una macrofiesta
Esther Ballesteros | 02/11/2021
Una familia de Inca alquiló su casa rural para el puente de Todos los Santos a dos personas que aseguraban ser de Barcelona pero, para su sorpresa y consternación, la vivienda acabó convertida en epicentro de una fiesta ilegal a la que, previo pago de entrada, llegaron a apuntarse más de 200 invitados. Tras la juerga, todo quedó esparcido de basura y plagado de destrozos.
La hija de los propietarios, en declaraciones a Crónica Balear, relata la odisea a la que tuvieron que hacer frente para poder poner fin a la situación y echar a los ocupantes de la casa. "Se atrincheraron ahí y no podíamos sacarlos", comenta, visiblemente afectada aún por los acontecimientos.
Los padres de la joven, que habían alquilado la vivienda para cinco días, se enteraron de que algo no marchaba bien cuando una vecina les llamó para avisarles de que su sembrado, colindante al inmueble en cuestión, había sido apisonado por los numerosos coches que se dirigían a la casa rural, situada a las afueras del municipio de Es Raiguer, y de que la basura y los desechos se amontonaban en torno a las viviendas.
Alertados por lo que su vecina acababa de decirles, los padres y las dos hijas del matrimonio se desplazaron de inmediato hasta el lugar para ver qué estaba sucediendo. "Eran las nueve de la mañana del domingo. Dos kilómetros antes ya comenzaba a verse basura por todas partes y, conforme nos acercábamos, oíamos lo alta que estaba la música", explica la joven.
Tal como detalla, nada más personarse en la finca se encontraron "con más de treinta personas", muchas de ellas ebrias, a pesar de que en el contrato de la casa estique únicamente pueden alojarse hasta un máximo de seis y que las fiestas están prohibidas.
"Les pedimos explicaciones y nos respondieron que era un cumpleaños", explica. Una vez dentro de la vivienda, la estupefacción de los arrendadores fue a más: "Estaba todo destrozado". Había, incluso, un listado "con más de 200 personas" apuntadas: "Además de incumplir el contrato, se habían lucrado vendiendo entradas".
De inmediato, los propietarios de la vivienda llamaron a los equipos de emergencias, que, lamenta la hija, les derivaban de un servicio a otro. Ya por la tarde, y tras "ir de un lado a otro", en la Guardia Civil les manifestaron que la única forma de poder expulsar a los inquilinos era anular el contrato y así lo hicieron.
Para más 'inri', la joven asegura que "se dejaron un coche" en la finca y "nadie se identificaba como dueño". Aunque al final vino quien aseguraba ser el propietario del vehículo, éste se negaba a devolver las llaves de la casa. "Varios de ellos comenzaron a amenazar con que iban a quedarse en la casa", relata, lo que la llevó a llamar de nuevo a la Guardia Civil.
"Vino una patrulla y los agentes pudieron comprobar que lo que había pasado era grave. Habían vendido entradas, habían puesto servicio de camareros y seguridad. Decían que se trataba de un cumpleaños que se les había ido de madre. Cosas personales rotas, una mesa de madera de unos mil euros con alcohol por encima porque la habían utilizado como barra", afirma la hija de los propietarios.
Según explica, los dos inquilinos que habían alquilado la vivienda habían anunciado las entradas "asegurando que eran de Barcelona, cuando en realidad son de Palma". Tras "dar vueltas de un lugar a otro" en busca de una solución, la familia finalmente pudo interponer una denuncia en dependencias del Instituto Armado por los destrozos causados y el incumplimiento del contrato.
No es la primera vez que hechos similares suceden. A finales del pasado mes de agosto, un centenar de jóvenes se congregó en una macrofiesta llevada a cabo en una finca rural de Sencelles, cerca de la carretera que va de Santa Eugènia a Algaida. Las autoridades no pudieron acceder al recinto y aguardan la salida de los asistentes, que atrincheraron para evitar ser sancionados.