Lucía Rivera ni confirma ni desmiente que su madre, Blanca Romero, haya abandonado "Yerma"

El pasado 11 de diciembre, Lucía Rivera cumplió 22 años y quiso celebrar una fecha tan señalada, con unos días de retraso, en compañía de sus amigos más allegados. Formando un reducido grupo de seis personas, como marcan las restricciones impuestas por el Covid-19, la modelo disfrutó de un divertido almuerzo en un conocido restaurante de Madrid.

A la salida, con dosis a partes iguales de timidez y alegría, Lucía aseguró que la celebración había ido muy bien a pesar de la situación que se está viviendo por la pandemia. "Se puede celebrar como se puede y ya está" comentó mientras abandonaba el restaurante. En un día tan especial la modelo recibió la llamada de sus padres, Blanca Romero y Cayetano Rivera - quien la adoptó en 2001 tras casarse con su madre - como no podía ser de otra manera, pero evitó confirmar si también había recibido la de Marc Márquez, con quien mantuvo una relación de alrededor de un año medio y que finalizó a principios de año. Tras una pandemia separados, Lucía aseguró en el mes de junio, coincidiendo con su vuelta al trabajo tras los meses de confinamiento, que le guardaba un cariño enorme al piloto. Si a día de hoy ese cariño sigue intacto ha preferido guárdaselo para ella.

Joven discreta donde las haya, la modelo tampoco quiso pronunciarse sobre la renuncia de su madre a continuar en la obra de teatro "Yerma" tras la detención de Rafael Amargo por tráfico de drogas y organización criminal. Será Blanca Romero quién explique los motivos de su decisión, de la que todavía no hay confirmado o desmentido oficial.

Mientras esto ocurre, Lucía, que se va abriendo con paso firme un hueco en el mundo de la moda en el que hizo su incursión a los 15 años, prepara con ilusión sus vacaciones navideñas. Tal y como ha asegurado las pasará en Asturias con su familia con la que despedirá este año que, a pesar de comenzar con desamor, lo hizo lleno de proyectos, entre ellos consolidar su proyección internacional y abrir horizontes embarcándose en el mundo de la interpretación.