La pesadilla de los cruceristas de Pullmantur

Raquel Agueros | 20/11/2016

Lo que iba a ser una semana de vacaciones en un crucero por el Mediterráneo se convirtió en una auténtica pesadilla. El domingo 13 de noviembre el crucero de Pullmantur salió de Palma con destino a Nápoles. Cuando el barco zarpó algunos de los 1.500 cruceristas ya advirtieron que algunas áreas del barco permanecían cerradas al público.

Un día después empezaron las obras de reparación y mejora planta por planta. Uno de los pasajeros, Francisco Javier Godoy cuenta cómo un día, a las 2 de la madrugada, estaban quitando la moqueta de las escaleras del noveno piso del barco.

Durante la semana de crucero las tiendas del barco estuvieron cerradas, al igual que una sala de juegos para niños que se conviertió en improvisado almacén de moquetas. Tampoco se podía acceder a un bar ni a una parte de la cubierta.

"Los días han ido por plantas. Para acceder a los camarotes de la primera y la segunda planta había que dar la vuelta al barco porque no se podía llegar por la escalera de acceso. Era un caos absoluto y olía muy fuerte, no sólo a barniz o a pegamento, sino a productos químicos. Una pareja y su hijo estaban alojados en la segunda planta. El Niño sufría de asma y había muchísimo polvo. Cuando consiguieron que les cambiaran de planta, al día siguiente empezaron las obras justo donde habían recolocado a la familia", cuenta disgustado Javier.

El penúltimo día de viaje, el sábado 19, abrieron los espacios que habían estado cerrados. Según Javier, Pullmantur quería tener todo listo para el siguiente viaje del crucero, que zarpaba a la una del mediodía del domingo desde Palma de Mallorca con parada en Lisboa y cuyo destino final es Río de Janeiro.

Aunque las obras todavía no han terminado. Los pasajeros han recogido ya 600 firmas para enviar a Pullmantur con las quejas. Cada pasajero desembolsó 750 euros por el viaje. Reclaman la devolución íntegra del importe. En unos días presentarán denuncia conjunta en la Policía Nacional y harán lo propio, de manera individual, en Consumo.

A las 7 de la mañana el crucero ha llegado a Palma y "seguían los ruidos y las obras mientras estábamos desayunando. Ha sido un desastre, nos sentimos defraudados", dice Javier.

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