La desgarradora carta de Sara Carbonero tras la muerte de su abuela

Los últimos días han estado cargados de emociones para Sara Carbonero. Lo que comenzó como una celebración llena de alegría por el centenario de su abuela, Máxima Salazar, terminó convirtiéndose en un adiós inesperado. Apenas dos días después de soplar las velas rodeada de su familia, la abuela de la periodista fallecía, dejando un vacío imposible de llenar.

Sin imaginar que sería la última vez que compartirían un momento así, la familia se reunió para celebrar un siglo de vida. Un encuentro lleno de amor y recuerdos que, sin saberlo, se convirtió en la despedida de Máxima. Tras el funeral, Carbonero ha reaparecido en redes con una emotiva carta dedicada a la única abuela que aún le quedaba. Acompañando sus palabras con una imagen de un ramo de rosas blancas, la periodista ha querido rendir homenaje a una de las personas más importantes de su vida.

"Creo que el sábado, en esa comida a la que nadie faltó para celebrar tu cumpleaños, te estabas despidiendo de todos nosotros y no lo sabíamos. También te digo que si hubiese sabido que ese sería el último abrazo, no te habría soltado. Guardaremos como un tesoro cada palabra, cada mirada, cada aplauso y tu cara de emoción al soplar las velas rodeada de tus hijos, nietos y bisnietos", ha escrito.

El dolor de la pérdida ha quedado reflejado en sus palabras: "Dos días después, ya no estás físicamente con nosotros. Parece un mal sueño. Es caprichoso el azar, que diría Serrat. Te vamos a extrañar siempre, siempre". Para Carbonero, su abuela ha sido un pilar fundamental, una inspiración de vida. "Serás irremplazable y cómo duele. Me quedo con la sensación de haber podido disfrutar contigo hasta el último suspiro. Con tu manera de irte, sin hacer ruido, sin quejas, entre susurros, diciendo te quieros. Llena de besos y más besos. Con tu camisa preferida, la del lazo azul, bien peinada, con tus pendientes, tus zapatos, tus dos rosarios entrelazados en las manos".

El impacto que Máxima ha dejado en su familia ha quedado reflejado en el cariño con el que fue despedida. "Te prometí que íbamos a batir un récord, y lo mantengo. Un récord de amor, de muestras de afecto, de visitas estos días, no cabía un alfiler. La cantidad de gente que ha querido despedirse de ti, gente de todas las edades. Pena que no hayas podido preguntar a cada uno aquello de '¿y tú, de quién eres?'. Entre lágrimas y risas nos contaban un sinfín de anécdotas sobre ti y la frase más repetida: 'Se marcha una gran mujer, una mujer buena, con un corazón inmenso, jamás tuvo una mala palabra para nadie'. Ya estarás viendo que la familia está más unida que nunca, gracias en parte a tu legado".

Con el corazón en la mano, la periodista también ha tenido un recuerdo para su abuelo, imaginando el reencuentro de ambos: "Gracias también por dejarnos el mejor recuerdo posible, esperamos que tú también sonrías con la cantidad de aventuras que has coleccionado en tus 100 años de vida plena. Te imagino en un lugar de paz con un libro en la mano, con el abuelo recibiéndote con los brazos abiertos y pendiente de cómo va todo por aquí abajo. Vuela alto, abuelita. Cuídanos desde donde estés porfa porque te vamos a seguir necesitando. Mucho. Vivirás siempre en mí, somos una. Solo muere lo que se olvida. Te quiero".

Días antes, coincidiendo con el cumpleaños de su abuela, Carbonero ya le había dedicado unas palabras llenas de amor: "Una vida entera no será suficiente para devolverte todo lo que has hecho por nosotros. Eres paciencia, refugio, raíz, el lugar al que volver para encontrarme. Deberías ser eterna. De momento, vamos a por el récord y a ver si se nos pega algo de tu genética. Te quiero con locura".

En cada una de sus palabras, la periodista deja claro el papel fundamental que su abuela ha jugado en su vida. "Mi guía, mi faro, mi ángel de la guarda. Eres casa para todo aquel que llega 'nuevo' a la familia. Eres la bondad hecha persona, la que no juzga. Una mujer muy adelantada a su época". Un adiós cargado de amor para una mujer que, sin duda, deja una huella imborrable en la vida de quienes la conocieron.