Un ingeniero de Cort dice que Subirán llenó una declaración de "injertos y añadidos" y la firmó condicionado

Un ingeniero del Ayuntamiento de Palma que fue detenido en la instrucción del caso Cursach ha asegurado este martes que el fiscal Miguel Ángel Subirán llenó de "injertos y añadidos" una declaración que prestó estando en prisión provisional y ha admitido que la firmó porque acudió a declarar condicionado después de que se le ofreciera abandonar la prisión bajo fianza.

En la sesión de este martes del juicio contra los investigadores del caso Cursach, el ingeniero ha desgranado todos, según él, los "injertos de elementos alterados y magnificados" que el fiscal añadió a su declaración tendentes a involucrar a José María Rodríguez y al PP.

El testigo ha insistido en que acudió a declarar "desestabilizado y perturbado" por el ofrecimiento de salir de prisión. "Fue una declaración absoluta e inequívocamente condicionada. Acepté el relato alterado por el fiscal y me brindé a firmar para salir de prisión", ha reconocido.

"Firmé la declaración por el explícito mensaje de que era la condición para que se pidiera mi salida de prisión", ha reconocido.

El funcionario del Ayuntamiento de Palma ha aprovechado su comparecencia como testigo en el juicio para pedir perdón públicamente a José María Rodríguez y a las consecuencias que tuvo sobre el expolítico --"duras medidas cautelares"-- su declaración.

En todo caso, a preguntas del abogado de la defensa Javier Barinaga, el testigo ha reconocido que las alusiones a José María Rodríguez las introdujo un abogado de una acusación, aunque ha subrayado que fueron lo que motivaron la salida de la sala de Subirán y el abogado del funcionario, tras lo cual se habría producido la oferta de salir de prisión. Ha reconocido igualmente que no leyó las actas de sus declaraciones "por falta de ánimo".

Según el relato del testigo, el fiscal Subirán era, durante los interrogatorios, una persona trastornada y visiblemente alterada (lo ha hecho empleando el término catalán 'trabucada').

"Tuve la sensación de estar en un anfiteatro romano. Yo era una presa débil y frágil a la que presentaban ante una fiera, mientras que el resto se regocijaba. La presencia de los policías nacionales resulto estéril y no sirvió para nada", ha relatado.

Sobre su implicación, el testigo ha considerado que el testigo protegido 19 le acusó porque había propuesto cerrar un negocio ilícito en Playa de Palma.

Tras el funcionario, un testigo ha asegurado sentirse "presionado" para declarar ante los investigadores bajo amenaza de ser ingresado en prisión.

El testigo ha negado que el ingeniero que había comparecido anteriormente le hubiera pedido sexo gratis en el prostíbulo que regentaba a cambio de no clausurarlo. El hombre ha negado este extremo, a pesar de que constaba en su declaración, asegurando que se vio obligado a "cantar".

"Me abogado me dijo que o hablaba o me pegaba una hostia, que dijera lo que fuera, pero yo no quería mentir", ha relatado. También ha explicado que le mostraban fotografías de policías que supuestamente habrían frecuentado el prostíbulo.

El hombre ha reconocido que siguió las indicaciones de su abogado, que le habría instado a "cantar lo que fuera".

El juicio contra los investigadores del caso Cursach, entre ellos el exjuez Manuel Penalva y el exfiscal Miguel Ángel Subirán, para quienes Fiscalía solicita 118 y 121 años de prisión, respectivamente, sigue este martes con más declaraciones de testigos.

Cabe resaltar que también se sientan en el banquillo miembros del Cuerpo Nacional de Policía del Grupo de Blanqueo de Capitales, en concreto el entonces inspector jefe José Luis García Reguera, el subinspector Miguel Ángel Blanco, la subinspectora Blanca Ruiz y el policía Iván Bandera.