Silvia recuerda su rescate junto a su marido y sus hijos: "Pedía que el agua me llevara a mí"
Una tarde que cambió todo
EFE | 09/11/2024
Silvia volvía en la tarde del 29 de octubre junto a su marido, Sergio, y sus hijos de 4 y 5 años tras visitar a los abuelos. A unos 300 metros de su casa, decidieron subir el coche a la acera porque el agua estaba "subiendo un poquito". Lo siguiente que recuerda es haber pedido que la riada "me llevara a mí y no a ellos", asegura.
Con la emoción y la huella de lo vivido aún visibles en su rostro, Silvia repasaba este sábado las que han sido las peores horas de su vida, frente a los agentes de la Guardia Civil, Álvaro y Alejandro. Durante la noche de la riada, los agentes pusieron a salvo a su familia y a otras personas atrapadas en la glorieta de entrada al polígono de Ribarroja (Valencia).
UNA LUCHA CONTRA EL AGUA
Silvia confiesa que perdió "la noción del tiempo y espacio" durante las más de doce horas que pasaron en el agua. La crecida arrastró su vehículo hasta hacerlo desaparecer. Silvia y Sergio se quedaron en el agua, cada uno con uno de los niños. "Habían reaccionado de distinta manera: el pequeño no hablaba, la mayor no dejaba de gritar", recuerda.
Vehículos a la deriva formaron "una especie de plataforma", donde pudieron protegerse hasta que vieron un camión de reparto de butano. Allí pidieron al conductor refugio para los niños, mientras ellos intentaban mantenerse a salvo.
Cuando las circunstancias lo permitieron, treparon al techo de un coche. Desde allí fueron rescatados por los agentes de la Guardia Civil, que habían comenzado a trabajar al caer la tarde "sin tener conciencia todavía de lo que estaba pasando y de cómo iba a ser la noche".
EL RESCATE DE LA GUARDIA CIVIL
Álvaro y Alejandro encontraron un camino de unos 200 metros lleno de agua, al final del cual había personas atrapadas. "Teníamos que sacarlas de allí porque no sabíamos qué podía pasar después", relata Alejandro. Sin dudarlo, cruzaron y revisaron cada vehículo hasta encontrar a la familia. "Cuando nos dijeron que había niños, ya se convirtieron en nuestra prioridad", añade Álvaro.
El momento de mayor alivio fue cuando lograron poner a los niños a salvo. Desde entonces, la noche transcurrió rescatando personas sin descanso en las naves del polígono, donde había grupos de entre 20 y 100 personas atrapadas.
UNA HUELLA INOLVIDABLE
Álvaro y Alejandro confiesan que psicológicamente esta ha sido una de las experiencias más impactantes de sus carreras. Por su parte, Silvia recuerda con orgullo "lo valientes que fueron" sus hijos, y su pequeño sigue marcando el recuerdo: "Hoy me ha dicho desayunando que no quiere que vuelva a llover tanto como ese día", relata emocionada.
Finalmente, muestra su eterno agradecimiento a los agentes: "Creo que tengo un ángel de la guarda, una flor en el culo o que Dios nos quiere, porque no me explico cómo salimos de esto".