Los evacuados del ferry de Balearia: “si hubiera sido un incendio, la mitad nos habríamos quemado”

Esther Ballesteros | 18/08/2019

“Si hubiera sido un accidente más grave o se hubiera producido un incendio en el barco, la mitad nos habríamos quemado o nos habríamos tenido que tirar al agua”. Así relata sus vivencias y la ausencia de medidas de evacuación uno de los pasajeros del ferry de Baleària que, procedente de Ibiza, quedó encallado a su entrada en Dènia en la noche del pasado viernes.

El buque Pinar del Río, que cubre la línea Ibiza-Dènia, embarrancó a las 23.20 horas a unos cien metros de la escollera donde debía atracar. Xisco, uno de los usuarios del barco que se dirigía a la península junto a su hija, de ocho años, para disfrutar de sus vacaciones, cuenta a Crónica Balear la “caótica” situación a la que tuvieron que hacer frente y la “precaria” actuación de la naviera en cuanto al establecimiento de medidas de seguridad.

Según narra, cuando a punto estaba de llegar a Dènia, el ferry comenzó a traquetear. De repente, el pasajero presintió que “algo no iba bien”. “Miré hacia atrás, donde estaba el bar, y vi cómo incluso el camarero se asustó bastante y empezó a mirar por las ventanas para ver qué había ocurrido”.

El barco llevaba 393 pasajeros a bordo, la totalidad de los cuales resultaron ilesos, y setenta vehículos. “Vi que el faro estaba a unos cinco metros de distancia de donde habíamos encallado”, señala Xisco, quien lamenta que las alarmas de evacuación no sonaron y fue el propio personal del buque el que les comentó qué había sucedido y que les iría informando.

“Incluso hemos escuchado comentarios acerca de que fue un pasajero mismo el que llamó al 112”, asevera el usuario, residente en Palma. Fue “después de media hora”, afirma, cuando llegaron dos patrulleras de la Guardia Civil costera, una embarcación de Salvamento Marítimo y un remolcador de la propia compañía “en la que no cabían ni las 35 personas que decían que podía contener”.

Según afirma el pasajero, dentro del ferry se produjeron, además, problemas con los salvavidas. “Estaban debajo de los asientos pero a muchos de nosotros nos costó sacarlos, además de abrirlos y cerrarlos. El mío estaba descosido de un lateral y un miembro de la compañía tuvo que hacer un apaño para que lo pudiera utilizar”.

Los niños, nerviosos y asustados

Sin embargo, lo más grave, asevera, es que los salvavidas de los niños, nerviosos y asustados, no estaban al alcance de los viajeros. No en vano, fue el personal del barco “el que tuvo que ir preguntándonos para ver a qué niño le faltaba”.

Una vez en tierra, asegura que en el puerto “nos recibieron la Policía Local y algunos miembros de Balearia, nadie más, cuando en los accidentes de este tipo tiene que estar Protección Civil por si hay alguien que necesita ayuda”. Otro tanto les sucedió en las oficinas de Balearia del puerto: “no nos atendió nadie”.

El viajero, visiblemente indignado, relata que "todo eran evasivas y mientras tanto los niños estaban en el suelo tirados. Cuando vieron que la situación empezó a calentarse, nos trajeron una caja con mantas”.

Por su parte, otra pasajera, Francisca, que también viajaba en el ferry recrimina que no es la primera vez que el mismo barco presenta problemas.

“O cada capitán es un completo incompetente o, algo que me preocupa más si cabe, este barco debe de tener algún problema en su sistema. Hace dos semanas falló uno de los motores, lo que dejó a los pasajeros tirados un par de horas en medio del mar”, señala.

“Teniendo en cuenta un margen de dos o tres metros de error, esto puede suponer la diferencia entre que el barco entre en el puerto o se quede encallado”.

Insistencia y desesperación

La pasajera, a quien “después de mucho insistir” Balearia facilitó un taxi para desplazarse hasta Teruel, recalca que “habría que investigar qué tipo de mantenimiento se les hace a los buques y qué personal especializado supervisa y se asegura de que todos los sistemas del barco funcionen al cien por cien y estén en perfecto estado”.

Francisca explica que, para ella, coger un autobús hasta Valencia -Balearia habilitó sendos vehículos a esta ciudad y a Alicante- “no era una solución”. Por ello, tras exponer su “desesperación” dado que tenía que atender un asunto urgente de cariz familiar en Teruel, el jefe del puerto “se ocupó de buscar un taxi”.

Hasta ese momento, la mujer tuvo que pasar “muchas horas haciendo el inútil, perdiendo el tiempo en colas y rellenando papeles”.

Xisco, por su parte, confía en que la compañía tome las medidas de seguridad pertinentes para evitar que hechos como el del viernes vuelvan a suceder. “No pasó nada más grave porque entre los pasajeros nos pudieron ayudar”, sentencia tajante.

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