La persuasión coercitiva: el delito inexistente en España que dificulta condenar a sectas
"Todos tenemos necesidades y heridas sin cerrar en nuestras vidas, por lo que siempre va a haber una secta para nuestro tipo de personalidad"
EFE | 12/08/2024
Crear una secta en España no es delito, ni tampoco la captación de adeptos. Incluir estas conductas en el Código Penal y castigar la "persuasión coercitiva" es la lucha que afectados y expertos están llevando a cabo para tratar de evitar que, como pasa actualmente, para condenar a los líderes de estos grupos haya que probar que cometieron otros abusos o agresiones.
La primera condena contra el líder de una secta por manipular a sus fieles en España se dictó el pasado mayo en Guadalajara, contra Carlos Herranz Ortega, conocido como el 'Lama Losel'. Fue condenado por asociación ilícita coercitiva tras alcanzarse un acuerdo de conformidad en el juicio en el que estaba acusado también de estafa y lesiones psíquicas y físicas.
"Hay un déficit grande en el tratamiento jurídico del tema de las sectas, falta una sensibilización en la justicia", asegura el investigador experto en sectas Luis Santamaría del Río, quien subraya que apoya tipificar "la persuasión coercitiva que llevan a cabo estos grupos como delito".
Coincide el psicólogo experto en sectas Miguel Perlado. Para él, debería existir un tipo penal "que contemplase la existencia de situaciones de vulnerabilidad que van más allá de la edad o el género de la víctima, asociadas, por ejemplo, a crisis emocionales o personales". "Este es un contexto de riesgo que no se contempla en la ley", lamenta.
En el caso del Lama Losel, el letrado de las víctimas y abogado experto en sectas, Carlos Bardavío, explicó tras su sentencia que la condena se había dictado en base al artículo 515.2 del Código Penal.
Éste dice que son punibles las asociaciones ilícitas "que tengan por objeto cometer algún delito o que, después de constituidas, promuevan su comisión o las que, aun teniendo por objeto un fin lícito, empleen medios violentos o de alteración o control de la personalidad para su consecución".
El Lama Losel fue detenido tras la denuncia que presentó a finales de 2017 una pareja de seguidores. Empezaron a desconfiar cuando les convenció de que tenían un microchip extraterrestre implantado y que para quitárselo debía arañarles el brazo con una sierra de metal y darles 30 palazos en el pecho.
En esta secta, de carácter sexual, el líder llegó a decir que los problemas se arreglaban "de un lefazo místico" para justificar mantener relaciones sexuales, alegando que "el semen es un néctar sagrado", como narró el abogado.
¿QUIÉN PUEDE CAER EN UNA SECTA?
"La experiencia clínica nos dice que hay una amplia variedad de personas que pueden acabar siendo enredadas", explica Perlado, quien avisa de que la víctima perfecta son "personas que atraviesan problemas y buscan soluciones, pero acaban topando con estos grupos que les seducen diciéndoles que les van a apoyar o ayudar".
Es más tajante Santamaría, que forma parte de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). A su juicio, lo único necesario para ser proclive a la captación "es que el corazón lata y que el sistema respiratorio funcione: cualquier persona puede ser captable".
No obstante, el investigador reconoce que hay factores que suponen una mayor vulnerabilidad, ya sean de la propia personalidad (baja autoestima, dificultades en las relaciones sociales, o incluso ser altruista, entregado y generoso), o derivados de momentos de crisis (perder a un ser querido, pasar por problemas personales, económicos, familiares o laborales, o migrar).
"Todos tenemos necesidades y heridas sin cerrar en nuestras vidas, por lo que siempre va a haber una secta para nuestro tipo de personalidad", advierte.
LA CAPTACIÓN Y PERMANENCIA EN LAS SECTAS
Santamaría explica que "en el propio ADN del grupo está la captación de nuevos miembros", para lo que se utilizan técnicas como el mimetismo (tienen una apariencia de confesión religiosa, asociación cultural, academia de estudios, grupo de ocio o terapéutico, entre otros) y usan un señuelo (un mensaje con recursos positivos, agradables y necesarios para las víctimas).
"Aseguran que se dedican al hallazgo del sentido de la vida, ofrecen la salvación en clave religiosa o espiritual, la cura de enfermedades o la solución a problemas de crecimiento personal, hacen hincapié en la superación de traumas o adicciones, o simplemente muestran la oportunidad de llegar a un mundo mejor", enumera.
Tras la entrada en el grupo, los primeros momentos se describen como "luna de miel", resalta Perlado: "la víctima encuentra un alivio y un efecto positivo, ve un grupo unificado con un objetivo común, algo que no encuentran en la sociedad general, donde reina un gran individualismo".
A medio o largo plazo "empieza a producirse un deterioro, porque la dinámica de estos grupos contempla grados de control que van en aumento sobre tus relaciones, pensamientos, emociones o comportamiento", subraya el psicólogo.
Un buen ejemplo es la secta bautizada como 'EVOL', desmantelada por la Guardia Civil el pasado 7 de junio en una finca en el municipio de Escatrón (Zaragoza).
Este grupo, constituido como asociación en 2018 en un lugar aislado y de difícil acceso, aseguraba a sus miembros que no debían tener contacto con el mundo exterior, que estaba "corrupto" y "enfermo".
Los agentes constataron que el fundador, bajo una apariencia legal, realizaba talleres y retiros espirituales de autoconocimiento y crecimiento personal durante los que los asistentes eran sometidos a un proceso de manipulación mental para que rompieran todas sus relaciones externas.
Otra secta conocida como Fundación Mahasandhi, desmantelada en noviembre de 2023 en Abanilla (Murcia), utilizaba un sistema similar: se presentaba como un centro de prácticas budistas e hinduistas, apariencia tras la que obligaba a sus adeptos a someterse a rituales con mercurio y a prestar "obediencia total", trabajar durante largas jornadas sin contraprestación o someterse a ayunos y aislamientos.
"La entrada en la secta implica una sustracción de tu propia identidad, una reinterpretación de tu historia y un ataque a tu propio sistema de percibir la realidad, haciéndote dudar de todo", apunta Perlado.
EL PROBLEMA DE LAS REDES SOCIALES
Para Santamaría, "Internet y especialmente las redes sociales son terreno abonado para las sectas", que, a través de estos medios, "son capaces de llegar a muchísima gente" y de detectar quién se encuentra en una situación personal que favorece su captación.
Fue el caso de Patricia Aguilar, una joven de 18 años que, tras la muerte de su tío, empezó a buscar información sobre la vida después de la muerte en foros digitales. Allí la captó en 2017 una secta con sede en Perú, donde pasó más de un año sufriendo abusos por parte del líder del grupo hasta que fue rescatada.
La secta de Escatrón también captaba a sus víctimas a través de las redes sociales y les hacía desplazarse de forma presencial a la finca, donde eran sometidas a un proceso dirigido a anular su voluntad, tras lo que los adeptos debían entregar sus bienes y posesiones.
Perlado alerta sobre los gurús e influencers que han logrado popularidad con discursos sobre el crecimiento personal, el enriquecimiento o la mejora de la forma física.
"Un límite que los usuarios deben tener claro para distinguir si se trata de un movimiento sectario son los niveles de control excesivos", menciona el psicólogo, que identifica frases clave como "estas cosas no las comentes con gente de fuera, tus amigos no te entenderán, estos materiales no los distribuyas o con quién estuviste ayer".
"Cuando empiecen a ser consejeros de tu vida a todos los niveles, toma distancia", aconseja.