La indignación de los agentes de Blanqueo con Subirán: "está mentalmente petado"

Esther Ballesteros | 10/07/2020

El fiscal Miguel Ángel Subirán

El presunto "grupo criminal" que, a juicio de la Policía Nacional, conformaban el juez Manuel Penalva, el exfiscal Miguel Ángel Subirán y varios agentes del grupo de Blanqueo también sufría desavenencias. Si bien los investigadores hacen hincapié en la unidad de acción que todos ellos habrían desplegado al frente del caso Cursach a fin de manipular pruebas y coaccionar a testigos, también aluden a la indignación que generó entre los agentes la actitud de Subirán en relación con uno de los testigos protegidos de la causa.

"Lo mejor que podría pasar es que Subirán desapareciese una temporada", puso de manifiesto, en un momento dado, una agente de Blanqueo que, en la actualidad, se encuentra entre los policías investigados por las presuntas irregularidades cometidas durante la instrucción del caso. En el chat de Whatsapp que el grupo policial mantenía abierto y cuyos componentes comentaban día a día las vicisitudes de las pesquisas, la inspectora llegó a aseverar respecto al exfiscal: "está haciendo lo mismo que con Cursach".

Se refería, en concreto, al hecho de que el exacusador público, también investigado por su papel al frente de la anterior causa, estaba actuando con tres detenidos de la misma forma en que lo hizo cuando arrestaron, en febrero de 2017, al empresario del ocio nocturno Bartolomé Cursach, cuando -señala la Policía Nacional- "por falta de pruebas [Subirán] finalmente solo basó su ingreso en prisión por la escopeta del 22 que se encontró en el registro de su domicilio".

"De repente el arma era lo más importante del mundo para mandarlo a prisión", prosigue por su parte la agente, quien insinúa que el resto de acusaciones por las que Cursach acabó entre rejas era "una caca de la vaca".

"Salvar a toda costa la versión del testigo protegido 29"

Los investigadores señalan, en esta línea, cómo con la detención, el 15 de marzo de 2016, del director de Tito’s, Jaime Lladó, del exjefe de camareros de la discoteca, Arturo Segade, y de otro extrabajador del local tras ser incriminados -con la sola acusación del testigo protegido 29- en una supuesta trama de extorsiones y tratos de favor, Subirán "estaría desesperado" por localizar a otro testigo, el 26.

El objetivo del exfiscal pasaba por que este último, con su declaración, "avalara" al primero "y, de paso, al propio fiscal y a la instrucción, que iba a quedar nuevamente en entredicho ante unas detenciones avaladas únicamente por el testigo 29". "Lo que importaba era salvar a toda costa la versión del testigo protegido 29, genérica y en ocasiones esperpéntica y desmedida", recalca la Policía Nacional.

Al respecto, los inspectores explican que el representante del Ministerio Público, "visto que no tienen otra declaración para apoyar las tres detenciones, se pone fuera de sí para conseguir localizar” al testigo 26, un trilero que, a cambio de beneficios judiciales, se convirtió en uno de los hombres clave sobre cuyas acusaciones se sustentó buena parte de las investigaciones del caso Cursach.

"Subirán habría montado un auténtico espectáculo", subrayan los investigadores, quienes apuntan que, debido a la tardanza del testigo en presentarse en la declaración que debía prestar tan solo un día después de los arrestos -y antes de la cual tanto Subirán como él habrían mantenido contacto-, el entonces fiscal culpa de la demora al grupo de Blanqueo, lo que acabaría desatando la indignación de los agentes.

El testigo 26, la "piedra roseta" del caso Cursach

"Ahora resulta que este fulano [el testigo protegido 26] es la piedra roseta y la culpa de que no aparezca es de la Policía, que ni lo escuchó, ni lo citó y solo lo conoce de oídas", comenta uno de los integrantes del chat. "Que riña a Manolo [Penalva] si tiene huevos. Que es su testigo, él pospuso la declaración y él lo citó", responde otro de los integrantes del grupo. Dos agentes más se suman a las muestras de enojo: "¡¡Subiranadas!!", "que le den y que abandone la causa".

Lejos de que la conversación llegue a su fin, los miembros de Blanqueo continúan intercambiando sus impresiones sobre el "tinglado que está montado": "¡¡Que lo busque él!! Que se está movilizando casi a la Marina". "Para Subirán es mas fácil echar la culpa a la Policía y a Blanqueo que aceptar que no se entera de nada, que va revolucionado y que está mentalmente petado". "Y encima ahora enamorado. Cóctel explosivo", agregan.

Los inspectores sostienen que, con la declaración del testigo 26, los antiguos investigadores querían reforzar “de urgencia” las acusaciones vertidas por el 29 a fin de reforzar sus tesis, con las que sostenían que numerosos policías locales de Palma fueron comprados por Cursach a cambio de favores.

Se da la circunstancia de que el pasado 23 de junio el Ministerio de Justicia declaró la jubilación, con 59 años, de Subirán. El exfiscal (Calahorra, 20 de abril de 1961) ya fue apartado en octubre de su cargo en la Fiscalía Anticorrupción, que ocupaba de forma temporal. Había sido designado fiscal delegado de la Fiscalía Especial contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada en virtud de un decreto del fiscal general del Estado de mayo de 2010.

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