El auto de prisión de Cursach y Sbert ya estaba redactado dos semanas antes de su detención

Esther Ballesteros | 17/10/2020

El juez Manuel Penalva (izq) y el fiscal Miguel Ángel Subirán (dech), a su llegada a la audiencia de Palma de Mallorca, donde han sido llamados a declarar como investigados por presuntas irregularidades en el caso Cursach

El reciente análisis del chat de whatsapp que mantenían abierto los antiguos investigadores del caso Cursach revela que el auto de prisión contra el empresario Bartolomé Cursach y de su número dos Bartolomé Sbert ya estaba redactado, al menos, dos semanas antes de su detención y de que el entonces instructor de la causa, Manuel Penalva, decretara encarcelarles.

Así lo ha denunciado la defensa de Sbert mediante un escrito en el que pone de manifiesto cómo las conversaciones mantenidas por Penalva, el exfiscal Miguel Ángel Subirán y varios policías de Blanqueo durante las semanas anteriores a los arrestos demuestran que la decisión de enviar a la cárcel a ambos empresarios ya estaba tomada de antemano y que el borrador de la resolución judicial se encontraba en poder de los investigadores 14 días antes de dictarse.

Y es que, tal como se desprende de las conversaciones, a lo largo de esos días previos a las detenciones, llevadas a cabo el 28 de febrero de 2017, y al ingreso en prisión sin fianza de los dos socios, acordado el 3 de marzo, los investigadores intercambiaron impresiones acerca de los datos con los que el juez iba cimentando el auto de prisión mientras, a su vez, coordinaban los tiempos de cara al “montaje del gran operativo tanto policial como mediático” que, asevera el escrito, supuso la detención de Cursach y su mano derecha.

No en vano, ya el 17 de febrero, Penalva informaba al resto de miembros del chat: "Os acabo de mandar el auto de prisión incorporando el último informe en relación a los ticketeros”. El juez aludía así a la resolución que dictaría dos semanas después, mencionando, además, que acababa de incluir en la misma las conclusiones relativas a una de las líneas de investigación desplegadas entonces contra Cursach.

No sólo eso. Ese mismo día, uno de los policías ya baraja las fechas en las que ejecutar los arrestos y, dirigiéndose al fiscal en aras a coordinarse, le comenta: “Subi, estamos pensando en hacer las detenciones gordas [en alusión a Cursach y Sbert] el día 28 y pasarlos a disposición [judicial] el 2 ó el 3. ¿Cómo te va a ti?”, a lo que Subirán responde: “Bien”.

Tres días después, el 20 de febrero, los miembros del chat continuaban dirimiendo sobre las futuras detenciones: “¡Esto es un guion bien hecho que pone las cosas fáciles!”, comentan, para, acto seguido, el juez informar de que está “intentando complementar el auto esta mañana antes de ir a la guardia y allí, si no tengo jaleo, me miro lo de Pachá y lo añado”. “¡A su disposición siempre!”, le responden.

Tal como consta en el chat, el 27 de febrero continúan deliberando sobre los pormenores del auto de prisión e incluso Penalva solicita opinión acerca de lo que hará constar en la resolución: “Subi. Hemos quedado que en el auto capado se incluyen conversaciones o parte de ellas, ¿no? Quizás omitiría las que tienen con gente del Ayuntamiento para que no vengan tan preparados, aunque en el momento que mencione los teléfonos ya imaginarán que han sido grabados. ¿Qué opináis? ¿Omito cualquier mención a teléfonos?”.

Ya el día de los arrestos, el 28 de febrero, el juez o el fiscal interpelan al resto de participantes del chat: “¿Preparados para día D hora H?, a lo que otro de los integrantes contesta: “¡Listos!”. Una vez que las detenciones ya se han producido, el agente de Blanqueo presente en el chat informa: “Pájaros en el nido”. Tan sólo un día después, el subinspector del grupo policial advierte a Penalva de que debe cambiar la fecha del auto de prisión para hacerla coincidir con el día en que tenían previsto que se decretase el ingreso en prisión de Cursach y Sbert: “Ahora leía el auto. Cambia la fecha. Día 3”.

Precisamente, sobre este punto, la defensa de Sbert, ejercida por el abogado Antonio Martínez, subraya cómo el subinspector “participó muy activamente en el proceso”, calificando de “falsa” la respuesta que ofreció al respecto al ser interrogado el pasado miércoles en el Tribunal Superior de Justicia de Baleares. Y es que, según alegó el policía, tanto la decisión de prisión y el auto que la sustentaba les eran “desconocidos”. Sin embargo, el letrado rebate, en base al contenido del chat, cómo los investigadores “manejaban el borrador que él mismo [el subinspector] corrigió, al menos en el trascendental dato de la fecha que debía reflejar”. Y alude, asimismo, a la “determinante” participación de la inspectora de Blanqueo, también integrante del grupo de whatsapp, al señalar que parte de los hechos "parecen maquinados por ella".

El escrito recoge otra de las conversaciones mantenidas por los antiguos investigadores mientras Cursach y Sbert permanecían en los calabozos de las dependencias policiales. En un instante de la misma, Penalva o Subirán se interesan por conocer “qué ha cenado el capo”, en referencia a Cursach, a lo que uno de los miembros de Blanqueo responde: “Mortadela sin aceitunas”. El diálogo continúa en este mismo tono: “Bergas [en relación a otro de los directivos del grupo Cursach, Antoni Bergas, también arrestado], una tortilla de medicinas. Y Sbert, "pañuelos de papel para las lágrimas”. Sobre este, el agente no duda en mofarse: “Llorando como una magdalena” y, simulando ser Sbert recordando en ese momento a su mujer, profiere: “Mi Cloti, pobre, es mi vida, la Cloti”.

Tras analizar el contenido de los whatsapps, la defensa de Sbert ha puesto en conocimiento del magistrado que investiga las presuntas irregularidades cometidas durante la instrucción del caso Cursach su “absoluta necesidad” de acceder a la totalidad de las conversaciones próximas a la detención de su patrocinado, “máxime tras advertir el gravísimo hecho de que la prisión del señor Sbert estaba decidida tiempo atrás”, así como a las mantenidas el mes anterior y posterior a la apertura de la línea de investigación por la que Cursach, Sbert y otros 22 acusados se encuentran a las puertas del banquillo. "Sin duda, los indicios delictivos espantan", sentencia el abogado sobre la conducta desplegada por el "grupo criminal" que, concluye, formaban Penalva, Subirán y los integrantes de Blanqueo con los que ambos trabajaban.

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