Una mallorquina relata el caos en el crucero de México: "Motines y peleas han obligado a intervenir a la policía"

Marina J Ramos | 28/02/2020

"Lo que era un viaje de placer por las costas del Caribe, se ha convertido en una prisión 5 estrellas. Estamos encerrados y sin información. La gente está muy tensa. Solo queremos saber la verdad", comenta una mallorquina, atrapada en el crucero "MSC Meravigilia", frente a las costas de México por un posible caso de coronavirus. Los 4.500 pasajeros llevan sin poder salir del crucero desde el pasado domingo. Según las últimas informaciones, el caso ha quedado descartado y los pasajeros han podido pisar tierra en la isla de Cozumel. "Hemos besado el suelo en salir. Han sido días muy duros, con tensión, miedo, motines e incluso peleas", comenta Mercedes.

Cróncia Balear ha contactado con una de los ocho mallorquines atrapados en el crucero "MSC Meravigilia" desde el domingo. El barco salió el 23 de febrero desde Miami. "Al embarcar, nos hicieron pasar a los más de 4.500 pasajeros por un detector para ver si alguien presentaba síntomas de coronavirus. También nos hicieron firmar una declaración, en la que asegurábamos que no habíamos viajado a ninguna de las zonas con peligro de contagio", cuenta Mercedes González Moreno, una de los ocho mallorquines atrapados en el crucero.

Antes de llegar a Jamaica, la primera parada del buque, saltó la alerta. Un cocinero de la tripulación del crucero, proveniente de Filipinas, presentó síntomas, compatibles con el coronavirus. Al llegar esta información a Jamaica, las autoridades locales denegaron la arribada del buque al puerto. "Estuvimos 4 horas esperando para desembarcar. Al final, el capitán decidió pasar de este destino y nos fuimos al siguiente", asegura Mercedes González, abogada en Mallorca y pasajera del crucero.

Las autoridades de las islas Caimán también denegaron la llegada del crucero, ante el temor de que se extendiese el virus por la isla, muy pequeña y con pocos recursos. "Pasamos de largo de las Islas Caimán. Ni siquiera nos acercamos". Ayer el buque, tras 5 días de navegación y sin poder desembarcar en las dos paradas previstas, llegó a las islas de Cozumel, México, donde les permitieron amarrar el barco, pero no desembarcar.

MOTINES, PELEAS Y GAS PIMIENTA EN EL BARCO

"Ayer la gente, después de 5 días encerrados y sin saber exactamente qué estaba pasando ya estaba muy quemada. Nos organizamos para hacer motines por nacionalidades. Los italianos empezaron a chillar, exigiendo responsabilidades. Las autoridades del barco ordenaron subir la música más y más fuerte, para silenciar las protestas e intentar calmar la situación. Los italianos se mosquearon e increparon a los músicos. Llegaron a las manos. De repente, salieron muchos policías del barco y rociaron a los italianos con gas pimienta".

"Esto pasó en la planta 5. Los hispanohablantes estábamos en la 7 y nos tuvimos que ir al baño a lavarnos la cara, porque casi no podíamos respirar. Ha sido un como una guerra, horroroso. Solo queremos que nos digan la verdad", explica Mercedes. "La gestión de la situación por parte de los trabajadores del crucero es pésima. Se está montando follón y esto puede ser una bomba de relojería. Al menos, gracias a las protestas hemos conseguido que nos devuelvan el importe del crucero".

DESINFORMACIÓN Y 200 DÓLARES POR INTERNET 


"El problema es que la tripulación no nos informa de qué es lo que ocurre. Fuera la gente tiene más información de lo que pasa en el barco que nosotros mismos. El problema es que cuesta 200 dólares tener internet durante 24 horas. Esta falta de información ha provocado una especie de teléfono roto".

Esta mallorquina cuenta que los pasajeros tienen mucho miedo ante un posible contagio masivo de coronavirus en el crucero. Asegura que muchos ya no salen de sus camarotes ni para comer. Dejan los platos en el pasillo.

EL CORONAVIRUS, DESCARTADO

Dos profesionales sanitarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) accedieron ayer al crucero para comprobar el estado de salud de la tripulación. Esta mañana (a las 2h de la madrugada allí), y tras comprobar que las dos personas que presentaban síntomas -un cocinero de la tripulación y una pasajera francesa de 13 años- tienen gripe común y no coronavirus, han dejado desembarcar a todos los pasajeros del crucero.

"Muchos no se han enterado, porque están durmiendo. Nosotros lo primero que hemos hecho ha sido besar el suelo. Ha sido todo un suplicio", dice Mercedes. "Ahora solo esperamos que nos dejen desembarcar en Miami el domingo para poder coger el vuelo y volver a casa".

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