"Pondría a Armengol solo tres meses en mi situación, cobrando 400 euros y pasando vergüenza"
Irene R Aguado | Mallorca, 24 de Marzo de 2021 | 18:24h
"Pondría a Armengol tan solo tres meses en mi situación, cobrando 400 euros, vendiendo su ropa, pidiendo dinero y pasando vergüenza". Son palabras de Jesús Macarro, un hombre de 47 años, camarero de oficio y residente en Santa Ponça. Sus vídeos han corrido como la pólvora en redes sociales. Los publica en varios grupos de Facebook y acumulan centenares de visitas, comentarios e interacciones.
"Llevo un año parado, desde marzo, pagando un alquiler a base de ayudas y deudas", explica Macarro, que se quedó en paro cuando el hotel en el que trabajaba liquidó a todos los empleados eventuales al ver el panorama que venía, poco antes de la pandemia. Sus palabras destilan desesperación y angustia frente a una situación que no puede controlar, y que está poniendo a prueba incluso su salud mental. Tiene dos hijos, está separado y su único ingreso fijo es una ayuda de 450 euros para parados que han agotado su prestación por desempleo.
Pero ese dinero apenas cubre la mitad de su alquiler, por el que paga 750 euros al mes. Si quiere cambiarse de vivienda a un alquiler más económico, le piden que presente una nómina que no tiene. Jesús ha tenido que arreglárselas para llegar a fin de mes "haciendo malabares", como él mismo dice. Ya ha vendido parte de su ropa y empeñó sus alianzas para poder hacer un regalo de Reyes a sus hijos. De vez en cuando, por suerte, le llaman para hacer horas extra en un restaurante, lo que le ayuda a tener un poco de dinero suelto. "Para echar gasolina, o por si mis hijos me piden uno o dos euros", detalla. En alguna ocasión ha llegado a desplazarse más de 40 kilómetros para trabajar por ocho euros la hora. "Dos horas por 16 euros. Es la única forma de tener algo de dinero en efectivo, así que me vale la pena", lamenta.
Sin embargo, para comer todos los días ha tenido que recurrir a los servicios sociales, donde le han dado una tarjeta para que él y sus hijos tengan asegurados los productos básicos y alimentos en casa. Para lo demás, milagros.
Varios de sus amigos de la infancia, al enterarse de la situación de Jesús, crearon un grupo de WhatsApp para ayudarle a salir del paso con donaciones. De todas formas, desde que sus vídeos se han hecho virales, incluso desconocidos le han ofrecido dinero. Recuerda el caso de un empresario que se desplazó a Santa Ponça, donde vive él, y le dio dinero. El camarero se emocionó y se echó a llorar. Y es que, aunque le da "mucha vergüenza" aceptar los regalos, de momento no le queda "otra alternativa" que hacerlo.
Y en este punto es cuando desea que los responsables del Ejecutivo pasen, durante un corto periodo de tiempo, la época de 'vacas flacas' que está pasando él: "Les falta empatía. Ellos cobran todos los meses un sueldo y las medidas no les afectan en ese sentido. Si les afectara como a nosotros, sería otra historia", asevera a este periódico el protagonista de los vídeos virales.
Al preguntarle por el riesgo que supone el coronavirus en las Islas, Jesús asegura que es paciente de riesgo: "Soy hipertenso crónico". Sin embargo, lo tiene muy claro: "A mi me va a matar el hambre, no el coronavirus". Para buscar una respuesta a sus preguntas, rastrea a la desesperada los periódicos. Pero lo que encuentra no le ayuda: "Baleares es la segunda mejor comunidad en cuanto a situación epidemiológica, por detrás de Valencia. La incidencia acumulada solo ha subido de 42 a 47 casos. No está justificado que vuelvan a cerrar el interior de los bares", concluye.
El perjuicio que conlleva abrir la hostelería y volver a cerrarla en tan poco tiempo, según explica, es enorme. "Abrir los locales supone una inversión, pero hay que tirarlo todo a la basura", asevera. Y no solo la comida: "¿Y los trabajadores en ERTE? ¿No importan a nadie? Van a tener que esperar por lo menos dos meses sin ingresos hasta volver a cobrar otra vez". Incluso él mismo se angustia al pensar en los que han vuelto a sus puestos de trabajo para volver de nuevo al ERTE: "El SEPE tarda, como mínimo, dos meses en pagar. Así que en abril y mayo no tendrán ningún ingreso por el capricho de Armengol".
"Como yo hay mucha gente", dice Macarro. Asimismo, el camarero no se siente representado por quien debiera dar la cara por él: "Carmen Planas y Jordi Mora —los presidentes de las patronales CAEB y PIMEM— son otro par de sinvergüenzas. Respaldan al Govern en la decisión de cerrar el interior de los bares el viernes. ¿De verdad le han preguntado a los empresarios si les parece bien? Solo agachan la cabeza y aceptan, porque ellos también cobrarán a final de mes. A mi no me representan. De hecho, no han dado la cara por nadie", lamenta Macarro.
Al borde de la desesperación, por la cabeza de este padre de familia han pasado todo tipo de situaciones. "Si seguimos así, vamos a acabar robando, traficando con drogas o incluso tirándonos por un puente. Yo estoy yendo a un psicólogo porque ya no veo la salida". De momento, ha encontrado una vía de escape en los vídeos que publica en redes sociales, donde expresa su desesperación y recibe el apoyo de centenares de usuarios que piensan como él.