Las etiquetas de fechas de alimentos, responsables del desperdicio de 9 millones de toneladas al año en Europa

EP | 22/02/2021

Muchas veces desperdiciamos alimentos que están en perfecto estado para su consumo - CHALONER WOODS

El etiquetado de fecha de caducidad y de consumo preferente de los alimentos está detrás del 10% de la comida que desperdicia en Europa anualmente, nada menos que 9 millones de toneladas de productos. Tal y como señala Too Good To Go - la app que lucha contra el desperdicio de alimentos - aún hay mucha confusión entre los consumidores a la hora de diferenciar entre consumo preferente y caducidad y un 40% de los encuestados según un reciente estudio de la OCU no diferenciarían entre ambos, lo que estaría ocasionando que se desperdicie mucha comida que aún podría estar en buen estado.

La fecha de caducidad indica que pasado ese límite temporal el producto deja de ser seguro para la salud y no debe consumirse. Sin embargo, la fecha de consumo preferente señala que una vez pasada, el producto puede perder algunas de sus propiedades pero si tiene buen aspecto, huele bien y sabe bien, se puede consumir sin que entrañe riesgos. Y ahí es donde entra en juego nuestra lógica.

En este sentido, desde Too Good To Go señalan que la fecha de consumo preferente está presente en una gran variedad de productos refrigerados, congelados, pastas, arroces, así como también en conservas, aceites, entre otros alimentos. Muchos de estos productos sin abrir pueden consumirse unos días o semanas después de haber superado su fecha e incluso pasado unos meses o hasta un año.

Por ejemplo, la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria señala que los yogures o el pan de molde podrían consumirse hasta 15 días después de superar su fecha de consumo preferente. En el caso de las galletas, los zumos, los cereales o salsas hasta tres meses después. Mientras que el café, las legumbres, la harina, la pasta, el arroz y muchas conservas que también tienen fecha de consumo preferente serían aptas hasta un año más tarde.

"En estos casos lo que hay que hacer es aplicar la lógica de los sentidos. Observar el aspecto del producto, comprobar si huele bien y probarlo. Esto nos ayudará a saber si podemos consumir el alimento o no y evitar el desperdicio", comenta Madalena Rugeroni, directora de Too Good To Go en España.

Poner freno al desperdicio de alimentos se ha convertido en uno de los grandes retos para los próximos años desde que la ONU incluyó el objetivo de reducirlo a la mitad para 2030 en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. "El desperdicio alimentario es responsable de entre el 8 y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Reduciéndolo conseguiremos mitigar nuestra huella e impacto sobre el planeta", apunta Rugeroni.

La Comisión Europea destacó en la presentación de su estrategia "Farm to fork" su compromiso en la lucha contra el desperdicio de alimentos en el ámbito de la UE prestando especial atención a la problemática de las fechas como uno de los puntos clave sobre los que actuar a nivel legislativo. En ella se plantean cambios en las normativas sobre el etiquetado y la información que se da en ellas para hacerlo más simple al consumidor, todo ello para evitar que se siga desperdiciando más comida y construir un sistema alimentario sostenible.

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