El impacto del confinamiento en las emisiones se ha perdido y está en niveles previos

EP | 09/09/2020

Un informe realizado por diversas organizaciones científicas, llamado United in Science 2020, ha señalado que la COVID-19 "no ha frenado" el cambio climático y que el impacto que se registró en la emisión de gases de efecto invernadero por el confinamiento de la población se ha recuperado en los últimos meses hasta llegar, incluso, a niveles previos a la pandemia.

"Todo apunta a que se producirá el período quinquenal más cálido del que se tiene constancia, una tendencia que, probablemente, se mantendrá", apunta el documento, que recuerda que, con estos datos, los países están lejos de cumplir los objetivos acordados de mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales o de limitarlo a 1,5°C por encima de esos valores de referencia.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, apunta en el prólogo del informe, que "nunca antes" había sido "tan evidente la necesidad de aplicar transiciones limpias, inclusivas y a largo plazo que permitan afrontar la crisis climática y hacer realidad el desarrollo sostenible". A su juicio, hay que "convertir la estrategia de recuperación de la pandemia en una auténtica oportunidad para forjar un futuro mejor". "Necesitamos ciencia, solidaridad y soluciones", apunta.

PRINCIPALES CONCLUSIONES

Los principales datos que muestra este estudio, señalan que las concentraciones atmosféricas de CO2 no han dado señales de tocar techo y han seguido aumentando hasta alcanzar nuevos registros sin precedentes. Las estaciones de referencia de la red de la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG) de la OMM informaron de concentraciones de CO2 de más de 410 partes por millón (ppm) durante la primera mitad de 2020, y en las estaciones de Mauna Loa (Hawái) y el cabo Grim (Tasmania) se registraron 414,38 ppm y 410,04 ppm, respectivamente, en julio de 2020, frente a las 411,74 ppm y 407,83 ppm de julio de 2019.

También destacan que, en el "apogeo" de las medidas de confinamiento, a principios de abril de 2020, las emisiones mundiales diarias de CO2 de origen fósil disminuyeron un 17 % con respecto a 2019, una reducción "sin precedentes".

Con todo, advierte el documento, estas se mantuvieron en niveles equivalentes a los de 2006, lo que supone "una clara muestra del drástico incremento experimentado a lo largo de los últimos 15 años" y "de la constante dependencia de los combustibles fósiles para la generación de energía". Además, a principios de junio, "las emisiones mundiales diarias de CO2 de origen fósil volvieron a situarse cerca de los niveles de 2019".

En concreto, explican los expertos, se quedaron mayoritariamente en un5 % (intervalo del 1% al 8%) por debajo de los valores registrados ese año, cuando se alcanzó un nuevo récord de 36,7 gigatoneladas (Gt), es decir, un 62% más de emisiones que las registradas cuando empezaron las negociaciones sobre el cambio climático en 1990.

MEDIDAS A CORTO Y LARGO PLAZO


Ante estas cifras, el estudio señala que "ya no puede aplazarse más la adopción de medidas transformadoras". Llama a alcanzar los objetivos acordados en la Cumbre del Clima de París.

Dicen que "todavía es posible salvar la disparidad en las emisiones" pero son necesarias "medidas urgentes y concertadas entre todos los países y todos los sectores". "Una parte notable del potencial a corto plazo puede materializarse mediante la ampliación de las políticas actuales cuya eficacia se haya podido demostrar, por ejemplo, en materia de energías renovables y eficiencia energética, medios de transporte con bajas emisiones de carbono y supresión progresiva del uso del carbón", recomiendan.

Del mismo modo, reclaman que, más allá del horizonte de 2030, se necesitan nuevas soluciones tecnológicas y un cambio gradual en los modelos de consumo a todos los niveles. Pero cabe destacar que ya existen soluciones viables desde el punto de vista técnico y económico.

El informe United in Science 2020, el segundo de una serie, está coordinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), y cuenta con aportaciones del Proyecto Carbono Global, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Servicio Meteorológico del Reino Unido. En él se presentan los datos y resultados científicos sobre el cambio climático más recientes a fin de contribuir a la adopción de medidas y políticas mundiales bien fundamentadas.

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