Desde agosto sin cobrar, pero obligados a trabajar

Alicia Catalá | 17/03/2019

Uno de cada cien niños sufre algún grado de Trastorno de Espectro Autista (TEA) y, según datos de la Asociación de Padres de Niños con Autismo de Baleares (APNAB), en las islas hay unas 600 familias con uno de sus miembros afectados, sea de la edad que sea.

Hasta hace unos meses APNAB-Gaspar Hauser les ayudaba a tener una vida normal y corriente, y lo hacía gracias a los 80 profesionales que trabajaban en ella. Algunos han tenido la suerte de cobrar directamente de la Consellería, pero el resto, una treintena según datos del comité de empresa de Gaspar Hauser, dejaron de cobrar sus nóminas en agosto. Muchos de ellos, la mayoría, han abandonado. Algunos continúan la lucha.

Patricia García Bernat es una de ellos. Tiene 35 años, y es auxiliar técnico educativo en APNAB-Gaspar Hauser, donde lleva trabajando los últimos seis años, pero sin cobrar desde agosto del 2018.

¿En qué consiste tu trabajo?

Yo doy apoyo en las aulas de colegios que tienen niños TEA, como La Salle, San Vicente de Paul, el Corpus Christie… actualmente trabajo en el Sagrado Corazón. Trabajamos con niños que tienen horarios combinados, es decir, pasan algunas horas con los profesores en sus clases y otras horas con mis compañeras y conmigo. También tenemos niños que pasan todo el horario lectivo con nosotras y también los hay que necesitan un acompañamiento en la clase, por ejemplo, para hacer matemáticas. Cada niño tiene sus necesidades, y nosotros ayudamos a los profesores, a las familias, y a los propios niños a gestionarlas.

Y todo iba bien hasta agosto del año pasado…

En realidad, no. Todo ha ido a trompicones desde el principio. Siempre ha habido algunos retrasos en los pagos de las nóminas, a veces de quince días, otras veces de un mes, incluso un mes y medio, pero siempre acababan pagando.

(Debo de poner cara de sorpresa porque sonríe, resignada)

Sí, siempre ha sido así. La verdad es que la mala gestión de la fundación hizo que cayera el centro de día, después perdieron el concurso del centro específico por no cumplir la normativa… los pisos tutelados y poco a poco fueron cayendo todos los servicios.

¿Qué ambiente se respiraba entre los profesionales?

Empezamos a ponernos muy nerviosos. Si Gaspar Hauser había perdido todos esos servicios que pagaba la Consellería, ya no entraba dinero en la fundación, y encima, los retrasos en los pagos de las nóminas eran cada vez mayores.

Estábamos “acostumbrados” -hace el signo universal de comillas con los dedos- a cobrar un mes tarde, la nómina de agosto tenía que haber llegado en septiembre, en octubre, la de septiembre… pero llegó noviembre y no habíamos cobrado ni agosto, ni septiembre, ni octubre… y todo hacía pensar que noviembre tampoco llegaría.

¿Cómo reaccionasteis?

Los compañeros empezaron a poner demandas. Muchos de ellos se fueron, perdieron dos o tres meses, pero se marcharon para encontrar otro trabajo. Me arrepiento tanto de no haber hecho lo mismo… Lo que tenía que haber hecho en ese momento es empezar a buscar curro, en lugar de permitir que se genere una deuda de ocho nóminas y tres pagas dobles que, hoy en día sigue sumando meses. Gaspar Hauser me debe unos 12.000 euros, que no me han pagado pero que yo he gastado en vivir, tengo familia, tengo un hijo, tengo impuestos, facturas de agua, luz, comida…

Y a pesar de que no te pagan desde agosto del año pasado, tienes que seguir trabajando.

Si no sigo trabajando perderé, paradójicamente, el derecho a cobrar, el derecho a paro, mi indemnización…

¿Y con qué cara te presentas en las aulas?

En este trabajo es imprescindible la estabilidad emocional, estar fuerte para poder implicarse al máximo con los usuarios, niños en mi caso, y con sus familias. Yo doy apoyo a los niños en el aula, pero también en el patio, en los momentos de ocio, en los eventos escolares como festivales o excursiones, en el comedor. Estos niños necesitan un referente constante y cada uno de ellos presenta una serie de necesidades que yo conozco, porque los conozco a ellos. Llevo todos estos meses trabajando con ansiedad, viviendo con ansiedad, desde hace una semana estoy de baja por depresión porque no puedo hacer bien mi trabajo porque los nervios pueden conmigo.

¿Qué representa que tú estés de baja?

Mis compañeras se han tenido que reestructurar por falta de personal. Ahora ya no hacemos comedores, por ejemplo. ¿Sabes lo que eso significa? No es tan simple como que los niños con TEA no puedan ir al comedor, abarca mucho más: representa un trastorno para los padres, que tienen que ir a buscarlos, afectando a sus trabajos. Además, por la tarde muchos ya no regresan al colegio. Sin nosotros la programación marcada a principio de curso no se cumple, habrá niños que no podrán hacer clase de matemáticas porque yo no estoy para ayudarle a él y a su profesor, habrá otros que no podrán ir a gimnasia, otros no asistirán a lenguaje o a inglés… o no podrán salir al patio. No aprenderán lo que necesitan, no tendrán la vida normal que les intentamos dar.

¿Cómo se vive en casa una situación como esta?

Por suerte toda mi familia me apoya al cien por cien. Es verdad que duermo poco y mal, que estoy nerviosa, me he puesto enferma muchas veces, se me va el hambre… pero cuento con su apoyo. Y con las ayudas de los servicios sociales, porque ya no puedo pagarlo todo como antes.

También quiero decir que el Sagrado Corazón, consciente de nuestra situación, nos hizo un buen aguinaldo en Navidad y nos regaló una cesta para poder pasar las fiestas de la mejor manera posible.

¿Qué os depara ahora el futuro?

En noviembre puse una denuncia porque no estaba cobrando y la empresa ni siquiera se presentó a la reunión con el TAMIB, con lo que la denuncia sigue su curso, se espera que haya juicio a finales de mayo. Mientras tanto, los trabajadores vamos detrás del ERE, que se inició en febrero y que tiene que durar hasta el 26 de marzo, pero que, seguro que se alarga más, y cuando finalice… pues todo el mundo a la calle, no se sabe en qué condiciones.

¿Y cuándo todo esto acabe?

(Patricia suspira, me mira, es como si le hablara de la existencia de unicornios rosa)

Yo sólo quiero estar tranquila. Me encantaría poder seguir trabajando, pero si eso no puede ser, a menos recuperar lo que no he cobrado y volver a vivir tranquila.

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