Encontrar la felicidad en la pobreza
El después de las tragedia: una vida en la ruina, pero mirando hacia el optimismo
EFE | 19/11/2024
Cuando el pasado 29 de octubre a María Rosa Gabaldón y a su marido Eugenio les llegaba el agua por el pecho, este matrimonio de jubilados tuvo la pericia de flotar hasta el patio, agarrar una escalera y subirse hasta el techo de su casa, donde pudieron ser rescatados por la Guardia Civil de Utiel, cuyo cuartel se encuentra a pocos metros de su vivienda.
Allí se refugiaron para pasar la noche ataviados con pijamas del Instituto armado que aún conservan. “En la pobreza he encontrado la felicidad”, apunta Eugenio, visiblemente emocionado desde la puerta de su casa, donde apenas quedan enseres y algunos recuerdos de una vida que parece algo lejana.
Ellos son dos de las más de cien personas que la Guardia Civil rescató aquel día, la mayoría del barrio de La Fuente, una de las zonas que este martes han recorrido de la mano de otros dos vecinos Felipe VI y la reina Letizia, que justo han podido comprobar el estado de varias viviendas muy próximas a la de Eugenio y María Rosa, que comenta hacia el final que también es tía del alcalde, Ricardo Gabaldón.
En la habitación principal, donde se mantiene pegado a la pared un crucifijo que resistió a la inundación, Eugenio ha colocado sobre muebles y estufas que ya no funcionan buena parte de su documentación y recuerdos de familiares con el objetivo de poder secarlas. Algunas de las imágenes esperan poder recuperarlas con la ayuda del servicio de restauración de fotografías que ha puesto a disposición de los afectados la Universitat de València.
"Fue visto y no visto. Cuando nos queríamos dar cuenta los muebles flotaban con nosotros encima", rememora María Rosa, que agradece, entre otras cosas, haber podido conservar su orla de cuando estudió Magisterio y la patente de una máquina estrujadora para trabajar la uva que crearon su padre y su hermano a principios del siglo pasado.
El caos, además, ha servido para que Eugenio se reencuentre con unas memorias que escribió su padre y que tenía perdidas antes de la dana. Poco a poco, va reordenando aquello que ha podido conservar, y lamenta que en el fragor de los primeros días, los voluntarios, con buena intención y sin ánimo de causar ningún mal, han llegado a tirar cosas que, de haberlo pensado mejor, les habría gustado conservar.
Entre esos tesoros que salvaron de ir a la basura destaca uno: la máquina de cine que utilizaba el padre de Eugenio para dar voz a las películas mudas.
CALIBRAR EL FUTURO
Por la zona de la Alameda, donde también han estado don Felipe y doña Letizia, los dueños de ‘Casa Mari’, un matrimonio cercano a los 60 años de edad, limpian a conciencia algunos de los aparatos de su restaurante, en un bar en el que durante estas labores suena ‘Faith’, de George Michael, en un local donde la altura del agua superó los dos metros.
Mari, la dueña, tiene una sensación similar sobre todo lo que se ha desechado durante las labores de limpieza, especialmente en los primeros días: “Yo he limpiado una a una toda mi vajilla porque he visto que se tiran cosas que sirven...”, dice.
No descarta reabrir, pero en esta situación tiene claro que debe calibrar muy bien si merece la pena. “Invertí 30.000 euros en este local... ¿Ahora qué hago? ¿Reinvierto otros 30.000? A mi marido apenas le quedan cuatro años para jubilarse, no sabemos si merece la pena”, reflexiona.
Sobre la visita de los reyes y autoridades, no comentan demasiado, pero Mari tiene claro que “nadie podría haber prevenido esto” mientras dice tener la sensación de que ahora se buscan “cabezas de turco”. “Lo que tiene que pasar es que lleguen las ayudas rápido”, resume.