¿Cómo identificar que un niño ha sido abusado sexualmente?

Ana M Longo | 24/02/2020

Los niños son lo más preciado que tenemos y por eso hay que cuidarles y protegerles. El niño puede haber sufrido escenas violentas y querer ocultarlo o no ser capaz de transmitirlo. Identificar que puede haber sido abusado sexualmente puede resultar complicado. Sin embargo, es necesario que los padres conozcan ciertos indicadores.

El pequeño que ha sido abusado sexualmente no actúa de un modo libre y normal atendiendo a su edad. Se vuelve retraído, desconfiado y se siente poco válido. Su percepción de la sexualidad llama poderosamente la atención. Los comportamientos del niño desconciertan y es frecuente que se añadan sospechas de que algo no va bien.

El niño que ha sido abusado sexualmente

Un niño pequeño feliz y normal se muestra inocente, despreocupado y con ganas de jugar y pasarlo bien. Sin embargo, si ha sido abusado sexualmente su autoestima se ve mermada. Los padres pueden sentir desasosiego al no reconocer determinadas actitudes en su hijo o por verle apático, triste y débil emocionalmente.

Es importante descubrir algunos indicadores que ayuden a diagnosticar el problema y tomar medidas al respecto. Generalmente estos niños no se abren, ni siquiera con sus padres. Frecuentemente el abusador se encuentra en el círculo cercano –familiar o de amigos- y esto implica que el niño se vuelva temeroso e inseguro. Si le ha violentado una persona de confianza que consideraba responsable y autoritaria, sentirá confusión.

Será así que el pequeño se vuelva más introvertido y se aleje emocionalmente de quienes más le quieren. Se siente aterrado y desamparado pese a no estarlo realmente. Se le ha hecho ver que los adultos pueden hacerle auténtico daño. Y a la vez sopesa su culpa en el hecho. Piensa en si pudo haber hecho algo mal para que le suceda algo así, por qué no pidió ayuda o luchó más.

Concepto de abuso sexual en la infancia

El abuso sexual en el niño significa –dentro del aspecto que se está exponiendo- ejercer control de tipo sexual con o sin violencia de un adulto o de un menor hacia otro menor. Se le fuerza o coacciona a mantener relaciones sexuales. Por lo tanto, no con voluntad propia y en igualdad de condiciones.

Las señales psicológicas y emocionales pueden llegar a evidenciarse más cuando se conoce al hijo. Sin embargo, con reconocimientos médicos pueden identificarse daños físicos –como moretones, infecciones o heridas en su parte genital- muy significativos al respecto. Si el padre llega a tener alguna duda, debe pedir una consulta médica y exponerlo al pediatra. Será este último quien siga el protocolo de actuación para estos graves casos.

Síntomas para identificar el problema

Los padres, ante cualquier duda o temor de que su hijo esté pasando un mal momento, deben prestar más atención. No deben forzarle a hablar o contar si están reticentes a ello. No obstante, necesitan ver en sus padres a sus aliados, a su mayor e incondicional apoyo.

Padre, madre o familiar a su cuidado deben tener presentes una serie de escenarios donde el posible abuso sexual se vislumbra más certero. Puede ocurrir cuando la madre se va de casa y el niño queda al cuidado de otro adulto. Y se da el difícil caso de padres separados donde uno desea perjudicar al otro utilizando al niño y poniéndole en su contra, incluso haciéndole ver una realidad inexistente. Se denomina “alienación parental”. El hijo llega a creérselo y puede rechazar al progenitor.

El niño que ha pasado por una situación tan extrema -ser abusado sexualmente- necesita volver a sentir el calor y protección de sus más allegados. Le dan miedo las presiones, los juicios y las preguntas.  Sentirá miedos, desgana o ansiedad por todo. Su deseo es estar lo más alejado posible de las personas evitando interactuar con ellas.

Indicadores en la conducta de los niños

La inocencia del niño pasa a un segundo plano y  muestra más interés y conocimiento en temas sexuales, algo impropio de su edad. Se muestra más nervioso y menos centrado y concentrado en las tareas del colegio y de la casa. Su rendimiento académico disminuye significativamente.

Se aísla y no desea conectar con otras personas y se muestra más agresivo con probables episodios difíciles de controlar. Llega a ver enemigos en muchas personas. El niño abusado sexualmente suele tener problemas para dormir y pesadillas. Puede retroceder en su control de esfínteres tanto en la cama como durante el día y tener problemas alimentarios.

Prestar atención a las señales

Como padres hay que estar atentos a los comportamientos del hijo. No actuará como el resto de los niños y sus controvertidas conductas deben ponerse en conocimiento de un especialista lo antes posible. En su infancia el niño se siente vulnerable y herido en lo más profundo de su ser. Duele más el plano emocional y psicológico que el físico y lograr su confianza en otras personas es el gran objetivo a conseguir.

Cuanto más tarde se actúe más se agravará el daño para sanarlo. Los niños abusados sexualmente evidencian conductas destructivas alcanzando depresiones e ideas de tipo suicida necesarias de prevenir. En el momento en que el abuso sexual se produce en el entorno más próximo del niño en su infancia, puede repetirse y generar en él una sensación de vacío y soledad extremas.

¿Qué medidas llevar a cabo ante un abuso sexual?

Ante todo, el niño debe sentirse apoyado y con la persona que hable sentir seguridad, protección y confianza ciega en su exposición. Así avanzará en su proceso y permitirá que se le ayude. La posterior denuncia puede realizarse por el familiar al cuidado del niño –normalmente los padres- en comisaría o en caso de haber solicitado una consulta con el pediatra, será él quien la haga.

El niño violentado sexualmente mostrará muy probablemente estrés postraumático. Su situación debe tratarse con urgencia para que no alcance una ruptura significativa y permanente de sus normas, valores y sentido en la vida. La terapia y soporte profesional facilitarán que pueda llevar una vida relativamente normal, donde no impere el odio a las personas y los problemas conductuales y sociales.

Los padres o tutores, quienes más le quieran y cuiden, deben mostrarle su amor incondicional. El niño no necesita ser juzgado ni atosigado y debe permitírsele caminar paso a paso, siempre que se encuentre preparado. El proceso será largo y duro para él. Su evolución dependerá de su entorno y de las adecuadas herramientas que se le faciliten. Normalmente no dará una respuesta temprana. Probablemente sea el tiempo y los años los que faciliten tratar el tema del modo más sincero.

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