Afectados por los ERTE en Baleares: "La realidad está en la calle y el Gobierno a la calle no baja"

Esther Ballesteros | 29/05/2020

Calle Sindicato de Palma durante el confinamiento.

Ante la grave crisis económica y social desencadenada por el impacto del coronavirus (COVID-19), cientos de familias en Baleares se están viendo obligadas a hacer malabarismos en su día a día para hacer frente a las necesidades más básicas. El pesimismo y la desesperación hacen mella en la ciudadanía mientras aguarda soluciones. La espera se hace interminable.

Pese a los retrasos en los pagos, los afectados por los ERTE intentan aferrarse a la esperanza como a un clavo ardiendo. Varios lectores se han puesto en contacto con Crónica Balear para dar a conocer las complicadas circunstancias que atraviesan. Alzan la voz y piden consuelo.

Uno de los afectados es Raiser, quien reside en Palma junto a su mujer y sus tres hijos. Cree necesario hacerse oír "para que todo esto salga a la luz, para que el Gobierno se entere de que todo lo que ellos mismo dicen es mentira. La realidad está en la calle y ellos a la calle no bajan".

Apela, en su intento por hablar en nombre de quienes más lo necesitan, a la necesidad de que las administraciones públicas "no se olviden de que hay muchas personas que tienen más de un hijo y han recibido el salario por uno".

Respecto a los ERTE, considera que "el problema no está en no haber cobrado. El problema está en que nadie, nadie es capaz de decirte la verdad". "Ni el SEPE" -asegura haber realizado "hasta 135 llamadas para que me pudieran atender por teléfono"- "ni el banco".

En su caso, explica que tanto su mujer como él se encuentran bajo un ERTE. "A principios de mes recibí mi salario del SEPE, correspondiente a una semana de marzo y al mes de abril. Hice frente a todos los pagos y me dejé alguna reserva para tener, no más de 250 euros. Pero en la compra de comida ya se ha terminado".

"Mi mujer, en cambio, aún no ha cobrado nada desde el 14 de marzo. Hemos contactado con el SEPE en varias ocasiones (durante horas al teléfono). Nos dicen que todos sus datos están bien: 'ah, sí, en dos o tres días vas a cobrar'. Y nada", lamenta, indignado.

Y prosigue: "Luego en la prensa anuncian que los bancos adelantarán el pago. Nos ponemos en contacto con nuestro banco, nos hacen rellenar un formulario, nos dan el OK para el adelanto. Fue como una luz que nos alumbró. Pero llevamos 11 días de eso y del dinero, nada. De nuestra sucursal nos dicen que es una máquina la que va dando los OK".

"Y, con todo ello, yo viendo a los niños y preocupándome". Asegura que "muchos como nosotros han enviado un mail" que el SOIB respondió, pero, en su caso, "no sé si alguien lo recibió, lo leyó, lo tiró o no sé qué puede haber hecho. Pero no hemos recibido ninguna respuesta".

En medio de su situación y la de tantos otros, Raiser considera que todo "se está yendo de las manos". "Y, en estos momentos, cuando el Gobierno le pide unidad a Europa, yo le quiero decir que no vaya tan lejos. Primero que se una a nosotros, al pueblo, a los padres, a los abuelos, a los niños, que lo estamos pasando mal por su mala gestión. Por favor. Ayúdennos a gritar, ayúdennos a pasar este mal momento. Pero, por lo menos, que sea con dignidad", concluye. Es su grito de desesperación.

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