Las terribles consecuencias que tiene beber refrescos todos los días
Un hombre británico de 42 años estuvo consumiendo cinco litros de refresco al día y esto fue lo que le ocurrió
Penélope O. Álvarez | 18/11/2024

El consumo excesivo de azúcar es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las bebidas azucaradas están vinculadas a enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, y problemas cardiovasculares.
Los refrescos son una de esas fuentes de calorías vacías repletas de azúcar que aportan energía pero sin ningún tipo de nutriente esencial. Es más, diversos estudios han encontrado que quienes consumen regularmente estas bebidas tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes tipo 2. El consumo elevado de bebidas azucaradas incrementa los niveles de azúcar en sangre y puede llevar a una resistencia a la insulina.
Un estudio publicado en Circulation, una revista de la American Heart Association, señaló que consumir una o más bebidas azucaradas al día aumenta el riesgo de sufrir enfermedades coronarias, ya que estas bebidas aumentan los triglicéridos y pueden contribuir al desarrollo de hipertensión.
Los refrescos contienen ácidos y altos niveles de azúcar que erosionan el esmalte dental y favorecen las caries. El daño puede ser severo, especialmente en quienes sustituyen el agua por refrescos. Además, el alto contenido de fructosa en estas bebidas puede sobrecargar el hígado, promoviendo una enfermedad conocida como hígado graso no alcohólico que puede evolucionar hacia enfermedades hepáticas más graves.
EL CASO DE TOM BOWEY
Durante casi una década, un hombre británico de 42 años estuvo consumiendo cinco litros de refresco al día. Esta cantidad no solo tuvo graves consecuencias en su salud física y dental, sino que también supuso alrededor de 34.000 euros.
Tom Bowey compartió que su adicción comenzó de forma inocente, tomando un refresco en el trabajo y con el tiempo, este hábito se intensificó hasta convertirse en un consumo constante desde la mañana hasta la noche. Llegó a abandonar completamente el agua, sustituyéndola por refrescos: subió de peso, sufría insomnio y dolores de cabeza y terminó con los dientes destrozados, pareciendo una persona de 70 años.
Bowey recurrió a una sesión de hipnoterapia con el especialista David Kilmurry, decidido a cambiar y ser un ejemplo para sus hijos. Este método lo ayudó a superar su adicción sin experimentar antojos ni recaídas. Desde entonces, Bowey comenzó a beber agua y a tomar algún refresco sin azúcar. Como consecuencia, perdió peso, mejoró su calidad de sueño y ya no siente el agotamiento constante que antes le parecía normal. Además, su estado de ánimo ha mejorado y estilo de vida también ha tenido un efecto positivo en su entorno familiar, reforzando hábitos saludables en sus hijos.