Los quesos que deberías dejar de comer según un nutricionista
Antes de comprarlos en el supermercado, ten en cuenta estos factores
Penélope O Álvarez | Mallorca, 15 de Octubre de 2024 | 14:28h

El queso es un ingrediente versátil que no solo puede realzar el sabor de una variedad de recetas, sino que también es una fuente importante de calcio y proteína. Sin embargo, es fundamental recordar que ciertos tipos de queso deben consumirse con moderación, de acuerdo con las recomendaciones de expertos en nutrición.
A la hora de escoger qué quesos comprar, hay que tener en cuenta estos tres factores:
- Opta por variedades que sean naturalmente bajas en grasa.
- Evita los quesos procesados
- Presta atención al contenido de sodio, intentando elegir aquellos con niveles lo más bajos posible.
Aunque muchos quesos son deliciosos y aportan beneficios nutricionales, su consumo excesivo puede acarrear consecuencias negativas para la salud, incluyendo el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y problemas metabólicos.
Los nutricionistas recomiendan limitar el consumo de ciertos quesos que son especialmente calóricos y de escaso valor nutricional. Entre estos, el queso procesado destaca como una de las peores alternativas. Este tipo de queso se produce a altas temperaturas (entre 90 y 99 grados Celsius), lo que provoca una pérdida significativa de nutrientes como las vitaminas B y el calcio.
A menudo, se les añaden conservantes, emulsionantes y saborizantes artificiales, lo que los convierte en productos poco recomendables para la dieta diaria. Además, la textura y el sabor que se les otorgan artificialmente pueden hacer que sean más atractivos, lo que puede llevar a un consumo excesivo.
Además, los quesos procesados suelen contener grasas vegetales, muchas veces hidrogenadas, como el aceite de palma, y son ricos en ácidos grasos saturados y grasas trans, consideradas perjudiciales para la salud cardiovascular. Un consumo elevado de grasas trans está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y aumento de los niveles de colesterol LDL (el "colesterol malo").
También es común que contengan almidón modificado, lo que puede desencadenar reacciones alérgicas en algunas personas, especialmente aquellas con intolerancias alimentarias.
Otro aspecto preocupante de estos quesos es su alto contenido en fosfatos y sales emulsionantes, que les otorgan una textura suave y fácil de untar. Sin embargo, el consumo excesivo de estos aditivos puede contribuir a la acumulación de sustancias en los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas y aterosclerosis. Además, el exceso de fosfatos puede interferir con la absorción de calcio y afectar negativamente la salud ósea a largo plazo.
QUESOS A LOS QUE DEBES PRESTAR ATENCIÓN
El mascarpone, un queso italiano popular en postres como el tiramisú, es otro al que se debe prestar atención. Aunque su sabor cremoso y ligeramente dulce lo hace atractivo, su composición puede contener hasta un 50% de grasa y es rico en colesterol, lo que lo hace desaconsejable para personas con problemas cardiovasculares o hepáticos.
El queso gruyère, originario de Suiza, aunque es muy apreciado por su sabor a nuez y su larga maduración, es igualmente alto en grasas y calorías. Este queso, que se utiliza a menudo en platos como la fondue, puede ser una opción deliciosa, pero para quienes cuidan su salud cardíaca, es preferible optar por alternativas más saludables.
Por otro lado, el queso Limburger, famoso por su fuerte olor y su textura cremosa, se asocia con un riesgo potencial de intoxicación alimentaria debido a su método de producción tradicional, que puede permitir la proliferación de bacterias durante su preparación. Este riesgo se incrementa si el queso no se almacena adecuadamente o se consume en condiciones poco higiénicas.
Finalmente, el cheddar, un queso duro elaborado con leche de vaca, destaca por su sabor ácido y su color característico. A pesar de que ofrece beneficios como vitamina A y calcio, también es alto en sodio y grasas, lo que lo convierte en una opción que se debe consumir con precaución. Algunos estudios han sugerido que el consumo moderado de quesos como el cheddar puede incluso tener efectos beneficiosos en la salud, como el fortalecimiento de los huesos y la mejora de la salud dental, siempre y cuando se mantenga un equilibrio en la dieta.