Los trastornos de la alimentación, un grave problema en los adolescentes

EP | 14/07/2021

BENJAMIN WATSON/ARCHIVO

Solo 13 de cada 100 adolescentes con trastornos de la alimentación es diagnosticado y tratado por profesionales lo que resulta "peligroso" ya que esta enfermedad suele verse asociados con otros trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o el abuso de estupefacientes, según han señalado fuentes de La Salud.

Al respecto, el psicólogo del Servicio de Psiquiatría de este centro hospitalario Tony Crespo ha explicado que los trastornos alimentarios afectan principalmente a las niñas y mujeres, pero no son solo un problema de ellas ya que cada vez "con más frecuencia nos encontramos en las consultas con hombres y niños vulnerables". A día de hoy, 1 de cada 4 casos, es decir, el 25%, ya se dan en niños pre-adolescentes.

Asimismo, ha señalado de que los adolescentes a veces tienen trastornos de la alimentación sin que sus familias o amigos lo sospechen. Pero ha advertido de que dejar los trastornos alimenticios sin tratar puede tener consecuencias "graves" porque los adolescentes con anorexia tienen una tasa de mortalidad 18 veces mayor.

Existen tres tipos principales de trastornos de la alimentación. En primer lugar, las personas con Anorexia Nerviosa son aquellas que tienen una imagen corporal distorsionada que les hace verse con sobrepeso incluso cuando están peligrosamente delgadas. A menudo, estas personas se niegan a comer y hacen ejercicio compulsivamente. Los problemas físicos asociados con la anorexia incluyen anemia, estreñimiento, osteoporosis e incluso daño al corazón y al cerebro.

Por su parte, las personas con Bulimia Nerviosa. Son aquellas que comen cantidades excesivas para luego eliminarla de su cuerpo mediante vómitos o el uso de laxantes. A menudo estas personas se sienten avergonzadas de su comportamiento, pero paradójicamente a su vez, aliviadas una vez que sus estómagos están vacíos nuevamente. La bulimia puede causar dolor de garganta, esmalte dental desgastado o perdida de piezas dentales, reflujo ácido y ataques cardíacos entre otros.

Al igual que las personas con bulimia, las personas con Trastorno por Atracón experimentan episodios frecuentes de alimentación fuera de control, aunque la diferencia es que estos comedores compulsivos no eliminan el exceso de calorías de sus cuerpos. Las personas con trastorno por atracón pueden desarrollar presión arterial alta, enfermedad cardiovascular, diabetes y otros problemas asociados con la obesidad.

Otra categoría de trastornos de la alimentación son los "trastornos de la alimentación no especificados" por los cuales las personas tienen problemas relacionados con la alimentación, pero no cumplen con los criterios oficiales de anorexia, bulimia o atracones.

Diferentes estudios concluyen que ciertos factores psicológicos y rasgos de personalidad pueden predisponer a las personas a desarrollar trastornos de la alimentación como la baja autoestima, sentimientos de impotencia e insatisfacción intensa con su aspecto, aunque, por otro lado, otros factores físicos, como la genética, también pueden jugar un papel en poner a las personas en riesgo.

Los rasgos específicos suelen estar vinculados a cada uno de los trastornos. Las personas con anorexia tienden a ser perfeccionistas, mientras que las personas con bulimia a menudo son impulsivas.

El doctor Crespo ha destacado que los psicólogos desempeñan un papel "vital" en el tratamiento exitoso de los trastornos de la alimentación ya desarrollan un plan para ayudar al paciente a reemplazar los pensamientos negativos, así como comportamientos destructivos y se debe trabajar también para identificar los problemas psicológicos que subyacen en el trastorno alimentario.

En algunos casos, la terapia de grupo también puede ser útil especialmente para pacientes que sufren bulimia puede ser necesario, además, un tratamiento farmacológico.

TRATAMIENTO TERAPÉUTICO

Asimismo, ha destacado que si bien los trastornos alimentarios pueden perjudicar "gravemente" el funcionamiento y la salud de las personas, la mayoría de los casos pueden tratarse con éxito. No obstante, aclara que estos tratamientos no funcionan al instante, sino que, para muchos pacientes, "puede ser a largo plazo, siendo las perspectivas de recuperación muy buenas para la mayoría de las personas que buscan la ayuda de profesionales adecuada".

La incorporación de la terapia familiar en la atención al paciente puede ayudar a prevenir las recaídas al resolver los problemas interpersonales relacionados con el trastorno alimentario. Los psicólogos, en este sentido, guían a los miembros de la familia para que comprendan el trastorno del paciente y aprendan nuevas técnicas para enfrentar los problemas.

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