La cafeína en el embarazo

Ana M Longo | 03/02/2020

El embarazo implica cuidados y cambios en hábitos normales de alimentación y actividad física diaria en la mujer. En esta etapa pueden tomarse bebidas que contengan cafeína. Sin embargo, debe limitarse el consumo diario.

Muchas mujeres se levantan y en lo primero que piensan es en prepararse un café para "revivir" y afrontar de un modo más animado el día. La cafeína es un estimulante consumido por la gran mayoría de la población. Esta rutina debe disminuir cuando se está embarazada ya que no es para nada saludable tanto para madre como para hijo.

¿Por qué tomar poca cafeína durante el embarazo?

La cafeína contenida en cada taza de café, té o infusión atraviesa la placenta y el bebé que está en proceso de desarrollo no la procesa con la misma facilidad que lo puede hacer el organismo de la madre. Los efectos -desconocidos a día de hoy- que la cafeína produce en el bebé permanecen en su organismo demasiado tiempo y pueden dañarle. La OMS, por su parte, recomienda consumir menos de 300 mg de cafeína al día en el embarazo.

Un estudio sacó a la luz que las madres que consumían más de 300 mg de cafeína al día tenían más probabilidad de tener bebés de un tamaño menor al normal a su tiempo o parto prematuro. Y no sólo esto. Las embarazadas que se exceden tomando café o té tendrán mayor nerviosismo, acidez estomacal y un aumento en la presión sanguínea y el ritmo cardíaco. Hay que tener en cuenta que, según avanza el embarazo, la cafeína tarda más tiempo en eliminarse del sistema.

No hay que olvidar que la cafeína encontrada entre un tipo de café y otro cambia. No es lo mismo un café solo que uno con leche, y lo mismo con el tamaño del recipiente. Otro motivo que perjudica al consumo de café son unos compuestos de las bebidas, los fenoles, que impiden una adecuada absorción de hierro. Para que esto no afecte tan negativamente a la embarazada, una opción es tomarlas entre las comidas, aunque lo ideal es consumirlas lo menos posible en el embarazo.

La mayoría de las embarazadas consumen cafeína

Un alto porcentaje de embarazadas añaden el consumo de cafeína a su organismo no solo a través de las bebidas, sino también por algunos alimentos y medicamentos que la contienen. No hay que rescindir el total consumo de cafeína, pero iniciado el embarazo lo recomendable es consultar con el médico y pedirle una tabla de alimentos apropiados para el consumo en esta etapa.

La recomendación general durante los meses de gestación es que la embarazada sustituya la cafeína por otro tipo de bebidas como son la manzanilla o la tila. Si antes del embarazo la mujer estaba muy habituada a consumir grandes cantidades de cafeína, debe acostumbrar su organismo a un uso más responsable de acuerdo a sus actuales condiciones.

Consumo de cafeína reñido con la lactancia materna

Al igual que durante el embarazo, la madre que amamanta puede consumir aunque debe tener cuidado con los alimentos y bebidas que ingiere, ya que parte de lo que tome llegará al bebé mediante la leche. Dos tazas de café al día son suficientes si la mujer está amamantando a su bebé.

La cafeína es adictiva y contraproducente para la salud. Genera un estado de ansiedad, nerviosismo y causa dificultad para dormir, indigestión y agitación. A mujeres que desean quedarse embarazadas y no están poniendo medidas para evitarlo, se recomienda que reduzcan ya el consumo de cafeína.

Bebidas energéticas, totalmente desaconsejadas

Si algo supone un auténtico cóctel nocivo para la embarazada son las bebidas energéticas. Una lata puede contener hasta 500 mg de cafeína, con lo que una lata superaría en más del doble a lo recomendado a una embarazada.

Las mujeres más jóvenes consumen de un modo más habitual este tipo de bebidas y el volumen de un recipiente es bastante mayor al de una taza de té o café, con lo cual están tomando demasiada cantidad de cafeína. En el momento del embarazo, incluso un tiempo antes, hay que optar por cambiar este hábito.

La alta ingesta de esta sustancia supone -según estudios- un aumento probablemente excesivo en el peso del menor en su niñez. El aumento llega a producirse ya en el útero materno y puede proseguir tras el nacimiento. La cafeína afecta además a una parte del cerebro encargada del crecimiento, con lo que influye en el aspecto posterior.

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