El hábito más antihigiénico que muchos tienen nada más despertarse

Cada mañana, al sonar la alarma, muchos tienen un hábito casi automático: levantarse y hacer la cama antes de comenzar el día. Este gesto, que parece una muestra de orden y disciplina, podría no ser tan beneficioso como se cree. Aunque muchas personas piensan que hacer la cama inmediatamente contribuye a un ambiente limpio y organizado, los expertos sugieren que este hábito puede tener el efecto contrario, especialmente en lo que respecta a la higiene y la salud.

Según los expertos, lo ideal es dejar la cama abierta después de levantarse. En lugar de estirar rápidamente las sábanas y el edredón, es recomendable permitir que el aire circule por el colchón y las sábanas, abriendo una ventana para ventilar el espacio. Esta práctica de ventilación, que puede durar entre media hora y varias horas, permite que la humedad acumulada durante la noche se disipe. Si se hace la cama demasiado pronto, la humedad atrapada en el colchón y las sábanas no tiene oportunidad de evaporarse, lo que puede crear un ambiente propicio para la proliferación de bacterias y ácaros, los cuales se sienten cómodos en ambientes húmedos y cálidos.

El problema de los ácaros del polvo es especialmente relevante, ya que estos microorganismos microscópicos son conocidos por causar alergias, asma y otros problemas respiratorios. Un estudio de 2005 de la Universidad de Kingston en el Reino Unido, confirmó que los ácaros tienen más dificultades para sobrevivir en una cama que no se hace inmediatamente después de levantarse. El estudio sugiere que es preferible dejar la cama abierta durante al menos 30 minutos antes de volver a acomodarla. Este tiempo de exposición al aire permite que la humedad se evapore, lo que dificulta la supervivencia de los ácaros, que necesitan ambientes húmedos para prosperar.

En términos de higiene, es importante tener en cuenta que el calor y la humedad generados durante la noche pueden ser un caldo de cultivo ideal para el crecimiento de bacterias, hongos y moho. Estos microorganismos no solo pueden afectar la salud respiratoria, sino que también pueden contribuir a malos olores en la habitación y deteriorar la calidad del colchón y las sábanas. Si se hace la cama demasiado pronto, la humedad queda atrapada y favorece el crecimiento de estos organismos dañinos.

Por otro lado, la idea de que hacer la cama es esencial para tener un espacio ordenado y comenzar el día de forma productiva está profundamente arraigada en la cultura popular. Sin embargo, algunos sugieren que no es necesario seguir al pie de la letra los consejos tradicionales sobre productividad. De hecho, muchas personas exitosas y con rutinas saludables prefieren tomarse el tiempo para relajarse por la mañana y no apresurarse a cumplir con todos los deberes de inmediato.

Más allá de la higiene, este enfoque también podría tener beneficios para la salud mental. La idea de tomarse un tiempo para respirar y relajarse por la mañana, en lugar de apresurarse a seguir una lista de tareas, es una forma de reducir el estrés y preparar la mente para el día. Establecer un pequeño ritual de calma, como estirar el cuerpo o disfrutar de una bebida caliente mientras se deja que la habitación se ventile, puede mejorar significativamente el bienestar emocional y la claridad mental.

Además, este hábito de ventilar la cama también es una forma de mantener el dormitorio más fresco, especialmente durante las estaciones cálidas. Al permitir que el aire circule libremente, se puede evitar que la habitación se vuelva demasiado cálida y húmeda, lo que también contribuye a un mejor sueño por la noche. Un ambiente bien ventilado no solo es más saludable, sino que también ayuda a mejorar la calidad del descanso.