¿Dormir juntos o separados?: expertos dan las claves
Higiene del sueño; los '10 mandamientos'
Vanessa Abad de Taramona | 19/09/2023
"Dos que duermen en un colchón, se vuelven de la misma condición", eso dice el refranero, pero independientemente hay un asunto que, aunque concierne a la pareja, merece también ser tratado de forma individual; la calidad del sueño y el descanso.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología más de 4 millones de personas en España padecen algún tipo de trastorno del sueño crónico y grave, y más de 12 millones se despiertan con la sensación de no haber tenido un sueño reparador.
La Sociedad Mundial del Sueño incluso estima que los problemas de sueño amenazan la salud y la calidad de vida de hasta el 45% de la población mundial.
Asimismo, el Ministerio de Sanidad contempla en uno de sus informes que 'Los trastornos del sueño' forman un grupo de enfermedades que por su creciente prevalencia y sus consecuencias sociosanitarias se consideran cada vez más seriamente como un problema de Salud Pública.
En este sentido, la Dra. Mónica de la Peña, Responsable de la Unidad del Sueño de Son Espases, cuenta que los trastornos del sueño más comunes por los que suelen acudir los pacientes son "la roncopatía, el insomnio y las apneas del sueño".
Muchos expertos aseguran que la mitad de las parejas que duermen juntas tienen problemas de sueño, por lo que procede conocer las causas y, por tanto, analizar si es mejor dormir separados.
En principio, la respuesta al respecto no está clara aunque la historia nos demuestra que no siempre se ha dormido en pareja.
En la época victoriana no era raro que los matrimonios durmiesen separados, incluso, en la antigua Roma o en la Grecia Clásica, la costumbre era dormir en espacios independientes y en otra habitación disponer de una cama matrimonial únicamente para mantener encuentros sexuales.
La tradición moderna de la cama de matrimonio comenzó y se popularizó en la revolución industrial cuando la gente empezó a mudarse a ciudades masificadas y las viviendas eran cada vez más pequeñas.
Hoy en día algunas parejas optan por dormir separadas en busca de un sueño más reparador ya que muchas de las peleas, separaciones e incluso divorcios han tenido indirectamente su origen en un mal descanso por parte de uno de los miembros de la pareja.
En otros casos, el miedo a que la decisión de dormir en camas, o incluso en habitaciones separadas, se entienda como que algo no va bien en la relación hace de freno y deciden compartir espacio.
En el mundo anglosajón dormir en camas separadas se aborda con menos dramatismo comprendiendo que no tiene por qué implicar una crisis de pareja, sino una apuesta por la comodidad y el descanso.
Una encuesta realizada en Estados Unidos reveló que, aunque más del 60% de los participantes dormía en la misma cama que su pareja, estos apenas se tocaban durante la noche; y una de cada cuatro parejas sí afirmó dormir en camas separadas.
La encuesta también recogió que un 10% de las parejas duermen incluso en habitaciones diferentes (algo que no siempre posibilitan las condiciones socioeconómicas).
También, otro estudio en Canadá descubrió que el 35% de las parejas de ese país duermen en camas separadas y afirman hacerlo por motivos de mejora del descanso.
En el plano médico, en nuestro país, el reputado especialista del sueño Eduard Estevill recomienda dormir en camas separadas como fórmula para dormir mejor.
No obstante, son muchas las parejas que prefieren dormir juntas a pesar de las incomodidades de espacio, posturales o de ruido, debido a que les compensa emocionalmente. Incluso a pesar de que, como asegura el doctor Estevill, "compartir colchón afecta a la fase de sueño profundo".
Entonces ¿Qué hacemos? La Dra. Mónica de la Peña asegura que “en la mayoría de los casos dependerá de a lo que uno se vaya adaptando (y le compense), pero dado que individualmente nos afecta todo aquello que ocurre a nuestro alrededor, en el caso de dormir en habitaciones separadas, de entrada, pondríamos distancia con los sonidos, es decir, con los ronquidos de nuestra pareja”.
Y es que estos son los responsables, en gran medida, de muchos de nuestros desvelos y también de los microdespertares que repercuten en la calidad y cantidad del sueño. “Estos se definen como despertares de los que no somos conscientes porque de nuevo uno se vuelve a dormir, pero que generan interrupciones en las fases del sueño y lo desestructuran de modo que, al fraccionarse, no es todo lo reparador que debiera”, explica la Dra. de la Peña.
En este caso, a partir de aquí podría sucederse una concatenación de adversas consecuencias como por ejemplo “dificultades a la hora de concentrarse en el trabajo o en los estudios, y facilidad para quedarnos dormidos durante el día o incluso a la hora de conducir viéndonos por tato más expuestos a sufrir un accidente de tráfico”, argumenta.
Precisamente, desde un punto de vista fisiológico, la Dra. Ana Fernandez Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología añade que “el sueño está involucrado en infinidad de procesos como la consolidación de la memoria, la regulación hormonal, el control de la respuesta inmune e inflamatoria, la regularización vascular, el procesamiento emocional, … Por lo que una mala calidad de sueño suele ir ligada a numerosos problemas de salud, así como un mayor riesgo de desarrollar diversas enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades vasculares, cambios metabólicos, cáncer”.
Además, aclara Fernández Arcos, se ha demostrado que la reducción de la duración del sueño a corto plazo causa “un deterioro en la función cognitiva y ejecutiva” y a largo plazo, “una mala salud cerebral aumentando el riesgo de padecer enfermedades neurológicas (como cefaleas, ictus, Parkinson o Alzheimer) y mentales (depresión, ansiedad, psicosis…,)”.
Pero volviendo a esos problemas que enturbian nuestro descanso al dormir acompañados, nos encontramos con la temperatura.
La temperatura según la estación del año también presenta sus complicaciones, en invierno nos acurrucamos para sentir el calor de nuestra pareja, sin embargo, en verano cada cual se separa para los extremos de la cama.
Por ello, otra ventaja de dormir en habitaciones separadas es que podemos tener el control de la temperatura de nuestra habitación mediante la regulación del radiador o del aire acondicionado (si tenemos uno individual) o ventilador.
Por otro lado, también nos encontramos con personas que mientras duermen se mueven mucho y que con el movimiento se llevan la ropa de cama dejando a la pareja completamente desarropado “Esto también provocaría microdespertares - dice la Dra. de la Peña -, pero al igual que si uno tiene movimientos involuntarios de piernas (conocido como piernas inquietas) o apneas como hemos dicho, en estos casos la cantidad y la calidad del sueño también se vería afectada”.
Entre las ventajas de dormir en habitaciones separadas se encuentra el poder hacer uso de la iluminación a nuestro antojo; leer sin molestar a quien tengamos al lado, ya sea un libro, una Tablet o incluso ver la TV si es que es así como nos gusta coger el sueño "aunque no es recomendable" manifiesta la Dra. de la Peña.
Asimismo, cada persona tiene una corpulencia y estructura ósea diferente, por lo que puede precisar de colchones de dureza distinta. En una sola cama esto es muy difícil de conseguir, incluso cuando es ancha y no hay problemas de espacio. Por ello, especialistas del sueño como Estevil recomiendan que “si dos personas quieren dormir juntas, lo hagan en colchones distintos, adaptados cada uno a sus necesidades, y unidos en el mismo somier”.
Si nos ceñimos a las ventajas de dormir juntos, ciertos estudios indican que tiene beneficios sobre el sueño profundo y la fase REM, aumentando la calidad de esta y su duración; fundamental para un descanso reparador y, en consecuencia, para una mejor salud.
Los investigadores creen que la razón podría estar en la sensación inconsciente de seguridad al dormir con otra persona, lo que reduce un hipotético estado de alarma inconsciente en el que nos sumimos cuando dormimos solos.
Pero también incluyen una posible mejora en la regulación de la temperatura corporal propia por influencia de la pareja, así como una sincronización del sueño, cosa que lleva a la persona con más dificultades a influenciarse por la que entra con mayor facilidad en sueño profundo.
QUÉ DECISIÓN TOMAR
Al final, puesto que en pareja lo lógico es tomar una decisión conjunta, hay que hacer uso de la confianza y establecer una correcta comunicación mediante un diálogo abierto sobre las disposiciones particulares para dormir.
HIGIENE DEL SUEÑO: LOS '10 MANDAMIENTOS'
Independientemente del lugar, el modo y la forma que elijamos para dormir (en soledad o en compañía), es fundamental seguir una serie de pautas encaminadas a conseguir un sueño de calidad que permita el adecuado descanso, es decir; tener una adecuada higiene del sueño.
En este sentido, la Dra. de la Peña, desde el Hospital de Son Espases, cuya Unidad del Sueño el pasado mes de julio fue acreditada como Unidad de Alta Complejidad con grado de Excelencia por la sociedad española de Neumología y cirugía torácica (SEPAR), ofrece las siguientes recomendaciones:
-Procurar adoptar unas condiciones óptimas como; una habitación oscura, sin ruido y con una temperatura entre 18 y 22 grados centígrados y con condiciones de humedad aceptables.
-Evitar pensar en los problemas de trabajo, de estudio o personales al momento de acostarse.
- Generar un tiempo de tranquilidad antes de irse a dormir, en el cual el grado de actividades vaya decreciendo.
- Tener horarios regulares para acostarse y levantarse e intentar mantenerlo durante toda la semana y días festivos.
- Establecer horarios, sobre todo para levantarse, ya que de esta manera se regularizará la hora de dormir.
- Reservar el dormitorio para descansar, por lo que el televisor, ordenador, estudios, lecturas y trabajo deben ser eliminados de su rutina cuando se encuentre en la cama.
- Evitar dormir durante el día, no hacer siestas si se sufre de insomnio.
- Practicar ejercicio durante la mañana o temprano por la tarde, de media hora a cuarenta y cinco minutos tres veces por semana. La práctica deportiva puede aumentar el sueño profundo, pero si se realiza antes de acostarse, conduce a una activación.
- No consumir estimulantes como el café, bebidas cola, nicotina, té, cacao, alcohol.
- Mantener buenos hábitos alimenticios, no comer alimentos proteicos o grasas en la cena e intentar mantener horarios regulares para las comidas. Para algunas personas puede ser beneficioso tomar un vaso con leche pequeño antes de ir a dormir. Pero no se recomienda ingerir alimentos pesados más allá de 3 horas antes de irse a acostar.