La marcha de Iván Espinosa de los Monteros abre una nueva grieta en Vox
Una de las voces más aplaudidas, seguidas y autorizadas del partido
EFE | 08/08/2023
Iván Espinosa de los Monteros abandona la primera línea política con la misma rotundidad y elegancia que ha presidido su paso por el Congreso, al que llegó hace cinco años como una de las figuras principales de Vox y que hoy abandona renunciando a recoger el acta de diputado que logró en las urnas el 23J.
Su marcha abre una nueva grieta en el partido que contribuyó a fundar junto a Santiago Abascal, a quien unió su destino hace ahora once años en la fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes) después de conocerle en una cena cuando ambos militaban todavía en el PP.
Allí se enteró de que Abascal, entonces concejal en Llodio (Álava), declaraba al día siguiente en la Audiencia Nacional en un juicio contra simpatizantes de Batasuna sin que nadie del PP le acompañara.
"Somos cuatro", le explicó el ahora líder de Vox, entre los que se encontraban dos amigos y su padre, el conocido empresario y alto comisionado para España con Mariano Rajoy, Carlos Espinosa de los Montero. Sin pensárselo dos veces, le contestó: "Pues ya somos cinco".
Perteneciente a una saga de militares, diplomáticos, políticos y empresarios y después de once de sus 50 años ligados a la trayectoria de Abascal, asegura que se va por motivos personales, una decisión que coincide con el peor momento desde que Vox llegó a las instituciones.
La formación suma a la pérdida de 19 escaños en las elecciones, la ruptura definitiva hace un año del partido con Macarena Olona, que él mismo fue el encargado de anunciar a los periodistas no sin dolor y con un tajante "este es el fin del camino".
También llega después del relevo de Javier Ortega Smith como secretario general, cargo en el que sucedió a Espinosa, y a la exclusión de las listas de destacados diputados como Víctor Sánchez del Real, protagonistas igualmente de Vox desde su fundación, que, tras conocer su renuncia, le han prometido seguir "a su lado".
Ninguno de ellos tiene ahora peso en el partido, al igual que Rocío Monasterio, portavoz en la Asamblea de Madrid, y esposa de Espinosa, con quien tiene cuatro hijos.
Sin querer hacer leña del árbol caído, pero repartiéndola sin miramientos, Espinosa ha sido una de las voces más aplaudidas, seguidas y autorizadas del partido. Fue él uno de los primeros en advertir de que la mayoría absoluta de PP y Vox no estaba garantizada y en subrayar que el "sanchismo y el PSOE son lo mismo", como luego han repetido otros dirigentes.
Dotado de una gran retórica, adquirida de años de estudios en colegios y universidades de España y Estados Unidos -tiene la doble nacionalidad-, destacados han sido sus irónicos duelos dialécticos con la ministra de Economía, Nadia Calviño, en las sesiones de control al Gobierno.
Se licenció en Económicas y Empresariales y sus "matemáticas para progres" cuenta con cientos de seguidores en las redes sociales, donde acostumbra a poner en solfa la política económica de los "socialistas y comunistas", que son, en su opinión, los "enemigos de España" junto a los "separatistas y filoterroristas".
Y es que su acción política ha estado marcada por su obsesión por "servir a España" y por combatir la "ideología progre" tanto dentro como fuera del país.
Como vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox, ha sido hasta ahora responsable de gestionar las relaciones del partido con otras fuerzas políticas y gobiernos extranjeros, gracias a su capacidad para los idiomas -habla inglés y francés con fluidez y tiene conocimientos de polaco e italiano-, así como a su trayectoria empresarial en el exterior.
En su currículum, figuran puestos de responsabilidad en empresas auditoras, de gestión de capital riesgo e inmobiliarias, como Arthur Andersen, Schroders y Schroders Mckinsey, y como empresario emprendió distintos negocios en sectores textil y de comunicación, entre otros, y gestionó inversiones inmobiliarias en Madrid y Varsovia.
Con Rocío Monasterio, arquitecto de profesión, han debido hacer frente a irregularidades urbanísticas en Madrid -ella ha sido condenada por hacer una obra ilegal a Arturo Valls-, algo que Vox nunca les ha reprochado.
Tampoco hoy, en el día de su despedida, Espinosa ha tenido reproches para Abascal ni para sus ahora más estrechos colaboradores, Ignacio Garriga y Jorge Buxadé. Elegante y rotundo ha dicho adiós al Congreso, no al partido, en el que seguirá militando.