El legado de Nadal y cuatro interrogantes
¿Le queda un 25 Grand Slam a Novak Djokovic? ¿Será capaz Carlos Alcaraz de gestionar la presión del defensor del título?
EFE | Mallorca, 24 de Mayo de 2025 | 11:25h

El Roland Garros de 2025 empezará rindiendo homenaje a su rey, Rafa Nadal, que por vez primera pisará como turista a la tierra batida de París, tras haber colgado la raqueta, y tras quince días de competición buscará resolver cuatro interrogantes que deja con su retirada. ¿Le queda un 25 Grand Slam a Novak Djokovic? ¿Será capaz Carlos Alcaraz de gestionar la presión del defensor del título? ¿Jannik Sinner mantendrá su nivel tras los dos meses de suspensión por dopaje? Alexander Zverev, Taylor Fritz, Jack Draper, Casper Ruud, Lorenzo Musetti, Holger Rune,... ¿quién puede desafiar a los tres grandes favoritos?
La pista central se vestirá de gala desde su primer día, extenderá la alfombra roja para ensalzar a un Nadal que deja tras de sí catorce triunfos y un dominio que difícilmente puede pensarse que tendrá parangón. El español, poco dado a estos fastos, se prestará a recibir el aplauso de la ciudad que le vio nacer como estrella y en la que más alto ha volado, 112 partidos ganados, cuatro derrotas.
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Los organizadores guardan con celo los detalles del homenaje, que su directora, Amélie Mauresmo, prometió "especial", pero se espera la presencia de algunos de sus mayores rivales, desde el suizo Roger Federer a Djokovic, pasando por otros más recientes como Alcaraz o Sinner. Sorpresas que buscarán dejar petrificado al ya exjugador, cuya imagen quedará para siempre grabada en la tierra batida, en un torneo que recibe al público con una estatua de su gladiador más noble y que con su adiós al tenis se apresta a abrir una nueva era.
Desde que hace dos decenios aterrizó en sus pistas con un pañuelo en la cabeza para sujetar su melena y una camiseta de mangas recortadas que no se había visto en el medio tenístico, Roland Garros ha vivido al ritmo de sus raquetazos. Incluso el año pasado, cuando ya parecía casi imposible un enésimo retorno a la élite, su intento de sobreponerse a los rigores del tiempo marcó los primeros compases del torneo. Ahora, volverá a hacerlo, pero no ya por lo que pueda hacer, sino por lo que significa, algo que el torneo parisiense quiere que deje la impronta que merece. Nadal será siempre Roland Garros y al Grand Slam le llevará siempre en su memoria.
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Cuando se apaguen los focos de los fastos, empezará a dibujarse el futuro. Djokovic, el hombre que más problemas le generó al español, buscará sumar su 25 Grand Slam, superar así a la australiana Margaret Court y reinar en solitario en los libros de historia. A sus 38 años, el serbio sabe que sus balas están contadas y que el circuito evoluciona veloz. Finalista en Ginebra, donde puede ganar su primer torneo desde el oro olímpico conquistado el año pasado en la central de París, su experiencia y carácter competitivo le colocan entre los candidatos. Su pedigrí le convierte en la principal baza para aguar la fiesta a los dos hombres fuertes del circuito, el español Carlos Alcaraz, que llega como número 2 del mundo y defensor del título, y el italiano Jannik Sinner, número 1, con ganas de sacarse la espina que tiene en París, donde no ha superado las semifinales.
París se frota ya las manos con una final entre ambos, aunque, para ello, antes Sinner tendría que superar un cuadro más complicado, en el que, entre otros rivales, se perfila Djokovic en semifinales. Sería el duodécimo duelo de la que aparece como la rivalidad del momento, el primero desde la reciente final de Roma en la que Alcaraz asestó el séptimo golpe al italiano, el cuarto consecutivo.
REYES DEL GRAND SLAM
Eso sitúa al español con cierta superioridad moral, aunque la igualdad siempre ha sido la nota dominante en cada enfrentamiento entre dos jugadores, de 22 y 23 años, que totalizan seis de los siete últimos Grand Slam. En eso también lleva ventaja el español, con cuatro en sus arcas frente a los tres de Sinner. Alcaraz tendrá que soportar la presión añadida que supone ser el defensor del título. Sinner, por su parte, deberá acelerar su recuperación, tras los tres meses que le mantuvo apartado de las pistas una sanción por dopaje, una falta de rodaje que se notó en la final de Roma.
Si, con permiso de Djokovic, ambos se reparten el favoritismo, una nómina nutrida de jugadores aspira a aguarles la fiesta, empezando por el alemán Zverev, finalista de la pasada edición, donde cayó ante Alcaraz, y del primer Grand Slam del año, en Australia, donde perdió frente a Sinner. Al número 3 del mundo le falta dar un salto en las finales para lograr su primer grande y siempre es un rival correoso. Tras él, otros muchos jugadores aspiran a convertirse en los invitados de excepción de una fiesta que empezará mirando al pasado de Nadal antes de escribir una página nueva.