Los molinos de viento de Baleares: una ruta entre historia, paisaje y sostenibilidad
Mallorca es, con diferencia, la isla que más molinos conserva: se estima que existen unos 3.000
Redacción | Mallorca, 21 de Mayo de 2025 | 12:05h

Las Islas Baleares albergan uno de los patrimonios molineros más singulares del Mediterráneo. De herramientas fundamentales para el riego y la molienda a elementos clave en la transición energética, los molinos de viento balear se reinventan como símbolo de identidad, sostenibilidad y turismo cultural.
Esta ruta por los molinos de viento invita a recorrer el archipiélago isla por isla, descubriendo una red de ingenios tradicionales que aún hoy conservan su fuerza simbólica y tecnológica.
DEL REGALO TRADICIONAL A LA ENERGÍA DEL FUTURO MALLORQUÍN
Mallorca es, con diferencia, la isla que más molinos conserva: se estima que existen unos 3.000, de los cuales muchos se encuentran en el Pla de Sant Jordi, Campos, sa Pobla y Muro. Los primeros molinos de extracción de agua se construyeron para desecar zonas pantanosas como el Prat de Sant Jordi, introduciendo tipologías como el molí de ramell, caracterizado por sus tablillas de madera, y el molí de pales, más moderno y metálico.
En municipios como Campos, donde llegó a haber más de 600 torres, o en sa Pobla, motor de la agricultura de exportación, los molinos jugaron un papel esencial en la expansión del regadío. Aunque muchos quedaron en desuso a partir de los años 60, con la llegada de los motores eléctricos, hoy resurgen con nuevos fines. Y es que, el proyecto Alcúdia Tech Mar ha iniciado la reconversión de varios molinos en generadores de electricidad mediante tecnología reciclada, con vistas a alimentar una planta de hidrógeno verde destinada al transporte marítimo.
La isla también cuenta con una red de molinos visitables, entre los que destacan el Molí d’en Garleta (Palma), el Molí de Can Nofre (Montuïri), el de Son Gornals (Porreres) o el de Can Garra Seca (Llucmajor). Además, algunos han sido restaurados para otros usos, como el restaurante Molí d’en Pau (Sineu) o el hotel Son Molí (Es Pil·larí).
El Consell pide potenciar el valor paisajístico de los molinos de Mallorca
La consellera de Cultura y Patrimonio del Consell de Mallorca, Antònia Roca, ha reivindicado este miércoles...
LOS GUARDIANES DE PIEDRA DE MENORCA
En Menorca, los molinos de viento están íntimamente ligados al pasado agrícola de la isla. Los más emblemáticos se encuentran en Sant Lluís, donde el Molí de Dalt, construido en 1762, se ha convertido en un pequeño museo de etnología. Junto a él, los molinos de Enmig y d’Abaix conforman un conjunto que ofrece una visión completa del sistema tradicional de molienda de grano.
Otros puntos de interés son el Molí vell de Maó, situado en Es Castell y el Molí des Racó en Es Mercadal, que ha sido reconvertido en un restaurante. En la mayoría de los casos, estas estructuras han sido rehabilitadas o preservadas como elementos singulares del entorno urbano o rural, recordando la importancia del trigo y la autosuficiencia menorquina durante siglos.
MOLINOS IBICENCOS QUE RESISTEN AL PASO DEL TIEMPO
En Ibiza, el conjunto más reconocido es el del Puig des Molins, una colina que debe su nombre a los molinos de viento que la coronaban desde el siglo XIV. Aunque hoy solo quedan algunas torres, el lugar forma parte del imaginario colectivo de la isla. Su importancia se cruza además con la historia funeraria de la necrópolis púnica que se extiende a sus pies, declarada Patrimonio Mundial.
Otro molino destacado es el Molí de Puig d’en Valls, en el municipio de Santa Eulària, uno de los pocos que se ha restaurado y que, aunque no tiene horario fijo de visita, puede observarse desde el exterior. También se conservan restos de molinos aguadores, como el de Can Espanyol, en el Pla de Vila, y estructuras hidráulicas como la noria de Sa Punta des Molí. En conjunto, Ibiza presenta un conjunto más reducido pero igualmente valioso, integrado en su patrimonio cultural y arqueológico.
TRADICIÓN RURAL CON VISTAL AL MAR EN FORMENTERA
La menor de las islas conserva uno de los conjuntos más evocadores. El Molí Vell de La Mola, restaurado y visitable durante los meses de verano, es el molino más emblemático de Formentera. Su silueta blanca domina el altiplano de El Pilar de la Mola, un lugar donde el tiempo parece detenerse y el viento sigue soplando como lo hizo durante generaciones.
Junto a él, se conservan otros cinco molinos harineros históricos: Molí d’en Teuet, d’en Mateu, d’en Jeroni, Molí de Ses Roques y Molí d’en Botigues. Aunque no todos están abiertos al público, forman un conjunto de gran valor etnográfico. En la costa norte, el molino aguadero de Caló d’en Trull recuerda otra función vital: la extracción de agua en una isla donde este recurso ha sido siempre escaso y valioso.
las Islas Baleares proponen un recorrido que une historia, paisaje y sostenibilidad. Los molinos de viento, antaño herramientas esenciales de supervivencia, hoy vuelven a girar hacia el futuro, integrados en proyectos de innovación energética y en propuestas culturales que reivindican la memoria como motor de desarrollo.