Paz Padilla reabre el bar de su hermano fallecido con ayuda de su hija, Anna Ferrer
La presentadora ha cambiado el plató por el delantal y se ha estrenado como camarera
Marina J. Ramos | Mallorca, 18 de Abril de 2025 | 07:20h

Paz Padilla está cumpliendo una promesa muy personal: mantener vivo el legado de su hermano Luis. Tras su fallecimiento, el chiringuito que él regentaba en Cádiz, conocido como 'El Trompeta', quedó en pausa. Ahora, con la ayuda de su hija Anna Ferrer, la presentadora ha decidido reabrirlo y ponerse al frente del negocio familiar.
Días antes de la inauguración, Paz compartía con sus seguidores la emoción del momento: "Esperamos estar a la altura. Nos vemos a partir de mañana". Sus palabras reflejaban el deseo de rendir homenaje a su hermano a través de este lugar tan especial. "Con su memoria y su forma de ser hizo de este lugar algo mágico. El punto de encuentro para celebrar la vida", escribía, dejando claro que la reapertura va mucho más allá de lo comercial: es un acto de amor.
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La inauguración estuvo cargada de emociones y contó con la presencia de varios rostros conocidos que quisieron arropar a madre e hija en este nuevo capítulo. Alonso Caparrós, José Antonio León y Anita Matamoros, gran amiga de Anna, se desplazaron hasta Zahara de los Atunes para acompañarlas en una velada que mezcló nostalgia, alegría y mucho cariño.
Superada la emoción inicial, tanto Paz como Anna se han volcado en cuerpo y alma en el día a día de 'El Trompeta'. No es la primera vez que se embarcan juntas en un proyecto: ya lo hicieron con su marca de ropa o durante la crisis de la DANA, donde se implicaron en iniciativas solidarias. Ahora, se enfrentan al reto de sacar adelante este chiringuito, cuidando cada detalle y preparando nuevas actividades, como un animado bingo musical que ya están promocionando con entusiasmo a través de sus redes sociales.
PAZ PADILLA, DE PRESENTADORA A CAMARERA
Paz ha querido mostrar con humor y cercanía lo que supone estar al frente de un bar. Lejos de los focos de televisión, ha cambiado el plató por el delantal y se ha estrenado como camarera, mientras graba a su hija tomando comandas de mesa en mesa. Juntas hacen equipo, y no ocultan lo exigente —pero también gratificante— que está siendo la experiencia.
Con una sonrisa y sin perder su característico sentido del humor, Paz se autodefine como "becaria" en esto de servir mesas. Sin embargo, tanto ella como Anna pueden sentirse orgullosas: no solo están sacando adelante un negocio, sino que están manteniendo viva la esencia de Luis Padilla, devolviendo a la vida un rincón muy especial que, como dicen ellas, siempre fue un lugar para celebrar.