La pareja del hombre que arrojó a otro por la ventana en Palma se dedicaba a traer víctimas a casa para robarles
"Han arruinado la vida a un joven que ya no va a poder tener hijos y va a tener que estar conectado a una máquina el resto de su vida"
Sergio Jiménez | Mallorca, 09 de Mayo de 2024 | 12:38h

La pareja del hombre argentino de 32 años que el pasado domingo arrojó a otro por la ventana de un segundo piso en Palma se dedicaba a traer víctimas a casa para robarles.
Una amiga del herido español de 28 años se ha puesto en contacto con Crónica Balear para reclamar que se haga justicia. Asegura que su compañero está “muy mal”: “Todo su cuerpo está destrozado, tiene el cráneo fatal, las piernas y los brazos partidos, la columna vertebral rota…Está en estado vegetativo y, si consigue salir, va a estar toda su vida conectado a una máquina, ya que tampoco puede respirar al perforarle las costillas los pulmones”.
Dice que el ahora detenido maltrataba continuamente a la mujer y era muy celoso. De hecho, tal y como informó Crónica Balear, el hombre fue detenido dos días antes de los hechos por un delito de malos tratos.
“La pareja, drogadictos, decidieron hacer dinero. La mujer salía por la noche de fiesta por Palma y decía a varones que quería tener sexo con ellos. A los que aceptaban, se los llevaba a la casa que tenían okupada y, una vez dentro, el hombre les agredía y les robaba. Era muy celoso, por lo que la mujer casi nunca se llegaba a acostar con sus víctimas”, declara la amiga.
Insiste en que su compañero fue agredido por más personas que estaban en la vivienda donde se produjeron los hechos: “Mi amigo habría podido perfectamente con él, pero allí dentro había más gente y, cuando salió a la ventana a pedir auxilio, el argentino le cogió por los pies y le tiró de cabeza a la calle”.
Asimismo, ha manifestado que no es la primera víctima de esta pareja: “Han traído a más hombres a la vivienda, pero el resto afortunadamente pudieron escapar”
“Han arruinado la vida a un joven que ya no va a poder tener hijos y va a tener que estar conectado a una máquina el resto de su vida. Mallorca ya no es un sitio seguro”, concluye.