Por qué somos más creativos y se nos ocurren más ideas en la ducha

La ducha es un momento de higiene y cuidado personal que también puede convertirse en una inesperada fuente de creatividad e inspiración.

Con frecuencia, mientras nos duchamos, surgen ideas brillantes, soluciones a problemas complejos y destellos de creatividad que parecen surgir de la nada. Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Qué tiene de especial la ducha que parece estimular nuestra capacidad para generar ideas y pensar de forma creativa?

Este fenómeno no es casualidad ni una simple anécdota; en realidad, tiene bases científicas y psicológicas que explican por qué la ducha se ha convertido en un entorno propicio para la creatividad. La combinación de factores como la relajación, la desconexión mental y la estimulación sensorial contribuye a crear un ambiente ideal para que la mente divague y explore nuevas perspectivas.

La clave para entender por qué somos más creativos en la ducha radica en cómo funciona nuestro cerebro cuando le damos espacio para divagar y relajarse.

Cuando estamos llevando a cabo una tarea rutinaria y no estamos enfocados en una actividad específica, como ducharnos, nuestro cerebro se relaja y comienza a establecer conexiones entre ideas de manera más libre y creativa. Es como si nuestra mente estuviera dando un paseo y, de repente, diferentes pensamientos se encontraran y se entrelazaran de maneras novedosas.

Roger Beaty, neurocientífico cognitivo, lo explica para National Geographic: esto ocurre porque nuestro cerebro tiene un tipo de 'modo por defecto' que se activa cuando no estamos concentrados en una tarea particular. En este estado, nuestro cerebro se toma un respiro y permite que las ideas fluyan con libertad. Por tanto, cuando estamos en la ducha, sin distracciones y con la mente relajada, es más probable que surjan ideas creativas e ingeniosas.

El agua caliente, además, tiene la propiedad de relajarnos y disminuir la atención que prestamos a los estímulos externos, lo que nos lleva a dirigir nuestra atención hacia nuestros pensamientos internos. Este curioso efecto ha sido objeto de estudio y revela que somos más creativos en la ducha que en el entorno laboral, según indica una investigación.