Vecinos de un colegio de Palma: "No queremos más que poder entrar en nuestras casas"
Redacción | Mallorca, 08 de Diciembre de 2020 | 11:11h
Vías colapsadas de lunes a viernes impiden a los vecinos de una calle de Palma llegar a sus casas o aparcar en sus garajes. Es la situación de la que alerta un vecino de la calle Tenor Bou Roig de Palma, desesperado ante el descontrol y la falta de vigilancia durante las entradas y salidas de los estudiantes del colegio Juan de la Cierva.
Y es que desde que los alumnos volvieron a clase en septiembre, tras el parón por la COVID, un tramo de esta calle se ha peatonalizado durante la entradas y salidas de los niños. Todo con tal de mantener las distancias de seguridad y evitar aglomeraciones y, con ello, posibles contagios.
Una acción, a priori, acertada que ha provocado, sin embargo, atascos, riñas y descontrol. Muchos padres para dejar y recoger a sus hijos aparcan en las inmediaciones de la calle, justo ante la barrera que se ha colocado para impedir el paso. "Se van parando un coche tras otro y, al final, se forman filas de coches estacionados, que impiden el paso. No pueden salir ellos, ni podemos entrar nosotros a nuestra propia calle. Y así, cada día de lunes a viernes durante el último trimestre", lamenta este vecino, lector de Crónica Balear.
La situación fue especialmente caótica este viernes, cuando las calles de los alrededores del colegio quedaron bloqueadas de tantos vehículos parados, como se aprecia en las imágenes. "Una vez, hace unas semanas, una ambulancia necesitaba pasar y se encontró con esta estampa, que sufrimos cada día. Al final, tuvo que dar toda la vuelta para poder entrar en la calle".
"NO QUEREMOS MÁS QUE PODER ENTRAR EN NUESTRAS CASAS"
El lector ha alertado de la situación al Ayuntamiento y ha tratado la problemática en dos ocasiones con la policía. Parece que la queja llegó al centro, que publicó una circular para los padres, en la que se les recordaba que tenían que permitir la entrada y salida de los vecinos de la calle. Pero, a pesar de los esfuerzos, nada ha cambiado.
"Los padres te lanzan miradas asesinas y te recriminan que quieras pasar. No pedimos nada más que poder entrar en nuestras casas", comenta el afectado con cierta exasperación. En concreto, el lector tiene un garaje al final del tramo peatonalizado y llegar hasta él, asegura, se convierte casi en una odisea.
"Nadie hace nada. Ya no sabemos qué hacer", se queja. Los vecinos de los alrededores del centro reclaman la presencia de policías en las horas puntas y evitar este tipo de situaciones, que se repiten a diario.
"SE HA CONVERTIDO EN UN PATIO DE RECREO"
Además de verdaderos colapsos de decenas de vehículos en los alrededores de la calle cortada, durante la entrada y salida de los alumnos también se producen aglomeraciones en el tramo peatonalizado. Y ello, pese a que se decidió cortar la calle precisamente para evitar multitudes y que alumnos y padres pudiesen guardar las distancias de seguridad en los momentos de mayor afluencia.
"A la entrada y, sobre todo, a la salida los padres forman corrillos y se quedan hablando mientras los niños juegan en la calle. Se ha convertido en un patio de recreo, cuando en realidad era para recoger a los niños manteniendo la distancia. Pero ni distancia, ni nada, todo lo contrario, se apelotonan", se queja este vecino.