Rusia, sobre el Estado Islámico: "La misión de EEUU y la OTAN en Afganistán ha fracasado"

EP | 28/07/2021

El Gobierno de Rusia ha alertado este miércoles de que el grupo yihadista Estado Islámico está reforzando sus posiciones en Afganistán con el envío de combatientes desde otros países, en medio de los avances territoriales de los talibán durante los últimos meses.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha mostrado su preocupación por el fortalecimiento de Estado Islámico en el país y ha incidido en que esta situación, junto a los avances de los talibán, implican que "la misión de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán ha fracasado".

Asimismo, ha destacado que la situación en el país "se está degradando rápidamente" y ha agregado que "está prácticamente fuera del control de las autoridades", según ha informado la agencia rusa de noticias Sputnik.

"Los talibán ya controlan la mayor parte del territorio" ha indicado, antes de argumentar que esto demuestra que no se está cumpliendo el acuerdo de paz firmado en febrero de 2020 entre Estados Unidos y el grupo insurgente, que incluye una retirada de tropas internacionales que concluirá en las próximas semanas.

En este sentido, ha atribuido este repunte de los combates a la "apresurada retirada" de las fuerzas estadounidenses y ha advertido sobre los intentos de Washington de establecer bases militares en otros países de la región, lo que podría aumentar la "inestabilidad".

Shoigu ha desvelado que Rusia está adoptando medidas para hacer frente a los intentos de trasladar milicianos desde Afganistán a otros países de Asia central, incluida una mejora de la disposición de combate de las tropas rusas en Tayikistán y Kirguistán.

"Damos asistencia a nuestros aliados y socios en Asia central mejorando sus Fuerzas Armadas y equipándolas con armas y material militar, además del entrenamiento de personal. Damos gran importancia al entrenamiento de tropas", ha argüido, según ha recogido la agencia rusa de noticias TASS.

Por último, ha incidido en que Moscú "acoge con beneplácito cualquier iniciativa internacional para promover una solución política al conflicto en Afganistán", en medio del estancamiento de las conversaciones de paz entre el Gobierno afgano y los talibán.

Los avances de los talibán, que se han hecho con zonas fronterizas con Pakistán, Tayikistán e Irán, han provocado el temor de que puedan aprovechar esta posición de fuerza en el proceso de paz, lanzado a raíz del acuerdo de paz firmado en febrero de 2020 entre los insurgentes y Estados Unidos.

CRÍTICAS DE PAKISTÁN

A las críticas a Estados Unidos se ha sumado el primer ministro paquistaní, Imran Jan, quien ha afirmado en una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense PBS que Washington "metió la pata en Afganistán" al impulsar "una solución militar cuando no la había".

"No sé cuál era el objetivo en Afgansitán, si era una construcción de una nación o la democracia o liberar a las mujeres. Fuera cual fuera la causa, lo que hicieron nunca iba a ser la solución", ha argüido, antes de agregar que "cuando finalmente decidieron que no había solución militar, el poder negociador de Estados Unidos y la OTAN estaba perdido".

En este sentido, ha argumentado que "cuando había 150.000 militares de la OTAN en Afganistán era el momento de buscar una solución política, pero redujeron las tropas a cerca de 10.000 y, cuando dieron una fecha de salida, los talibán pensaron que habían ganado".

"Por ello, es muy difícil ahora que se comprometan. Es muy difícil forzarles a una solución política, porque piensan que han ganado", ha señalado Jan, quien ha dicho que "la única solución buena" es un acuerdo político "inclusivo" que derive en un Gobierno "que incluya a todo tipo de facciones".

Así, ha recalcado que Islamabad reconocería a un Gobierno en el que estén integrados los talibán y ha argüido que "no hay mucho más que se pueda hacer, al margen de empujarles dentro de lo posible a un acuerdo político".

"Sólo podemos rezar para que el pueblo de Afganistán decida el Gobierno que quiere. Esperemos que eso sea lo que pase, que formen algún tipo de Gobierno inclusivo, pero depende de la gente de Afganistán. En lo que afecta a Pakistán, hemos hecho lo posible", ha apuntado.

"La peor situación en Afganistán sería una guerra civil prolongada. Desde el punto de vista de Pakistán, este es el peor escenario, porque generaría un problema de refugiados", ha sostenido, antes de recordar que el país acoge a tres millones de refugiados afganos. Asimismo, ha resaltado que esta guerra civil podría extenderse a Pakistán.

En otro orden de cosas, ha ensalzado el papel de Islamabad en la lucha contra el terrorismo y ha reiterado que "Pakistán no tuvo nada que ver" con los atentados del 11 de septiembre. "Cuando Pakistán decidió unirse a la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo este país fue devastado por la muerte de 70.000 paquistaníes y una pérdida de 150.000 millones de dólares (cerca de 127.000 millones de euros)", ha dicho.

Jan ha negado que Islamabad esté dando apoyo a los talibán y ha criticado que "Pakistán fue como un arma de alquiler" por parte de Estados Unidos en esta guerra contra el terrorismo. "Estados Unidos dice que nos pagó y nos dio ayuda y que por eso tenemos que combatir en esta llamada guerra contra el terrorismo", ha explicado.

CIRCUNSTANCIAS "SIN PRECEDENTES"

Por su parte, la enviada especial de Naciones Unidas para Afganistán, Deborah Lyons, ha reconocido que el país atraviesa "una serie de circunstancias sin precedentes" y ha manifestado que "el esfuerzo de transformación en marcha está en crisis".

Así, ha puntualizado que los avances de los talibán "son una causa de preocupación" y ha recordado que 18 millones de personas hacen frente a la necesidad de ayuda humanitaria, una cifra que duplica la registrada durante 2020 y que supone cerca de la mitad de la población.

"En un año en el que todo el mundo se comprometió a centrarse en las conversaciones de paz, las proyecciones muestran que, a menos que se reduzca la violencia, morirán más civiles afganos este año que en ningún otro año", ha dicho Lyons, quien ha enumerado las amenazas que suponen la sequía, las enfermedades, el hambre y el desplazamiento.

"Incluso los afganos que no hacen frente a estas amenazas inmediatas han empezado a vivir con miedo durante los últimos meses ante la posibilidad de que el Estado no sea capaz de defenderlos y ante la posibilidad de que un régimen talibán posiblemente represivo emerja y haga dar marcha atrás en los Derechos Humanos de los que han disfrutado", ha señalado.

Por ello, ha apostado por "hacer frente a la crisis humanitaria inmediata" y ha trasladado a los talibán que "hacen frente a responsabilidades" en las zonas que controlan. "El mundo está mirando de cerca cómo actúan, especialmente acerca de las poblaciones civiles, las mujeres y las minorías", ha manifestado.

"Los talibán ganaron una cierta legitimidad durante los últimos años a través de las negociaciones en Doha, pero es partiendo de la premisa de su compromiso con una negociación política con el Gobierno de Afganistán, un compromiso que su estrategia centrada en la batalla pone en duda", ha agregado.

De esta forma, ha alertado de que "si no hay movimientos en la mesa e negociaciones y los abusos de los Derechos Humanos y las atrocidades se suceden en los distritos que controlan, los talibán no serán vistos como un socio viable para la comunidad internacional".

"Ningún donante importante financiará la represión de las mujeres ni la discriminación de las minorías, el negar la educación a las niñas o los decretos de un Gobierno autoritario", ha argüido, antes de pedir a los líderes afganos que "decidan si quieren someter a Afganistán a otras generaciones de guerra o alcanzar compromisos políticos que permitan al país respirar de nuevo, descansar y reconstruirse".

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