Mil días de resistencia: Ucrania sigue firme frente a la invasión rusa
En cada hogar, cocina y taller de voluntarios, la población lucha por mantener viva la esperanza
EFE | 19/11/2024

Mil días después del inicio de la invasión rusa, los ucranianos mantienen su determinación de seguir luchando, pese a la creciente incertidumbre sobre el apoyo de sus aliados y a la presión militar intensificada por parte de Moscú.
En este contexto de guerra, la esperanza y el esfuerzo colectivo de un pueblo golpeado se mantienen vivos.
UNA VIDA MARCADA POR EL DESPLAZAMIENTO
Irina, de 62 años, originaria de Mariúpol, una ciudad costera destruida por los ataques rusos, es una de las muchas personas desplazadas.
Actualmente vive en Leópolis, en una pequeña habitación que alberga la antigua escuela de bellas artes de Mariúpol. Lo que más extraña es el mar. Para sobrellevar el dolor, se refugia en la pintura, plasmando en lienzos sus recuerdos y esperanzas.
Sin embargo, su sueño de regresar a Mariúpol parece cada vez más lejano. "Ahora que Trump ha ganado, puede obligarnos a ceder nuestros territorios ocupados. Si recorta la asistencia militar, ¿qué vamos a hacer?", se pregunta Irina, preocupada por las implicaciones políticas de la victoria del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.
Mientras Mariúpol siga bajo control ruso, el retorno es impensable para Irina. "Me detendrán de inmediato, me obligarán a hablar mal de Ucrania. Nunca lo haré", afirma. Su esposo, a pesar de tener 55 años, está dispuesto a unirse al Ejército. "Es la gente como yo la que tiene que luchar, no los jóvenes", asegura, según le cuenta Irina.
"Espero que la guerra termine, que Putin muera y que todos podamos regresar a casa", agrega, tratando de mantener la esperanza.
LA JUVENTUD Y EL VOLUNTARIADO
Teresa, una joven de 18 años, representa el espíritu de lucha de las nuevas generaciones. Estudia ingeniería de drones en una universidad local y, además, ayuda a su madre Oksana en la Cocina de Voluntarios de Leópolis.
Este espacio, fundado hace más de una década tras la anexión de Crimea y el inicio del conflicto en el Dombás, reúne a docenas de personas que preparan alimentos para los soldados en el frente.
El trabajo no está exento de dificultades. A menudo, los paquetes que envían no llegan a sus destinatarios porque han fallecido antes de recibirlos.
Sin embargo, la labor continúa sin pausa. "No tenemos derecho a rendirnos. Tenemos que mantenernos fuertes y unidos por nuestros seres queridos que están allí y tener fe en nuestra victoria", explica Natalia, una cocinera de unos 30 años.
Para Natalia, una victoria significaría el regreso de los soldados, incluidos aquellos en cautiverio ruso, y la recuperación de los territorios ocupados para que las personas puedan volver a vivir en paz.
Nadia, una jubilada que ayuda diariamente en la cocina, agradece el apoyo de los países extranjeros y pide que el mundo no abandone a Ucrania. "Pedimos al Señor y a todas las personas con conciencia que nos ayuden a derrotar este mal para que no se extienda por todo el mundo", enfatiza.
LA GUERRA COMO UN DESAFÍO GLOBAL
Petró, otro voluntario, comparte la visión de que esta guerra no es solo un problema de Ucrania, sino un desafío global. Mientras repara una máquina para deshidratar frutas que ha estado funcionando sin descanso, reflexiona sobre la situación.
"Para que la guerra termine, los ucranianos debemos esforzarnos más. Solo hay dos opciones: o estás en el Ejército o lo apoyas activamente", afirma.
Además, Petró subraya que, si los aliados de Kiev actuasen con firmeza y determinación, podrían derrotar a Rusia. "Rusia no es tan fuerte como quiere hacer creer a todos", asegura.
ESPERANZA Y RESILIENCIA
La resistencia ucraniana no se limita al frente de batalla. En cada hogar, cocina y taller de voluntarios, la población lucha por mantener viva la esperanza. Aunque el futuro es incierto y las adversidades parecen insuperables, los ucranianos permanecen unidos en su fe en la victoria y su deseo de recuperar una vida en paz. La determinación de este pueblo sigue siendo un ejemplo de resiliencia en medio de una guerra devastadora.