Diez años de guerra en Siria han dejado en la "pobreza absoluta" a casi 440.000 refugiados palestinos

EP | 14/03/2021

Convoy de ayuda de la UNRWA para desplazados de Yarmuk - UNRWA

La Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA), ha recordado este domingo, en la víspera de la conmemoración de los diez años de guerra en Siria, que nueve de cada diez refugiados palestinos en el país, del total de 438.000 estimados que residen allí, se encuentran en una situación de "pobreza absoluta" y necesitan obligatoriamente de ayuda humanitaria para sobrevivir.

A esto hay que añadir que el país se enfrenta a la pandemia de la COVID-19 con un sistema de salud pública gravemente afectado por el conflicto y con una infraestructura destruida, lamenta la organización, que ejemplifica la crisis de los refugiados con la situación en el campamento de Yarmuk, ahora mismo "totalmente destruido".

La UNRWA indica que, ya antes del inicio de la guerra, las personas refugiadas de Palestina en el país se enfrentaban a tasas de pobreza más elevadas que el resto de la población. Diez años después, las condiciones de vida están más deterioradas que nunca: a la crisis endémica se suman por el momento más de 16.000 casos de COVID-19 en Siria. Sin embargo, la capacidad de análisis en todo el país sigue siendo baja y se teme que el número de casos sea mucho mayor.

Además, los cierres y otras medidas restrictivas han reducido aún más el acceso a los medios de vida, en particular al empleo diario e informal. En julio de 2020, UNRWA evaluó el impacto socioeconómico de la COVID-19 en las personas refugiadas de Palestina en Siria, y descubrió que cerca del 80 por ciento había reducido el número de comidas o la cantidad de alimentos consumidos, y más del 90 por ciento estaba consumiendo alimentos que eran más baratos y menos nutritivos, desde marzo de 2020.

YARMUK, EPICENTRO DE LA TRAGEDIA

El campamento de Yarmuk, cerca de Damasco, ilustra la tragedia de la población de refugiados palestinos en Siria. Antes del comienzo del conflicto, en marzo de 2011, el campamento era el hogar de aproximadamente 160.000 personas refugiadas de Palestina, la comunidad de refugiados y refugiadas de Palestina más grande de Siria. Situado a ocho kilómetros de Damasco, tenía un valor simbólico para la diáspora.

En diciembre de 2012, estallaron feroces enfrentamientos en Yarmuk que causaron numerosas víctimas civiles, graves daños en las propiedades y el desplazamiento de miles de personas refugiadas. El campamento estuvo sitiado desde julio de 2013, lo que restringió drásticamente la entrada de bienes comerciales y humanitarios, miles de personas quedaron atrapadas en el campamento bajo asedio durante meses.

La violencia dejó a su paso miles de escombros. En el campamento, solo quedan esqueletos de edificios. Casi todos los edificios de UNRWA, 23 instalaciones, incluidas 16 escuelas, necesitan reparaciones importantes, y el 75 por ciento tiene que ser completamente reconstruidos.

Muchas familias han comenzado a regresar al campamento porque ya no pueden permitirse seguir pagando el precio de los alquileres fuera de la zona. Sin embargo, las condiciones de vida dentro de Yarmuk siguen siendo increíblemente difíciles, sin servicios básicos disponibles hasta hace muy poco. Desde septiembre, una clínica de salud móvil de UNRWA visita el campamento todos los miércoles para brindar servicios desde el patio de una de nuestras escuelas destruidas.

"Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando escuché que los servicios de la UNRWA se reanudaban en mi campamento. Cuando comenzó la guerra en Siria, sentí que cada bomba, cada explosión me quitaba algo de esperanza. Me sentí devastada cuando vi Yarmuk en ruinas", lamenta Jadrá Mohammad al Mawed, de 90 años, parte de una de las 430 familias que viven actualmente en el campamento.

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