Un estudio informa del nuevo equilibrio que tendrá que vivir la vegetación de sa Dragonera

Redacción | 10/11/2022

La vegetación en sa Dragonera se encuentra en dirección hacia un nuevo equilibrio nunca vivido antes. Así lo dictamina un estudio interdisciplinario elaborado por un equipo de investigadores del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), junto al Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y la Universidad de las Islas Baleares, que han evaluado la dinámica de la vegetación de las cuatro últimas décadas en la isla de sa Dragonera, en el noroeste de Mallorca. El estudio se ha publicado recientemente en la revista “Global Change Biology” y se ha realizado en el marco del proyecto RESILDRAG, que ha financiado la Fundación BBVA.

El estudio ha permitido comprobar cómo el estado de la vegetación está evolucionando de un matorral abierto a arbustos más densos y pinares. Según avisan los investigadores, este incremento en la densidad de la vegetación puede suponer una amenaza para algunas de las especies que habitan la isla, incluidos algunos endemismos y, a su vez, confirma estudios previos que habían encontrado efectos inesperados resultado de las acciones de gestión implementadas en las últimas décadas, incluida la erradicación de especies exóticas como las ratas.

Además, muestra la naturaleza transitoria de este pequeño ecosistema insular después de cuatro milenios de presencia humana y evidencia el rumbo actual hacia una dinámica de vegetación más controlada por interacciones ecológicas sin grandes herbívoros y omnívoros, por dinámicas de sequía y por la capacidad de carga de la isla.

Este pequeño ecosistema está habitado por diversas especies endémicas, tanto vegetales como animales, y depende de un complejo equilibrio que se ha visto alterado en varios momentos por la acción del hombre. Un ejemplo de estas perturbaciones es la extinción del Myotragus balearicus , una especie de cabra de dimensiones reducidas, y el Hypnomys morpheus , una especie de rata celda gigante. Estas especies habían habitado la isla durante más de 5 millones de años, pero desaparecieron rápidamente con la llegada de los humanos.

De la mano de los humanos, estas especies se vieron sustituidas por la cabra y la rata que, junto con la sobreexplotación forestal, condicionaron la dinámica de este ecosistema a lo largo de los cuatro milenios siguientes hasta que fueron erradicadas . Las cabras, en los años 70 del siglo pasado, y las ratas, en el 2011. Convirtieron a sa Dragonera en la isla mediterránea más grande de donde se habían erradicado las ratas.

NUEVA SITUACIÓN NUNCA ANTES VISTA

Esta nueva situación de sa Dragonera, sin sobreexplotación forestal y sin la presencia de grandes herbívoros (cabras) y omnívoros (ratas) que interfieran en las interacciones ecológicas, ha sido analizada por los investigadores mediante el uso de imágenes por satélite de la productividad de la vegetación del período 1984-2021 e inventarios históricos de plantas.

Según señalan los investigadores, la estabilidad del nuevo equilibrio dependerá de dos factores: en primer lugar, de la adaptación de las comunidades de vegetación mediterránea (desde plantas anuales hasta arbustos y árboles) para que sean resilientes en los incendios, en las sequías ya la fuerte estacionalidad climática, incluidos los eventos climáticos extremos. En segundo lugar, los investigadores destacan la relevancia de las acciones de conservación que tengan como objetivo evitar tanto la reintroducción de ratas como la ocurrencia de incendios y el control de plagas de insectos que afectan a los arbustos y árboles. En este escenario, el estudio destaca el reto de anticipar la dinámica de las poblaciones de los taxones más valiosos para su conservación, como lagartijas, pájaros, invertebrados y plantas endémicas.

Ante esta situación, los investigadores señalan que la gestión de la vegetación en sa Dragonera deberá tener en cuenta esta transición hacia una vegetación que saturará el espacio físico de la isla donde el suelo permita su crecimiento. En este escenario, la biodiversidad de espacios abiertos continuarán sufriendo una importante regresión. Sin medidas de gestión específicas, las comunidades vegetales quedarán controladas por interacciones ecológicas sin grandes herbívoros y omnívoros, por dinámicas de sequía y por la capacidad de carga de la isla. Quedará a decisión de los gestores si será necesario implementar acciones que permitan reducir la densidad de árboles y arbustos para poder retornar a la garriga abierta y, en consecuencia, aumentar la resiliencia del ecosistema.

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