Denuncian que las aguas tratadas de planta de hidrógeno de Lloseta se verterán sin control

La plataforma Reviure Tofla ha denunciado este sábado que las aguas tratadas por electrólisis en la planta de hidrógeno de Lloseta se verterán sin control en la red de alcantarillado o en el torrente sin que se haya estudiado su impacto, y critica una campaña de "maquillaje" en este proyecto.

La entidad ha acusado en un comunicado a la clase política de llevar a cabo una campaña de "greenwashing" o ecoimpostura con esta planta y de "engañar a la ciudadanía con este proyecto, que supone convertir Mallorca en un banco de pruebas energéticas con millones de fondos europeos públicos". Denuncian que se ocultan detalles de su funcionamiento como el consumo de agua, el vertido de las residuales, el consumo energético, el transporte con camiones, y su inyección en la red de gas.

Reviure Tofla ha manifestado su "estupefacción" por la segunda inauguración esta semana de la planta de hidrógeno de Lloseta, dos años y medio después del primer acto oficial de estreno. Cuestionan que en 2022 fuera calificado como proyecto pionero, "en dura competencia con otros lugares muy interesados", y ahora vuelva a serlo. Ante los "muchos aspectos oscuros" del proyecto, la plataforma ha presentado alegaciones a la que asegura que no ha obtenido respuesta y recupera los mismos argumentos que hace tres años para cuestionar el proyecto.

Reviure Tofla advierte de que el agua es un recurso imprescindible en la producción del hidrógeno para el proceso electrolítico, que debe ser de un alto grado de pureza para evitar la pérdida de eficiencia en el funcionamiento, y tiene un tratamiento previo de ósmosis. La extracción del agua se hará del Pou dels Mitjans, donde CemexX tiene una concesión, y se prevé que el consumo será de 15.000 metros cúbicos al año: 12.000 m³ para utilizar en el proceso de producción de hidrógeno y 3.000 m³ para consumo humano. La cantidad anual es similar al consumo de toda Lloseta durante un mes.

Además, generará 11.639 m³ de aguas residuales por año, que se verterán en la red municipal de Lloseta o en el torrente, un hecho sobre el que la plataforma advierte de que los estudios previos alertan de que si se vierte en la red puede colapsar la depuradora actual. En el caso de que viertan al torrente, no se ha hecho ningún estudio de la posible contaminación de los acuíferos de la comarca. Añaden que, para producir un kg de hidrógeno se consumirán 54,6 Kwh y 18 kg de agua.

Cuestionan los usos del hidrógeno producido que "están pocos claros, resultando excesivamente costos la producción", para 300 toneladas de hidrógeno para cinco autobuses de la EMT, un hotel y una terminal del puerto de Palma.

El transporte del hidrógeno de Lloseta se realizará con camiones trailer hasta el punto de inyección en Son Ferriol, pero tampoco se ha analizado el posible impacto en la red viaria y en la circulación, así como de la contaminación de CO2 generada por estos camiones de gasóleo.

Según la plataforma, la canalización del hidrógeno en la red de gas es poco rentable para la ciudadanía y la reducción efectiva de emisiones es nula, porque es tan pequeña, de un 2 %, que "supondrá en realidad un incremento de la factura del gas, medida en metros cúbicos, por un rendimiento inferior del producto consumido".

Advierten además de que, a medida que se incrementa el porcentaje de hidrógeno en el gas canalizado, baja el contenido calorífico, y por tanto es necesario aumentar el volumen del gas necesario para cubrir las mismas necesidades de energía. Además, a partir del 20 % de hidrógeno inyectado en el gasoducto supondría realizar adaptaciones en las instalaciones porque el hidrógeno altera el acero y provoca microfisuras que pueden generar fugas.

Cuestionan por tanto la supuesta 'verdor' del hidrógeno, porque la energía generada por las dos plantas fotovoltaicas de las que se habla en el proyecto, una en Lloseta y otra en Petra, no son de autoconsumo, sino que están conectadas a la red eléctrica general, de manera que la energía utilizada para generar el hidrógeno proviene de una conexión industrial a la red eléctrica común.