De Nigeria a Mallorca: la incansable lucha de Shella, madre coraje y campeona del mundo de halterofilia
La joven organiza junto con el deportista Sergi López una carrera solidaria en Manacor para recaudar fondos y conseguir una silla de ruedas para Anahí
Marina J. Ramos | 13/10/2024
La historia de Shella Badaseraye es uno de esos relatos que ayuda a ver la vida desde otra perspectiva y con los ojos un poco más llenos de esperanza. Inmigrante, madre coraje de una joven con discapacidad del 98%, atleta profesional y empresaria, ha aprendido a sobrellevar de la mejor manera posible los baches del camino, reinventándose las veces necesarias e hilando una historia que bien merece ser contada. En pocas semanas encabezará junto con el doctor y atleta Sergi López una carrera solidaria en Manacor para recaudar fondos con el objetivo de adquirir una silla de ruedas para Anahí. Aunque para entender la importancia de la causa, es preciso una recapitulación de lo que ha llevado a sus protagonistas hasta aquí.
Nacida en Nigeria, se mudó con su familia a Mallorca cuando tenía 12 años. Tocó reinventarse y adaptarse a un entorno completamente diferente, empezar de cero aún sin haber entrado de lleno ni siquiera en la adolescencia. La vida la llevó a quedarse embarazada recién cumplida la mayoría de edad y volver a construir una nueva realidad en otra ciudad, Sevilla, junto con la que era entonces su pareja y padre de su hija. Si con 19 años el reto de ser madre ya impone de por sí, el hecho de sufrir malos tratos y violencia de género por parte del padre de su niña, estando lejos de casa y de los suyos, no ayudó. Tampoco lo hizo el que a los 8 meses diagnosticaran a la pequeña Anahí con una discapacidad del 98% por una parálisis cerebral, fruto, asegura Sella convencida, de una negligencia médica durante el parto: "Fue horrible, una de las peores experiencias de mi vida, muy traumático”.DE TENER SOBREPESO A GANAR 43 MEDALLAS
En ese tiempo Shella había engordado mucho, tomando la comida como una vía de evasión y llegando a pesar cerca de 100 kilos . Apenas podía moverse y le costaba respirar, por lo que tuvo que pedir ayuda para poder socorrer a la pequeña Anahí cuando sufrió un ataque epiléptico que a punto estuvo de costarle la vida. “Entonces me prometí que nunca más volvería a pasar algo así, que tenía que adelgazar y ponerme bien físicamente por mí y por mi hija, por si volvía a ocurrir que no tuviera que verme en la situación de no poder ayudarla”. Y fue en ese momento, cuando la vida se le derrumbó un poco más, lo que propició la catarsis del gran cambio: tomó cartas en el asunto.
Tras el susto inicial y la falta de apoyo en Sevilla, regresó a Mallorca -en concreto, a Manacor-, "con 35 euros en el bolsillo" para reconstruir su vida y la de su pequeña. Ahí la recibieron en una casa de acogida, donde, además de tratamiento para Anahí, ella también pudo contar con ayuda psicológica. Y fue ahí, en ese momento, donde entró en cuestión el deporte, "para cuidarme y poder salir adelante".
Empezó a entrenar. Primero, cual novata con las máquinas del gimnasio, hasta que descubrió el CrossFit -distintos entrenamientos funcionales- y luego se centró en la halterofilia y en el powerlifting de modo que, poco a poco, además de perder peso fue enganchándose a la actividad física hasta que hace cuatro años decidió entrar en el mundo de las competiciones, convirtiéndose en atleta profesional "Poco a poco empecé a ganar vida, a tener vitalidad y ganas de luchar por mí y por la niña", rememora, orgullosa de aquella remontada, y añade: "Encontré un rato en el que podía ser Shella, ni la madre ni la trabajadora, solo yo".
Tras llegar a ser el año pasado campeona del mundo en el Master de Halterofilia -59 kgs 2023, Shella acaba de proclamarse hace unas semanas subcampeona de España en el campeonato nacional de halterofilia y powerlifting, tras levantar ella misma levantar 160 kilos en sentadillas, 95kg en press banca y 180kg en peso muerto. Los títulos que colecciona son más si cabe si se conoce la historia personal que esconden las 43 medallas que ha ganado en las competiciones.
Durante el proceso, se ha sacado el título de FP de Monitor de Actividades Deportivas y, ante la falta de conciliación entre su trabajo en la hostelería y el cuidado de su hija, decidió confiar en la vida y abrir con todos sus ahorros su propio gimnasio en Palma. El centro desprende un ambiente familiar: “El entreno tiene que ser un lugar que transmita tranquilidad, en el que puedas venir con tu hijo si no tienes donde dejarlo, que lo sientas casa”, apunta Shella. La mayoría de asistentes son mujeres, muchas de ellas madres, que cuando la situación lo requiere, pueden llevar a sus hijos al gimnasio. “He llegado a hacer clases con un bebé en brazos, pero no pasa nada y nos lo pasamos igual o mejor con los nenes".
LA SALUD MENTAL, EL KIT DE LA CUESTIÓN
Tras el reto y el redescubrimiento personal y profesional que ha supuesto el deporte para Shella, el nuevo objetivo que se dibuja en el horizonte son los estudios: tras un largo día al cargo de su propio gimnasio y del cuidado de su hija, dedica las noches a estudiar, preparándose para presentarse a la próxima convocatoria de las Pruebas de Acceso a la Universidad. ¿La meta? Estudiar la carrera de Psicología. "La Psicología es una rama que me acompaña desde que tenía 19 años, cuando tuve a la niña y me dijeron que tenía discapacidad, cuando sufrí malos tratos, cuando intenté suicidarme en dos ocasiones, cuando hace unos años tuve un segundo hijo y murió el mismo día del parto...La vida me ha llevado por caminos muy oscuros, en los que no sabía si iba a salir adelante. La psicología ha sido lo que me ha mantenido con vida, lo que me ha hecho aguantar y salir a flote".
UNA SILLA PARA ANAHÍ
Pese a la buena energía que desprende Shella, los problemas del día a día y sobre todo de los cuidados que requiere Anahí siguen ahí. El mayor rompecabezas de la familia es la silla de ruedas de la joven, ya degradada de su uso. Una nueva cuesta 9.000 euros, de los que el Estado financia 4.000. Para recaudar el restante, el también deportista y doctor Sergi López, amigo de Shella, ha organizado una carrera en Manacor los días 2 y 3 de noviembre, con cuyas inscripciones se pretende lograr los fondos suficientes para que la joven pueda disfrutar de una mejor calidad de vida. Un evento a medio camino entre el deporte, la solidaridad y la superación personal.