El cáncer de mama metastásico: una enfermedad muy agresiva de la que "existe esperanza"

El 12 por ciento de las mujeres con cáncer de mama tiene el triple negativo metastásico, más frecuente en mujeres jóvenes y negras o hispanas, que necesitan que la investigación repare en ellas para que mejore su calidad de vida y su supervivencia, que es del 12 % a los cinco años de ser detectado.

El doctor Aditya Bardia, oncólogo del Massachusetts General Hospital (MGH) y profesor asociado en Harvard Medical School, asegura en una entrevista que hay "esperanza" de que mejore la supervivencia y la calidad de vida de estas mujeres gracias a nuevos medicamentos que, en el caso de España, se han incorporado recientemente al Sistema Nacional de Salud.

Este oncólogo, que trabaja en la investigación avanzada, recuerda que el cáncer de mama no es una sola enfermedad, sino que hay diferentes subtipos, y de entre todos ellos el triple negativo es el más agresivo.

“Por lo general, afecta a las mujeres más jóvenes. Afecta a las minorías, incluidas las afroamericanas en los Estados Unidos, y está asociado con una biología agresiva”, explica en una entrevista en Madrid este oncólogo, que es uno de los grandes expertos en cáncer.

Desde el pasado diciembre, las pacientes con cáncer de mama triple negativo metastásico tienen a su disposición, financiada en el Servicio Nacional de Salud, una nueva opción terapéutica, Trodelvy sacituzumab govitecán, un medicamento en el que ha centrado la investigación el doctor Bardia.

Este investigador explica que antes la quimioterapia era el pilar del tratamiento para las mujeres con este cáncer de seno y no era muy eficaz.

“Generalmente funcionaba durante unos dos meses y estaba asociada con una toxicidad significativa, pérdida de cabello, problemas con neuropatía o entumecimiento y hormigueo en los brazos y los dedos, diarrea… Tenía muchos efectos secundarios”, explica el doctor.

Ahora, las nuevas terapias conjugan fármacos con anticuerpos y logran administrar quimioterapia selectivamente a la célula cancerosa.

“El objetivo es mejorar la supervivencia y la calidad de vida. A menudo, la calidad de vida se ve afectada debido a que los pacientes pueden tener enfermedades en el hígado o en los huesos que pueden causar molestias. A menudo, el mejor paliativo es el control de la enfermedad”, explica Bardia.

Con este medicamento, asegura, hay un mejor control que repercute en una mejora de la supervivencia, aunque, dice, “esto es un comienzo”, pero “aún tenemos que continuar y construir sobre el progreso”. Y para eso es esencial la investigación.

“Es fundamental que entendamos los fundamentos en términos de cómo el cáncer muta, evoluciona, cuáles son los puntos débiles del cáncer. Necesitamos una mejor comprensión de cómo crece el cáncer y luego podemos abordar eso con tratamientos innovadores y ensayos clínicos. Si entendemos al enemigo, entonces podemos combatirlo mejor”, apunta.

LA DETECCIÓN, LA MEJOR LUCHA

Incluso en un tipo de cáncer tan agresivo como este la detección temprana marca la diferencia. “Si se detecta el cáncer antes, la probabilidad de éxito es mayor. Las recomendaciones anteriores eran que si tiene 50 años o más, debe hacerse una mamografía, pero esto está cambiando. Algunos recomendarían ya que a los 45 años o a los 40 años se hicieran una mamografía cada año o cada dos años”, explica.

No obstante, estas recomendaciones deben personalizarse en función de si hay factores de riesgo o antecedentes familiares.

Bardia explica que los investigadores como él buscan que la humanidad tenga una vida más larga y más saludable y para eso lo principal es el control. “Y vuelvo al cáncer de mama: son mujeres que tienen hijos pequeños, que a menudo están trabajando. Si podemos controlar su enfermedad, pueden contribuir significativamente a la sociedad”, explica.

Y concluye con optimismo: "Hay esperanza de que podamos mejorar la supervivencia, hay esperanza de que podamos mejorar su calidad de vida, y existe la esperanza de que podamos prevenir potencialmente la enfermedad metastásica”.