Exigen la abolición de espectáculos con animales en Marineland
Redacción | 20/07/2022

Progreso en Verde condena la utilización de animales en los espectáculos de Marineland y que éstos sean tratados como los nuevos esclavos del siglo XXI para la diversión de las personas.
La formación política reclama en su hoja de ruta para poner fin al cautiverio de los animales, que se prohíban los espectáculos donde se utilicen animales: delfines, leones marinos, aves o recientemente pingüinos.
Los últimos animales obligados a hacer de "payasos" para divertir a los asistentes de la cárcel de cristal de Marineland han sido los pingüinos.
El partido ecoanimalista ha anunciado que presentará al Govern de les Illes Balears sus propuestas encaminadas a que Marineland deje de ser un circo y se convierta en un centro de recuperación de especies o un santuario.
Guillermo Amengual, presidente de la formación, califica de inmoral tener animales salvajes encerrados para lucrarse y que no importe su bienestar ni protección.
"Delfines en piscinas que son como peceras, donde apenas tienen libertad de movimientos, cuando en su hábitat natural recorren cientos de kilómetros. Leones marinos en recintos minúsculos muriéndose de pena, animales expuestos al sol sin protección, ruidos, estrés, ansiedad", ha apuntado Amengual.
El presidente ha indicado que el ser humano se siente "tan superior" que "decidimos apartar de su hábitat a animales salvajes o les privamos de tener esa libertad, por haber nacido en cautividad en algún momento de su vida o simplemente por dinero".
"Hasta ahora ningún partido político se ha posicionado abiertamente en Baleares en contra los espectáculos con animales. En Progreso en Verde lo tenemos claro, hay que liberar los animales de sus jaulas y poner fin a su cautiverio y explotación", declara Amengual.
La formación explica que muchas veces estos delfines provienen de la caza y captura de animales salvajes, que son secuestrados del mar para ser llevados a tanques y piscinas, encerrados de por vida, lejos de sus grupos familiares.
Otra parte de los ejemplares exhibidos en delfinarios provienen de la cría en cautividad, lo que no es motivo para "naturalizar" su estancia en estos recintos, pues son animales genéticamente diseñados para nadar a diario cientos de kilómetros, compartir con grandes cantidades de congéneres y vivir en libertad, señalan.
Además, tildan a los espectáculos con animales de "absurdos" y como una demostración más de que "los humanos creemos que podemos hacer cualquier cosa para divertirnos a costa de otros animales".
PROBLEMAS DE LA CAUTIVIDAD
Progreso en Verde recuerda los principales problemas de los delfines que viven en cautividad.
Uno de ellos es el espacio, pues los cetáceos tienen capacidad para nadar largas distancias, algo que no pueden hacer "ni en la piscina más grande del mundo", comentan desde la formación.
En España, el delfinario más profundo mide 10 metros -los delfines pueden sumergirse hasta los 90 metros-. En el resto de casos, los cetáceos deben conformarse con piscinas de entre 3 y 6 metros.
La forma -que suele ser ovalada- tampoco es la más adecuada para estos animales, que alcanzan grandes velocidades en línea recta y terminan nadando en círculos en las piscinas.
Por otra parte, suelen dividirse en grupos decididos por personas y puede darse el caso de que no sientan afinidad con el resto de animales y esto haga que algunos vivan aislados del resto.
Por supuesto en cuanto a la alimentación, los delfinarios no pueden proporcionar la misma variedad que les proporciona el océano, lo que provoca graves problemas en su salud. En algunos casos, incluso, deben ser suplementados con vitaminas para evitar que enfermen.
La vida en cautividad implica una dependencia absoluta por parte de los animales con las personas que los cuidan. Necesitan que alguien los alimente y les de la atención médica para poder sobrevivir.
"Es decir, el sometimiento a la voluntad de sus entrenadores es lo único que les mantiene con vida", afirmaban desde Progreso en Verde.
Finalmente, pueden darse las estereotipias, que son comportamientos repetitivos fruto de una situación permanente de estrés. Se les puede observar nadando siempre el mismo recorrido, mordiendo los salientes o los barrotes de la piscina. Además de ser un signo claro de que el animal no goza de buena salud mental, estos comportamientos pueden ocasionarles daños físicos añadidos como problemas dentales o digestivos.