El principal bloque parlamentario de Irak boicoteará la elección del presidente

EP | 05/02/2022

DPA

El principal bloque parlamentario de Irak, liderado por el destacado clérigo Muqtada al Sadr, ha anunciado este sábado que boicoteará la sesión del próximo lunes dedicada a elegir al presidente del país, considerada como un paso imprescindible para formar gobierno, así como la suspensión de sus conversaciones con el resto de partidos para configurar el próximo ejecutivo.

El líder del bloque saderista, Hasán al Adari, ha anunciado la decisión "según las directrices del líder del movimiento, Sayed Muqtada al Sadr", en declaraciones en rueda de prensa recogidas por la agencia oficial de noticias iraquí INA. Al Adari ha confirmado además que Al Sadr ha tomado la decisión de "suspender todas las negociaciones con los bloques políticos en cuanto a la formación del gobierno".

Las negociaciones de gobierno en Irak llevan semanas en punto muerto en buena medida por las tensiones derivadas del sistema político iraquí, el 'muhasasa', uno que reparte sus principales posiciones de liderazgo entre kurdos, chiíes y suníes. Los kurdos obtienen la Presidencia, los chiíes reciben el cargo de primer ministro y se deja en manos de un suní la Presidencia del Parlamento.

La nominación del futuro presidente ha ocupado la polémica de las últimas horas. El Partido Democrático del Kurdistán (KDP), al frente de la región semiautónoma iraquí, ha designado al exministro de Exteriores y de Finanzas Hoshyar Zebari, mientras que la Unión Patriótica de Kurdistán (PUK) ha nominado al actual presidente iraquí, Barham Salí, para el puesto.

Aunque el KDP se mostraba convencido de que su candidato Zebari contaba con el respaldo suficiente, Al Sadr sorprendió el viernes con un mensaje en el que avisaba que su apoyo al partido kurdo tenía un carácter condicional y que retiraría su respaldo a Zebari si no cumplía "con todos los requisitos".

A ello hay que añadir que Al Sadr se niega categóricamente a permitir que los partidos chiíes, respaldados por Irán y grandes derrotados de las elecciones legislativas de octubre, se incorporen al Ejecutivo iraquí, al menos con la influencia de años pasados. El mejor ejemplo de esta tensión es su rechazo a la presencia en el futuro gobierno de cualquier miembro de la coalición chií Estado de Derecho, que lidera el exprimer ministro Nuri al Maliki.

El clérigo se encuentra ahora en una encrucijada: impulsar un gobierno de mayoría liderado por su formación política con el respaldo de kurdos y suníes, o capitular ante las múltiples peticiones aparecidas desde varios partidos políticos iraquíes para volver a configurar un "gobierno nacional de unidad" en Irak, fórmula que según sus críticos, entre ellos los participantes de las multitudinarias manifestaciones populares de los últimos meses en el país, es absolutamente ingestionable.

Si Al Sadr logra formar un gobierno mayoritario con sus aliados suníes y kurdos, la primera consecuencia sería que Al Maliki y Fatá -- el bloque político chií al que pertenecen las milicias de las Fuerzas de Movilización Popular proiraníes -- podrían pasar a la oposición, en lo que supondría un golpe dramático al statu quo en el que ha vivido la política nacional del país en los últimos años, y entre amenazas de violencia si finalmente acaba ocurriendo tal escenario.

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