Del beso "no consentido" de Blancanieves a la eliminación de una mofeta por "normalizar la violación"

Esther Ballesteros | 22/05/2021

“[Los enanitos] tropezaron contra un arbusto y, como consecuencia de la sacudida, el trozo de manzana envenenada que Blancanieves aún conservaba en su garganta fue despedido hacia afuera. Poco después abrió los ojos, levantó la tapa del ataúd y se irguió, resucitada”. Con un desatragantamiento fue como los hermanos Grimm idearon en 1812 el 'renacimiento' de Blancanieves, un lance que, en 1937, Disney decidió sustituir por el beso de un príncipe. Más de ochenta años después del estreno de la cinta, el ósculo ha levantado la polvareda: un sector pide su eliminación porque no fue consentido.

Aunque, principalmente, la conocida como 'cultura de la cancelación' se ha popularizado en los últimos años como un movimiento de boicot contra personajes públicos y empresas que han incurrido en una conducta considerada ofensiva o reprochable, las críticas a este tipo de comportamientos alcanza ya al ámbito de la literatura, el arte, el cine y los dibujos animados. El de Blancanieves, primer largometraje de Disney -se estrenó en 1937-, es uno de los últimos casos en sumarse a la lista de obras del pasado juzgadas con los ojos del presente.

Si bien la propia compañía Disney, en su canal de televisión, ya había restringido para los más pequeños el acceso a títulos como Dumbo, Peter Pan o El libro de la Selva por incluir estereotipos "racistas" y representaciones culturales negativas, Blancanieves ha sido ahora la señalada. El motivo: el beso que el príncipe le da al final de la cinta no es un gesto consentido ni una muestra de amor verdadero, ya que ella se encuentra inconsciente en el momento en que lo recibe. Había sido envenenada por su madrastra.

La polémica suscitada, además de generar un acalorado debate en las redes entre los críticos y los defensores del filme, llevó incluso a uno de los creadores de Disney, Jim Shull, a saltar al ruedo para poner en valor el contenido de Blancanieves y el trabajo que supuso su creación: "Teniendo en cuenta el hecho de que los cambios culturales ocurren durante décadas, se debe reconocer que, en el contexto de la historia en la que se basa la película, el viaje es correcto. A la gente, por supuesto, se le permite que no le guste la historia, pero el equipo hizo un trabajo espectacular", aseveró.

La historia en torno al beso de Blancanieves y, en definitiva, la crítica hacia los besos "no consentidos" recuerda a un precedente real: el de la fotografía 'V-J Day in Times Square', de Alfred Eisenstaedt, que retrata a un marinero estadounidense besando a una joven mujer vestida de blanco en Times Square durante las celebraciones del Día de la Victoria sobre Japón, el 14 de agosto de 1945.

Más de sesenta años después, y pese a haberse convertido en una de las imágenes más icónicas -cuenta incluso con una escultura en bronce obra de John Seward Johnson II, que recrea a la misma pareja pero fotografiada desde otro ángulo por parte de Victor Jorgensen-, trascendió la polémica: en 2015, la revista 'Time' calificó el beso de agresión sexual después de que la mujer declarase que no había sido un beso sino "más un acto de júbilo para celebrar que no tenía que volver a combatir".

Apenas unas semanas antes de que las críticas recayeran sobre Blancanieves, la sombra de la cancelación sobrevoló sobre Dragon Ball: la televisión pública valenciana, À Punt, había decidido cancelar la emisión de la serie al considerarla machista y sexista por el tratamiento que reciben los personajes femeninos del anime. Un usuario de Twitter condensaba en apenas unas palabras la decepción que se había extendido entre numerosos usuarios: "Sí, tiene machismo. Empezó en 1984. Pero el arte no se borra: se analiza, se estudia. Se explica a las nuevas generaciones. La cultura de la cancelación nos hace pueriles, manejables, ignorantes e incapaces de afrontar nuestra historia. Tristeza".

Otro personaje animado que estuvo en el punto de mira a principios de este año fue Pepé Le Pew, la recordada mofeta de acento francés de 'Looney Tunes', creada en 1945. Los dibujos muestran al zorrillo siempre a la conquista de una gata que constantemente le rehúye, Penelope Kitty, una actitud que, según denunció el pasado mes de marzo un columnista de The New York Times, Charles M. Blow, "normaliza la cultura de la violación". Le Pew ha sido, de hecho, eliminado de la última entrega de la película Space Jam.

No sólo eso. En el mismo espacio, el periodista recriminaba sobre el ratón Speedy Gonzales cómo "sus amigos ayudaron a popularizar el estereotipo corrosivo de los mexicanos borrachos y letárgicos" y, en el caso de los dibujos 'Tom y Jerry', pedía revisar a un personaje secundario que cree estigmatizado, Mammy Two Shoes, "una criada negra corpulenta que hablaba con fuerte acento".

El mismo columnista critica, además, el hecho de que el cine del Oeste "describiese regularmente a los nativos americanos como salvajes agresivos y sedientos de sangre contra los que valientes hombres blancos se veían obligados a luchar" al tiempo que recuerda cómo, de pequeño, el Día de la Hispanidad "lo pasaba coloreando dibujos de un hombre blanco sonriente y feliz y sus tres barcos, sin saber que Colón era un esclavista brutal y un traficante de esclavos y que escribió en 1500 sobre mujeres y niñas esclavizadas".

Las críticas de Blow no tardaron en obtener respuesta. Gabriel Iglesias, doblador de Speedy Gonzales en la secuela de Space Jam, se expresaba en estos términos: "Soy la voz de Speedy Gonzales en el nuevo Space Jam. ¿Significa eso que también intentarán cancelar a Fluffy? No pueden atraparme. Soy el ratón mas rápido de todo México".

Precisamente, un personaje fundamental de la misma cinta ha sido rediseñado en aras a eliminar su "sexualización": Lola Bonny. "Estamos en 2021. Es importante reflejar la autenticidad de personajes femeninos fuertes y capaces. Hemos reelaborado muchas cosas, no solo su apariencia. Nos asegurarnos de que tuviera un longitud adecuada en sus pantalones y que fuera femenina sin ser cosificada. Preferimos cimentar su destreza atlética, sus habilidades de liderazgo y convertirla en un personaje tan completo como los demás", justificaba el director de la nueva Space Jam, Malcom D. Lee.

Frente a ello, numerosos fans de la famosa película recriminaban el cambio y, llevando a cabo una comparativa entre el personaje en 1996 y el actual, un usuario de Twitter afirmaba: "Para mí la mejor fue la mi época de 1996, no mirábamos la sexualidad sino la fuerza y el carácter que tenía. Una conejita rebelde".

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Comentarios

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  • Morgana - 25 de Mayo de 2021 a las 09:57
    Nos merecemos el meteorito!! por idiotas
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